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Arousa
Catoira estrena barco para convertir el desembarco en invasión y Cambados mima a los políticos más que a los bodegueros
05 Aug 2002. Actualizado a las 07:00 h.
Con prisa y sin pausa Lo hice. Les aseguro que lo hice. Conseguí estar casi al mismo tiempo en la Romería Vikinga y en el Albariño. Es un relato espeluznante el de mi viaje, así que me lo ahorro. Pero les digo que estuve por la mañana en el desembarco con toda la facha que se precisa. Luego tomé el cocherito, pasé por casa, me cambié de ropa (y menos mal) y dirección Cambados para participar en esa pedazo fiesta de la borrachera. Aunque el domingo es su día más civil y responsable. Barquito nuevo Catoira no es Normandía, pero ya tiene dos barcos. Cada año que pasa, el desembarco vikingo se va pareciendo más a una invasión. A una invasión marroquí, habría que decir, pero igual no está el horno para bollos. El barco lució lo suyo entre el clamor guerrero y algunas borracheras nocturnas que a la hora del desembarco comenzaban a parecercerse sospechosamente a las resacas curadas con alcohol. Tercio vinícola Cambio de tercio y me pongo en Cambados. Llego un poco tarde, claro. Pero me da tiempo a ver a Cristina Saavedra aguantando la conversación a Rajoy. La presentadora, a pesar de su blanco nuclear, no parece contenta. Quizá es que estaba sola o quizá no le gustó la compañía. Estaba como un poco triste. O quizá es que no bebió lo suficiente. Guapa se puede decir que estaba, pero no lucía tanto como en la televisión. Y yo, miserable, algo me alegro porque así puedo decir otra vez que la televisión pone guapa a la gente y el día que salga yo en ella, pues se verá lo que es bonito. Qué razón tienen Alguien se queja en Cambados, cerca de donde yo estoy sentada, de que la fiesta ofrece poco protagonismo a los bodegueros. Es verdad, mucho discurso, mucha capa, pero los que hacen el vino son los viticultores y los bodegueros. Bien les podían dar un poco más de foto cuando les entregan los premios. Bien podía ser que cuando alguien gana, gane de verdad. Para que vena que me preocupo, va la foto del vino que ganó este año, Torres de Cálogo, para más señas.