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Drogas, infidelidad, maltrato... Ryan O'Neal y Farrah Fawcett, el infierno de una relación tóxica

En los años 70, Farrah Fawcett fue la rubia más espectacular de Hollywood. Su participación en 1976 en Los ángeles de Charlie fue no solo un éxito sino un fenómeno sociológico. Pero su carrera se atascó. Como lo hizo su vida. Su relación tóxica durante 30 años con Ryan O‘Neal, que acaba de fallecer a los 82 años, la arrastró a un pozo sin fondo.

Por Judy Clarke

Sábado, 09 de Diciembre 2023

Tiempo de lectura: 8 min

Le he pedido que se case conmigo, y ella me ha dicho que sí». Ryan O’Neal, emocionado, en directo, en televisión, contaba en junio de 2009 cómo había redescubierto el amor con Farrah Fawcett, quien había sido su amante intermitente durante 30 años y entonces agonizaba de un cáncer que acabaría con su vida días después. El público, ávido de historias románticas, 'compró' la conmovedora versión y la prensa no escatimó en titulares. Esos mismos días, una periodista, Leslie Bennetts, pasaba horas con O'Neal y escuchaba comentarios que ni siquiera sus confesas adicciones hacen menos graves: «No olvides que trabajé en Love story; ya tengo experiencia en tratar con enfermas».

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El poster más vendido de todos los tiempos. Todas las chicas querían parecerse a ella. Su peinado era el más demandado del mundo. Todos los chicos colgaban su poster en bañador de las paredes. Del póster se vendieron 12 millones de copias, el más vendido de todos los tiempos. Pero la realidad no era equiparable a su sonrisa. La muerte de Farrah Fawcett, sucedida el 25 de junio de 2009, fue eclipsada por la de Michael Jackson, fallecido ese mismo día. Sin embargo, la historia de la actriz es, si cabe, más escabrosa que la del cantante.

No es, ni con mucho, lo más asombroso, que Bennetts tuvo que escuchar. «Cuando Farrah cumplió 60 años [en 2007, ella ya estaba muy enferma], celebramos una fiesta en casa. En un momento disparé un tiro a mi hijo», me dijo O’Neal con naturalidad, como si la cosa no tuviera nada de extraordinaria. «Podría haberle dado, pero no le di. Farrah estaba en la cama y podía oírlo todo: las peleas, los gritos, los disparos... ¡Bienvenida al hogar de los O’Neal!».

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El misterio: ¿Por qué dejó 'Los ángeles de Charlie'?Su papel en Los ángeles de Charlie en 1976 fue un éxito fulgurante. Y sin embargo, después de una única temporada, Fawcett dejó la serie. Pidió más dinero (cobraba la mitad que Kate Jackson) pero, aunque le hicieron varias ofertas, no aceptó ninguna. Su inexplicable marcha supuso un golpe para su carrera profesional porque los productores empezaron a desconfiar de su volubilidad.

Cierto que el actor alternaba estos desafortunados comentarios con lágrimas y pasaba con 'artificial' facilidad por todo tipo de estados de ánimo. Aunque le quitaba importancia a sus adicciones –nunca ocultó que consumiese drogas y alcohol–, sin duda marcó su vida y la de quienes lo rodearon, especialmente la de Farrah, su pareja más estable a pesar de sus vaivenes, y la de sus cuatro hijos, que tuvo con tres madres distintas.

O'Neal no tuvo reparo en confesar sus infidelidades a Farrah, con quien convivió 18 años. Pero el episodio más sonoro y definitivo tuvo lugar en 1997, cuando Fawcett pilló a O'Neal con Leslie Stefanson, una actriz de 25 años, el día de San Valentín. «Fue horroroso –recuerda Ryan en Vanity Fair–. No esperaba que se presentase en casa ese día. Leslie se escondió bajo el edredón. Pensé que Farrah iba a pegarle, pero se limitó a decir: '¿Cómo te llamas?'. Y se fue».

En el 60 cumpleaños de Farrah, Ryan O'Neal le disparó a su hijo Griffin, quien, a su vez, estuvo implicado en la muerte del hijo de Francis Ford Coppola

El hijo al que disparó Ryan O'Neal era Griffin, fruto de su primer matrimonio y con el que mantiene un encarnizado enfrentamiento. Es él quien más claro ha sido sobre los abusos de su padre y el que más ha cuestionado el verdadero amor por Farrah. Ha detallado infidelidades y agresiones. «Mi padre me obligó a tomar cocaína por primera vez cuando tenía 11 años». Así de tajante es al hablar del «psicópata» de O’Neal.

Griffin, a su vez, también tiene un historial. Consumidor de drogas, ha sido detenido por varios delitos, que incluyen la tenencia ilícita de armas, pero su falta más grave tuvo lugar en 1986, cuando estaba al volante de una lancha rápida bajo los efectos de las drogas y el alcohol y se produjo un accidente que acabó con la vida de su amigo Giancarlo, hijo de Francis Ford Coppola. Griffin fue absuelto de homicidio, pero condenado por conducción temeraria.

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La denuncia de Tatum. A los diez años, Tatum, hija de Ryan O'Neal, se convirtió en la actriz más joven en ganar un Oscar. Luego se hundió en las drogas. Según Tatum, su padre la maltrató psicológicamente y sedujo a su amiga Melanie Griffith (juntos en la foto). Por si fuera poco, asegura que un camello de su padre abusó de ella. Ya adulta, se hizo adicta a la heroína y perdió la custodia de sus tres hijos con John McEnroe. En 2008 fue detenida mientras compraba crack. En 2020 fue ingresada en un psiquiátrico tras un intento de suicidio.

Griffin es hermano de Tatum, la hija más famosa de O'Neal por ganar un Oscar con diez años, casarse con el tenista John McEnroe y perderse en el mundo de la heroína poco después. El siguiente vástago de O'Neal, Patrick, fruto de su segundo matrimonio con Leigh Taylor-Young, ministra de una secta llamada Movimiento para el Conocimiento Interior, parece haber tenido una vida más normal. Presenta un programa deportivo y le va bien, aunque Ryan aseguraba que «es una persona desagradable». Con el único de sus hijos que hablaba es, de hecho, con Redmond, el menor, de 30 años, el que tuvo con Farrah y que ha pasado por la cárcel en varias ocasiones por posesión de narcóticos y por robo a mano armada.

Si la relación con sus hijos era así, no es difícil imaginar cómo es y, sobre todo, cómo fue con sus mujeres. Cuando O'Neal conoció a Fawcett era una celebridad, el Brad Pitt de los 70. Comenzó en una exitosa serie de televisión, Peyton Place, pero se convirtió en una estrella en 1970 con Love story, un drama romántico con final trágico. Su carrera a partir de ahí debería haber sido fulgurante y, sin embargo, no fue a ningún lado, en gran parte, por su insoportable carácter derivado del consumo de drogas.

O'Neal ya había pasado por dos matrimonios cuando en 1979 su amigo el actor Lee Majors, casado con Farrah Fawcett, le pidió que, como él iba a estar fuera rodando una película, sacase a su mujer a cenar para que no se aburriese. Una temeridad tratándose de un seductor como O'Neal que ya había conquistado a Diana Ross o Barbra Streisand. El matrimonio Fawcett-Majors no sobrevivió a aquella primera cita.

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El escándalo. En 2008 O’Neal fue detenido con su hijo Redmond, de 24 años, por tenencia de drogas tras un registro sorpresa. «No era mía. Pero cuando la bofia se presentó en casa de madrugada, con Farrah allí, tampoco iba a decir: '¡Eh, que todo eso es de mi hijo!'». En la cárcel, a Redmond lo volvieron a pillar con heroína y lo volvieron a detener. Asistió al entierro de su madre con grilletes.

La texana Farrah Fawcett era entonces la rubia más espectacular del cine de Hollywood. Su participación en 1976 en Los ángeles de Charlie es uno de los fenómenos sociológicos más impresionantes generados por la pequeña pantalla. Sin embargo, su carrera también se atascó. Tras su marcha de la serie, logró algunos éxitos en el cine, pero a mediados de los 80 ya no pasaba de trabajar en miniseries de televisión y empezó a deprimirse.

Farrah expuso su enfermedad, un cáncer de ano con metástasis en el hígado, en un documental que la mostraba gimiendo, vomitando y perdiendo su mítica cabellera

En 1985 nació su hijo Redmond, lo que debería haberla equilibrado, pero no lo hizo. El chico comenzó muy joven a tener problemas adictivos –según Farrah, por su trato con Griffin, el hijo de O'Neal; según Griffin, por la permisividad de su padre, que incluso le abastecía de estupefacientes– y acabó pasando de internados a centros de desintoxicación y de ahí, a la cárcel.

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Los trastornos: la caída del ángel. El distanciamiento de O'Neal a mediados de los 90 fue devastador para ella. Además de comenzar una serie de desafortunadas intervenciones estéticas, a los 48 años apareció desnuda en Playboy y protagonizó un vídeo en el que llorando confesaba: «No me gusta mi cuerpo. Odio mi pelo». Remató la humillación con una aparición incoherente en televisión, probablemente drogada.

Con los años, la situación empeoró. Eran conocidas las continuas peleas de la pareja, pero su separación definitiva en 1997 hundió a Fawcett, aunque en breve inició otra relación, con el productor James Orr, que acabó en los tribunales. Orr fue condenado por agredir a Farrah, aunque el juez reconocía que ella lo había atacado previamente con un bate de béisbol.

El panorama cambió cuando a O'Neal le diagnosticaron una leucemia, en 2001. Pese a todo, Farrah volvió a su lado. La enfermedad de él, vino a coincidir con el cáncer de Fawcett; el de ella, de ano con metástasis en el hígado, resultó mucho peor. Al principio, Fawcett grabó algunas visitas a los médicos con una cámara para su uso personal, pero la actriz, que estaba convencida de que lo superaría, pensó que su experiencia podría servir a otros enfermos. Así nació el documental Farrah’s story, el diario de su lucha contra el cáncer, que la NBC emitió poco antes de su muerte con un arrollador éxito de audiencia.

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La sorpresa: el testamento esperado. «Tiene un montón de dinero. Estamos averiguando cuánto –decía, medio en broma, medio en serio, O'Neal semanas antes de la muerte de Farrah–. Yo diría que tiene unos 25 millones en ahorros y propiedades. ¿Cuál es la combinación de la caja fuerte?» Griffin no cree que fuese broma. «Mi padre es un buitre. Sólo le interesaba que su nombre saliera en el testamento.» No salió. Farrah le dejó todo a su hijo Redmond. Eso sí, se le da sólo una asignación mensual para que no lo gaste todo en drogas.

Fawcett apareció en la televisión vomitando, gimiendo y perdiendo la cabellera cuando, a los 62 años, se moría sin remedio. Precisamente sobre la pérdida de su espléndido pelo hablaba O'Neal en una de las muchas entrevistas que ha concedido desde que ella enfermó y confesaba que se había quedado con él cuando se lo cortó durante la quimioterapia. Su hijo Griffin, sin embargo, no ve en ese gesto nada sentimental y asegura que el pelo de Farrah acabará subastado al mejor postor.

Durante su entierro, Ryan O'Neal, en primera fila, ayudó a portar el ataúd y la prensa lo describió como «abrumado por el dolor». Quizá, pero una anécdota que él mismo relata resulta más que reveladora. «Tras dejar el féretro, una rubia vino y me abrazó –cuenta Ryan–. Le dije que necesitaba un trago y le pregunté si tenía coche. Ella exclamó: '¡Pero, papá! ¡Soy yo, Tatum!'. Ya lo ve, yo estaba tonteando con una especie de sueca desconocida, y resultó que era mi hija... No me diga que no es horroroso».