La Voz de Galicia

El Joaquín Vieta

Noia

Carmen Alborés

16 Dec 2020. Actualizado a las 05:00 h.

Un hermoso balandro recorre, sobre todo en verano, la ría de Muros y Noia. Este antiguo barco tiene una bonita historia detrás, sus maderas estuvieron sumergidas en el agua donde el dios Neptuno las custodiaba celosamente, maderas que habían sido escogidas y cortadas en la luna llena de enero. Este barco fue revendido y reformado para diferentes usos, y finalmente cayó desahuciado pasando a ser solo un despojo del mar. Antaño, en sus épocas de gloria, cuando surcaba nuestras aguas, muchos arroaces lo seguían, tal vez atraídos por el monótono canto de su motor. Si este barco nos hablase, nos diría los días de tormenta en que fue zarandeado por el viento hasta hacer crujir sus maderas, los días de bonanza en que fue acariciado por las olas, el sol y la suave brisa, días en que saludaba alegre a los barcos sancosmeiros, el carreto, las dornas o las gamelas al cruzarse con ellos en la ría.

Nos podría hablar de las antiguas conversaciones de los marineros, nos hablaría del fuerte olor a madera que lo impregnaba, del olor de los coloniales y mejillones que transportó, del olor a gasoil de su motor, del olor a caldo, vino y caldeirada que salían de su cocina. Tras ser recuperado, este balandro es al mar lo que un viejo Rolls Royce que, abandonado en un garaje, con su chapa y motor destartalado, fuese de repente restaurado y convertido en un flamante coche con una carrocería y asientos impecables, circulando majestuoso por la carretera y luciendo su pequeña figura femenina sobre el capó. Así de reluciente también navega hoy el Vieta, con sus velas desplegadas al viento y luciendo su hermoso mascarón de proa.

Ahora son los turistas quienes lo disfrutan, observan el paisaje y hablan en diferentes idiomas, huelen a protectores solares que se mezclan con el salobre del mar. Son una tripulación extraña para este antiguo balandro, que está feliz de cumplir con la misión para la que fue concebido: navegar.

Carmen Alborés. Outes.

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