Cuatro jóvenes de Pontevedra, Meis, Ribadumia y Caldas trabajan desde hace años en la catedral. «Es algo único, vibrante, te da mucha energía», confiesa Emilio
Cuatro jóvenes de Pontevedra, Meis, Ribadumia y Caldas trabajan desde hace años en la catedral. «Es algo único, vibrante, te da mucha energía», confiesa Emilio