Cuando la previsión meteorológica era solo la despedida del telediario, no las tesis doctorales emitidas ahora por pantalla que surcan «pantanos barométricos», diseñan una «configuración de calor», desafían «vórtices polares» y sufren «reventones cálidos»», todo se fiaba al anticiclón de las Azores que Mariano Medina llevó a la fama. En sus pronósticos, raramente se mojaba, pero a su modo aventuró el cambio climático.
Jesus Flores