La Voz de Galicia

Bevilacqua y Chamorro regresan al cine

A Coruña

Daniel Roldán Madrid / Colpisa

Quim Gutiérrez y Aura Garrido encarnan en «La niebla y la doncella» a los personajes de Lorenzo Silva

30 Aug 2017. Actualizado a las 05:00 h.

Quim Gutiérrez tenía un juego para matar el tiempo en los vuelos entre Madrid, Tenerife y La Gomera. Después de leer varios libros sobre el análisis policial y de cómo se resolvieron diferentes casos de asesinos en serie, el actor catalán observaba al pasaje para identificar gestos o datos que le desvelaran si una persona era soltera, casada, se dedicaba a un trabajo u otro. «Es una actividad inagotable. Pero es una forma que tienen de trabajar ellos», aclara. «Ellos» son los miembros de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, y más en concreto del grupo de homicidios. Los encargados de tratar con casos turbios -como el de Pioz (Guadalajara) de hace un año- y los inspiradores para que Lorenzo Silva escriba una saga de libros protagonizada por dos de sus miembros: Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro.

La niebla y la doncella es la tercera novela de la saga y también el tercer libro del escritor madrileño que se lleva a la gran pantalla. Se estrena este viernes. Andrés Koppel debuta en la dirección con esta cinta: «Hice el guion. Además no hay muchos thrillers que se desarrollen en Canarias. No había director y me preguntaron si quería dirigirla. Así que la película me encontró a mí más que al revés», explica el realizador canario, que ha desarrollado su vida profesional como guionista (Intacto, Real o Noche de Reyes). Quim Gutiérrez y Aura Garrido se convierten en Bevilacqua y Chamorro, la pareja de investigadores que debe aclarar un asesinato en La Gomera.

Un político local fue acusado, juzgado y absuelto de la muerte de un joven. Ahora, ellos, acompañados por la cabo Ruth Anglada (Verónica Echegui) deberán resolver el caso. Un trabajo que les llevará también a chocar entre ellos. «Anglada tiene carácter, no sigue las reglas. Es un poco víctima de sí misma y eso afecta a todos», explica Echegui. «Anglada para Bevilacqua supone un cambio importante. Él es alguien que lleva un divorcio a cuestas y tiene una vida social pobre pero es relativamente feliz. Tiene control sobre su vida. Pero con ella pierde un poco ese control que a él le da seguridad para investigar correctamente», explica Gutiérrez. «Los dejo con plena conciencia e intento entender qué quiere hacer el director, porque los va a hacer suyos, con su mirada. Solo espero que se respete el punto de partida», incide el escritor, un mero «observador», dice.


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