La Audiencia da por probadas las condiciones insalubres en las que vivía el animal pero no les otorga relevancia penal porque sus dueños vivían de manera similar
Vivían en condiciones extremadamente duras, según recoge el escrito: «libraban» una vez por semana y si tenían la regla podían descansar el primer día; el resto debían usar esponjas vaginales que compraban en el propio club por dos euros
A mayores, se le han impuesto diez años de libertad vigilada, 15.000 euros de indemnización y la prohibición de contacto con la víctima que, cuando empezaron los abusos, tenía once años