Día clave con la declaración de Francisco José Garzón Amo, el maquinista en el accidente de Angrois
06 oct 2022 . Actualizado a las 10:58 h.La declaración del maquinista del Alvia acusado por el accidente de Angrois ha sido mucho más corta de lo que se preveía. Ha decidido contestar únicamente a las preguntas de su abogado, que ha centrado su defensa en destacar que Francisco José Garzón no recibió formación específica sobre la circulación con alta velocidad en la línea Santiago-Ourense. También en que no existía señalización suficiente y ha explicado que la llamada de teléfono que recibió era algo habitual porque el móvil era corporativo y estaba obligado a responder a las llamadas de trabajo.
Garzón, que se ha emocionado en algunos momentos y no ha podido contener las lágrimas, ha reiterado su petición de perdón a las víctimas, pero ha vuelto a señalar que la responsabilidad fue de la falta de medidas de seguridad en una curva que era peligrosa y que él ya lo había advertido. «Frené, pero fue imposible», dijo. También sostuvo con rotundidad que con las medidas que se implementaron tras la tragedia, el accidente no se habría producido aunque él hiciese lo mismo que aquella tarde del 24 de julio del 2013.
El otro acusado, el exdirector de Seguridad del ADIF, Andrés Cortabitarte, no ha querido declarar hoy y su abogado le ha excusado diciendo que aún se está recuperando del incidente de ayer, cuando el padre de una joven fallecida en el descarrilamiento le dio un manotazo. Lo hará el jueves día 13 a las 9.30 horas.
La jueza admite la petición del exdirectivo del ADIF y como había fechas reservadas la señala que viene, por lo que Andrés Cortabitarte declarará el jueves día 13 a las 9.30 horas. La vista se suspende hasta ese momento.
El abogado del exdirector de Seguridad del ADIF, Andrés Cortabitarte, pide declarar no hoy, sino la semana que viene porque aún no se ha recuperado del incidente de ayer en el que recibió el manotazo de un familiar de una víctima.
Tanto la abogacía del Estado como la Fiscalía pide que se incluyan las declaraciones que hizo Garzón en fase de instrucción al no querer contestar en la sala nada más que su abogado. La jueza entiende que no es necesario porque el acusado ha declarado pero está en su derecho de contestar solo a su abogado.
Sin poder contener las lágrimas, el maquinista señala que fue un accidente y que él no pudo hacer nada, pero que reitera su petición de perdón. «Pido a las víctimas que me perdonen».
Otra vez entre lágrimas, Garzón explica que con las medidas que se implementaron tras el accidente, si él hubiese hecho lo mismo, no se habría producido el descarrilamiento.
El maquinista asegura que la curva de A Grandeira, en Angrois, era peligrosa y que ya lo había advertido porque la línea era monótona, con muchos viaductos y túneles y que era fácil perder la conciencia del lugar por el que se iba y que no había ninguna señal que avisase de que había que reducir la velocidad de forma escalonada antes de llegar a la curva.
Garzón asegura que no había ninguna baliza que limitase la velocidad y que, al ir en vía libre, todo le indicaba que podía seguir con normalidad. También relata que la curva no se veía, que antes de la curva no hay señal de limitación de velocidad antes de la curva, «solo sobre la misma curva, por lo que no me dio tiempo a frenar, es imposible pasar de 200 a 80, frené, pero fue imposible.
Garzón asegura que la llamada, aunque normal, le desubicó y pensó que estaba en la curva anterior, por lo que solo atendió las señales de la vía.
No había ningún documento que distinguiera llamadas urgentes de no urgentes, solo de servicio o particulares. La que recibió era de servicio, del interventor. «Es obligatorio contestar».
Garzón explica que cuentan con teléfonos corporativos y que es una herramienta de trabajo más para comunicarse con los mandos. Señala que no había ningún protocolo sobre el uso de las comunicaciones.
Francisco José Garzón asegura que los maquinistas no saben a la velocidad a la que circulan y que tienen que ir al máximo para cumplir el horario. «Tenemos que circular al máximo siempre que haya un retraso», afirna. Explica que los sistemas de seguridad son los que le avisan del exceso de velocidad, pero que antes de llegar a la curva de Angrois nada le avisó. «No había ninguna señal hasta la curva», afirma.
El abogado de Francisco José Garzón se está centrando en atacar la tesis del primer fiscal del caso, Antonio Roma, que dijo que la conducción del maquinista ya había sido desatenta antes del accidente. Explica que la línea tiene una zona con bajada de tensión y que hubo otro incidente con el sistema «hombre muerto» ajena a él.
El maquinista dice que fue «criminal» que le sacaran del hospital para ir al calabozo con tres costillas rotas y un neumotórax. Asegura que no estaba en condiciones físicas ni psíquicas para prestar declaración y su abogado sostiene que fue el ministro del Interior el que le quería detenido porque lo iba a anunciar en su rueda de prensa.
Garzón, muy nervioso, tiene que parar la declaración porque se le saltan las lágrimas al recordar el día del accidente. El abogado lee el parte de lesiones que sufrió y relata que las heridas le impedían tumbarse y tuvo que pasar sentado la rehabilitación. También relata que pasó toda la noche sentado en el calabozo en Santiago.
El maquinista explica que solo hizo formación por la vía 2 de la línea Santiago-Ourense, no por la vía 1, donde se produjo el accidente.
El acusado por el accidente de Angrois se sienta en el banquillo nueve años después de la tragedia. Anuncia que solo contestará a su abogado.
Tras el incidente de ayer con el manotazo al exdirectivo del ADIF por parte del padre de una víctima del accidente, la Policía Nacional ha reforzado el dispostivo de seguridad y el paseíllo del acceso principal ha quedado reservado para los acusados para evitar que se crucen con los familiares de los fallecidos.