Verónica, de Florandeira, en Paderne: «Plantamos 35.000 crisantemos y llegamos a los 500 encargos a la semana»

Candela Montero Río
Candela Montero Río PADERNE / LA VOZ

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Verónica Souto, de Floradeira, en sus plantaciones de crisantemo en Paderne.
Verónica Souto, de Floradeira, en sus plantaciones de crisantemo en Paderne. MARCOS MÍGUEZ

Ante la campaña más fuerte por el día de Difuntos, Verónica anima, desde Paderne, a acabar con los «prejuicios» que rodean a la flor de la temporada: el crisantemo. «El gallego es de una calidad insuperable», apunta. De la bacardi a la loly pop, las variedades son infinitas

29 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada menos que 35.000 unidades de crisantemo llenan de colorido 4.000 metros cuadrados en tres de los doce invernaderos que Floradeira tiene en la parroquia de San Julián de Vigo, en el concello coruñés de Paderne. Detrás está Verónica Souto, que estos días pasa bajo esos plásticos muchas horas preparando la temporada más fuerte del año: la que rodea a los festivos de Todos los Santos y Difuntos.

Pero esto no es algo que haga sola. Son sus padres los que llevan toda la vida cultivando las flores, así que Verónica creció paseando entre los miles de claveles que se cultivaban entonces. Ahora es su madre, Mary, la que se pasea por el medio de las flores con una mezcla de satisfacción y nostalgia, al saber que este año será el último en el que este campo luzca así de colorido. Sus padres se jubilan y, aunque Verónica seguirá con una pequeña producción, lo hará a mucha menor escala. Así que esta es una campaña muy especial en esta casa.

En un sector en el que falta relevo generacional, esta es la temporada más fuerte del año. En la producción de Floradeira rozan los 500 encargos solo de trabajos para cementerios y le dan salida a prácticamente todo el producto que tienen en sus invernaderos. A mayores, Verónica vende ramos con crisantemo a través de su página web. Reconoce que, ahora, el comercio de flores en línea es la base de su negocio, aunque no quiere renunciar al trabajo offline de la «campaña de Santos» porque lo considera parte de sus raíces y su identidad. «Tengo clientes a los que hace veinte años que les pongo las flores en el cementerio por estas fechas», relata.

La madre de Verónica, Mary, pasea entre las plantaciones de cristanemo a pocos meses de jubilarse.
La madre de Verónica, Mary, pasea entre las plantaciones de cristanemo a pocos meses de jubilarse. MARCOS MÍGUEZ

Los morados pisan fuerte

Los clásicos tonos blanco y amarillo son la estrella y esta temporada, Verónica anticipa que los morados vienen pisando fuerte, pero las posibilidades van mucho más allá. Rojos, granates, naranjas, verdes o hasta fantasías como degradados son algunas de las opciones. Verónica ofrece una combinación original para el cementerio. «Si tiene el mármol blanco, naranja, verde y blanco quedan muy bien. Los tonos coloridos destacan y el blanco le da luz», dice.

Y no todos son iguales. Quizá el que parece un pompón sea el más conocido, pero hay infinidad de tamaños y formas según la variedad de que se trate. Y ojo que la nomenclatura no tiene desperdicio. El clásico pompón es la variedad momoko, pero la ping pong, los calimeros, la bacardi o los loly pop son otras de las opciones.

¿Por qué en su plantación no se ve estos días otra cosa que no sea crisantemo? No es casualidad y Verónica lo deja claro desde el primer momento. «Es la temporada de poner crisantemo, no hay mejor opción». A la hora de defenderlo, le sobran los argumentos. «Florece en esta época, no se cultiva durante el resto del año, no hace falta traerlo de fuera y lo hay de muy buena calidad», alega. «Se planta aquí en Galicia expresamente para esta fecha», añade.

Es «una planta que se desarrolla en verano para florecer en otoño». Verónica y Mary explican que se plantan uno a uno a finales de los meses de junio y julio y a partir de ahí, empiezan cuatro meses de meticuloso cuidado que incluye el riego, la poda o la lucha contra las malas hierbas.

Las posibilidades de esta flor van mucho más allá. Verónica cree que si hay algo que frena a la hora de utilizarla en otros contextos son ciertos «prejuicios». «Hay que desmentir el mito de que el crisantemo es solo para el cementerio y apostar por flores de temporada y proximidad», sentencia. «Floristas mundialmente reconocidos hacen ramos con crisantemo», añade.

¿Y qué pasa con el resto de flores? «Si ponemos rosas o claveles vienen de Colombia o Ecuador, hacen un viaje muy largo y la calidad merma», explica Verónica. Ella lo compara con consumir fruta de temporada. «Siempre va a saber mejor la que viene de la huerta del vecino que la que cruzó un océano», dice. Por eso, el crisantemo gallego ofrece, en esta época, una calidad insuperable. «Es una flor muy resistente», explica Verónica, que asegura que, una vez cortado, «puede durar tranquilamente 15 o 20 días».

Cinco claves del crisantemo

 1. Ojo a la hoja. Lo primero que se estropea es la hoja, no la flor. Por eso, para escoger un buen ejemplar hay que fijarse en el color de las hojas: tiene que estar verde, nunca amarilla. 

2. La flor: mirar y tocar. Es importante que la flor esté dura y no se deshaga. Si hay zonas blandas, significa que está empezando a estropearse. 

3. Que dure al máximo. En el cementerio hay que mantener la esponja humedecida. Hay que lavar bien el jarrón y cambiar el agua cada día.

4. Cultivarla en casa. Hay que regarlo en la raíz, no en el tallo ni en las hojas. Es mejor tenerlo atado a un soporte vertical que le sirva de guía. 

5. Ojo al mal tiempo. La lluvia y el viento hacen que se pierda la flor. Si a mediados de octubre viene mal tiempo, es mejor cortarlo y llevarlo para el interior.