50 años de Soltour. El turoperador referente en España ha celebrado su medio siglo de vida en el Caribe mexicano, un destino que ha marcado el rumbo de la compañía, y que es mucho más que sol y playa
30 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En 1975, Cancún era poco más que una franja de selva y arena blanca conectada por un camino de tierra. Hoy, medio siglo después, los aviones aterrizan cada cinco minutos y los hoteles se alinean como una muralla frente al mar turquesa. Entre ambos paisajes cabe toda la historia moderna del turismo en el Caribe mexicano. En esa transformación tuvo mucho que ver Pablo Piñero (Murcia, 1945-2017), un visionario que puso todo su empeño en crear la gran empresa turística familiar que hoy es el Grupo Piñero, que tuvo su origen en una agencia de viajes familiar en Murcia y que es la matriz de Bahía Príncipe Hotels & Resort y Viajes Soltour. Hace tan solo unos días la compañía celebró su 50 aniversario con un Mega Fam Trip que refuerza su alianza con el Caribe mexicano. Durante una semana más de cien participantes —entre agencias de viajes colaboradoras y medios de comunicación nacionales e internacionales— recorrieron el estado de Quintana Roo para conocer de primera mano la diversidad de su oferta turística y la apuesta estratégica de Soltour en la región, un destino que, sin duda, ha marcado su historia.
Una historia que la actual CEO, Encarna Piñero, una de las tres hijas del fundador, repasó durante el acto inaugural, en el que también estuvo presente la gobernadora del estado, Mara Lezama. «Hace medio siglo, mi padre, don Pablo, emprendió un sueño: conectar personas con destinos únicos a través de Soltour. Aquel primer paso, en 1975, fue el inicio de una gran aventura que con el tiempo nos permitió evolucionar hasta convertirnos en el grupo turístico internacional, diversificado y comprometido con el desarrollo sostenible. Esta visión se consolidó bajo una sólida estructura, que hoy en día engloba cuatro divisiones de negocio: hoteles, con nuestra marca Bahía Príncipe, que opera en cuatro países; real state y golf; viajes, donde Soltour sigue siendo un referente; y la más pequeña, pero con un futuro prometedor, la movilidad, con una apuesta para que sea eléctrica y sostenible». «Lo más bonito es lo que estamos vendiendo, que son ilusiones», dijo Isabel García Lorca, cofundadora y actual presidenta del Grupo Piñero.
Que la celebración haya tenido lugar en este enclave paradisíaco no es casualidad. «Es profundamente simbólico. Este destino ha estado en el corazón de nuestra compañía desde hace casi tres décadas y representa como pocos la esencia de lo que somos: un turoperador que apuesta por los destinos estratégicos, que trabaja de la mano de las agencias y que busca ofrecer experiencias únicas y memorables a los viajeros», añadió Luís Santos, director comercial de Soltour en España y Portugal.
Porque el Caribe mexicano no se entiende solo desde la hamaca. Detrás de las playas hay comunidades mayas, como la de Dos Palmas, que pudimos visitar, ubicada a unos 20 minutos de Tulum en la que viven alrededor de 25 personas que conservan su lengua, tradiciones y rituales ancestrales. Conocimos de primera mano su cultura a través de la ceremonia en el temazcal, un baño de vapor que sirve para purificar el cuerpo y el alma. Allí mismo, sin salir del recinto, nos bañamos en un cenote semiabierto —solo en la península de Yucatán hay 10.000— con sus aguas cristalinas (y frías).
La riqueza natural y cultural de Quintana Roo queda patente en las numerosas actividades que permiten descubrir su historia, su gastronomía y sus paisajes únicos, como la isla Contoy, a la que solo se puede acceder a través de excursiones organizadas — un máximo de 200 personas a la vez—, y que tuvimos la suerte de poder visitar. Un cayo completamente virgen, y apenas explotado por el hombre, que es uno de los 67 parques nacionales protegidos de México y el santuario de aves más importantes del Caribe mexicano. Otro sinónimo de paisaje natural de ensueño es la Laguna de los 7 colores de Bacalar. Pues tiene siete tonalidades de azul según la profundidad. Recorrerla en barco fue una experiencia única que nos hizo regresar felices en el tren Maya al hotel.
Durante también esta semana visitamos el Parque del Jaguar, una gran extensión de 2.900 hectáreas de exuberante selva y hermosas playas, justo al lado de las famosas ruinas de Tulum, que en maya significa «muralla», y que entre los siglos XIII y XVI fue unas de las ciudades más impresionantes de la civilización maya.
EL TRABAJO DE ECOBAHÍA
A escasos metros, en el corazón de la zona hotelera de Tulum, se encuentra el Taboo Beach Club, una magnífica opción para reponer fuerzas. Una carta mediterránea para disfrutar de suculentos platos, entre los que destaca el pulpo a la brasa o el entrecot a la parrilla, con el azul del Caribe de fondo. Después de comer, un baño en la playa antes de regresar al Bahía Príncipe Grand Tulum — un hotel referente del Caribe, perfecto para disfrutar de unos días en familia con todas las comodidades, y que acogió esta celebración tan especial— para conocer el trabajo de la Fundación EcoBahía, que llevan 20 años cuidando la naturaleza que les rodea. Es la parte de «no negocio» del grupo, y tiene el único objetivo devolver a los destinos todo lo que «ellos les dan», y por ello, se encargan de que los recursos que existen sigan proliferando a través de cuatro áreas: programas marítimo-costeros; monitoreo y protección de la fauna; conservación de áreas naturales y educación ambiental.
Uno de ellos es el de protección y conservación de la tortuga marina. Al ver la cantidad que llegaban a sus costas, decidieron hacer algo para protegerlas, porque las cuatro especies que alcanzaban la playa de Aventuras Dif todas estaban en peligro de extinción. «Solo dos de cada mil crías que entran al mar llegan a ser adultas», señala Itan Ramos, responsable del programa. Además, una de ellas, la caguama, solo elige Quintana Roo para desovar, por ello, desde Ecobahía trabajan día y noche para proteger la anidación, que ocurre entre mayo y octubre, y que se prolonga durante 45-60 días. Así, el equipo nocturno de 11 personas recorre el arenal desde las ocho de la tarde hasta que amanece, y aquellos nidos que corren peligro los trasladan a una zona segura, al corral de incubación, y cuando rompen los huevos, que suelen poner a metro y medio de profundidad, en apenas unas horas ya están listas para adentrarse en el mar. Las liberan cada noche, en la más estricta oscuridad, para que se guíen únicamente por la luz del horizonte. Cuenta Itan que hay tortugas que llevan casi 20 años escogiendo la misma playa para desovar —lo saben porque cada vez que llegan las marcan—, algo que hacen cada dos años, y tienen una esperanza de vida media de 80 años. En total, han liberado a más de dos millones de tortuguitas. Además, también trabajan para conservar una especie de mariposa amenazada, la monarca, que cada año vuela desde Estados Unidos y Canadá hasta un bosque pequeño de México para pasar el invierno.
«No podemos perder esta especie polinizadora tan importante, fundamental para que las flores produzcan frutas», explica Luis Verdín, director de la fundación, que insiste en la importancia de cultivar asclepia, la planta que les sirve de alimento. Es más, ellos cultivaron en Cayo Levantado hace un par de años esta especie y la isla se llenó de mariposas. Por ello, están replicando esta iniciativa en todos los hoteles que tienen en la República Dominicana, y que también pudimos experimentar en primera persona haciendo una pequeña plantación en las instalaciones del PGA Rivera Maya, que fue elegido el mejor campo de golf de México en el 2024. El único campo de Tulum quiere contribuir a impulsar la zona como un destino emergente de golf. Ser sede de grandes torneos les está ayudando a posicionarse.
El hotel AVA Cancún también fue escenario durante dos días de estos festejos, y sirvió para poner el broche final al viaje por todo lo alto. Este complejo, que apenas tiene un año, dispone de 1.600 habitaciones, todas con vistas al mar, y es un todo incluido superior pensado para el disfrute familiar. Cuenta con 26 bares —entre ellos una coctelería de la mano de la reputada mixóloga Fátima León, heladería, crepería... además de numerosos restaurantes temáticos: francés, asiático, cocina mexicana tradicional...— entre otros servicios —algunos con coste extra— como simulador de fórmula 1, scape room, bolera, zona tanto infantil como de adolescentes, un spa con 57 cabinas para masajes, gimnasio, teatro con varios pases para adaptarse a todos los horarios… ¡En una de las tres piscina se puede hacer kayak y pádel surf!
El Caribe mexicano ha servido de escenario para homenajear la historia de Soltour, y del Grupo Piñero, pero también como punto de partida para los próximos 50 años que vienen por delante y en los que los retos no serán pocos. En el horizonte, propuestas diferenciadoras, como los circuitos combinados y nuevas operativas en destinos estratégicos.
Felicidades por estas 50 vueltas al sol.