Barritas de avena, miel y chocolate
La alternativa perfecta a las que venden en el supermercado ultraprocesadas; te sacarán de cualquier apuro para picar entre horas
Son un snack sano y, puede decirse que ligero, ideal para picar entre horas. Sólo llevan miel, nada de azúcar y la combinación con arándanos y chocolate ¡es riquísima! Podéis sustituir o añadir ingredientes a vuestro antojo, manteniendo la proporción de aceite, copos de avena y miel.
Me decidí por estas barritas porque una amiga me comentó que sus hijos devoraban las barritas energéticas que venden en el supermercado. Esas barritas están muy ricas pero a saber lo que llevan y no son precisamente baratas. Así que me puse manos a la obra, porque lo complicado es conseguir que las barritas queden compactas y no se rompan al cortarlas. Con la cantidad que indico de miel, y respetando que enfríen del todo, las cortaréis sin problemas (aunque algún trocito siempre se escapará).
- 250 gr de copos de avena
- 50 gr de coco rallado
- 120 ml de miel
- 40 ml de aceite de coco o aceite de girasol
- 50 gr de arándanos deshidratados
- 100 gr de chocolate 70%
Precalentamos el horno a 160º, calor arriba y abajo.
En un bol amplio vertemos juntos todos los ingredientes, dejando para el final la miel y el aceite, y removemos bien la mezcla. Al principio costará un poco.
Vertemos la mezcla en un molde engrasado.
Es importante repartir bien la mezcla y prensar muy bien con ayuda de una espátula, si tenéis un rodillo genial. Horneamos 20 minutos, o hasta que lo veamos dorado, a 160 grados.
Sacamos del horno y es importantísimo no ser impaciente y dejar que enfríe del todo. Como tiempo estimado podemos calcular algo más de una hora para que al cortar ni se rompan ni se deshagan.
Calentamos el chocolate en intervalos de 30 segundos en el microondas, removemos bien y mojamos cada una de las barritas dejándolas sobre papel de horno.
Dejaremos que solidifique el chocolate en la nevera y listas para comer o las guardamos en un tupper hermético en la nevera y ya las tenemos listas para comer. Por cierto, es mejor consumirlas en las siguientes 24 horas porque se humedecen con el paso de las horas.
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