Paula González, creadora del método «Memoria extrema»: «Soy capaz de aprenderme libros enteros de Excel»

Candela Montero Río
Candela Montero Río REDACCIÓN / LA VOZ

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Desde la pandemia comparte a través de internet sus técnicas de estudio. Una metodología que la ha llevado a terminar la enseñanza obligatoria, el bachillerato y una carrera y a preparar una oposición lidiando con un TDAH

01 jul 2025 . Actualizado a las 09:38 h.

Estudiar siempre fue un reto para Paula González (León, 1986). Con un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) que marcó su vida académica y personal, consiguió terminar el bachillerato, estudiar Derecho y preparar una oposición. Dice que se vio obligada a «aprender a memorizar» hasta convertirse en una «memorizadora pro», y que ya no hay temario que se le resista. Pero también cree que es algo que cualquiera puede conseguir con las herramientas adecuadas. Ahora, comparte ese aprendizaje a través de Memoria extrema, un portal donde busca transmitir sus fórmulas de estudio y que ya suma más de 100.000 seguidores en redes sociales.

—¿Cómo llevaste estudiar la enseñanza obligatoria, bachillerato, una carrera y una oposición teniendo TDAH?

—En muchos momentos es duro. Yo nunca he sabido lo que es atender en clase más de cinco minutos seguidos. En la mayoría de los casos, hasta que no empezaba a preparar el examen no sabía ni lo que estábamos dando y, a la hora de ponerme a estudiar, estar más de tres minutos concentrada también era bastante difícil. Además, el TDAH puede venir acompañado de muchos otros síntomas, como insomnio o ansiedad, que hacen una oposición básicamente insoportable, porque los pensamientos intrusivos hacen que resulte casi imposible concentrarse.

—Y aun así, conseguiste buenos resultados.

—Sí, en bachillerato saqué matrícula de honor, en la universidad todo sobresalientes y matrículas, y en la oposición de judicatura, en tan solo un año y ocho meses, logré sacar la nota de un 8,73 y el equivalente a un 7 en el examen oral. No pude presentarme al último, precisamente, por un problema extremo de ansiedad.

—¿Y cómo lograste sacar esas notas?

—Los que tenemos TDAH pensamos con imágenes y yo poco a poco fui desarrollando el lenguaje de las imágenes, que es el lenguaje de la memoria. No fue de un día para otro, fue de manera muy progresiva y de forma completamente autodidacta. Entonces, saqué una fortaleza a partir de una debilidad. Es como un ciego al que se le desarrolla el oído. Aunque también quiero destacar que hay personas con TDAH que tienen una experiencia académica radicalmente distinta a la mía, y lo han pasado terriblemente mal.

«Nunca he sabido lo que es atender en clase más de cinco minutos»

—¿En qué momento decidiste que querías ayudar a otros a preparar su oposición?

—Nunca pensé que me podía dedicar a ello. La idea surgió en la pandemia, cuando empecé a leer libros sobre memorizar y me di cuenta de que yo sabía infinitamente más, porque lo llevaba haciendo desde los 11 años. Entonces, en pleno confinamiento y sin seguidores, empecé a hacer directos y a la gente le gustaron muchísimo, tanto que los veían más de 2.000 personas. A partir de ahí me di cuenta de que la gente no sabía memorizar y de que era algo que hacía mucha falta.

—¿Crees que se nos enseña a estudiar correctamente a lo largo de las diferentes etapas educativas?

—Para nada. Desde pequeños se nos dice que tenemos que estudiar, pero no cómo debemos hacerlo correctamente. Ahora también enseño a niños y adolescentes y veo que el sistema educativo no ha cambiado prácticamente nada. Incluso muchos pedagogos enseñan técnicas muy básicas, como el subrayado o hacer esquemas completamente obsoletos. Después, en la mayoría de las academias de oposiciones no suelen enseñar técnicas de estudio, lo único que te dicen es lo que tienes que estudiar y te examinan.

—¿Se puede aprobar sin las técnicas de estudio adecuadas?

—Muchas veces, aunque no las tengas, durante la adolescencia o en la universidad, puedes ir superando los exámenes. Cosa distinta es la oposición, donde te exigen mucha más literalidad y es demasiado temario. Hay gente que lo ha conseguido sin técnicas de estudio y sin saber memorizar, pero les ha costado mucho más trabajo y muchos más años. Es cierto que también veo mucha publicidad engañosa, de personas que enseñan técnicas con las que supuestamente apenas vas a tener que repetir los contenidos para fijarlos. Es mentira, no hay milagros.

—Compartes este proyecto con tu hermana.

—Sí. En casa somos dos personas que hemos aprendido a memorizar desde niñas, pero funcionamos de maneras diferentes. Mi hermana tiene una mente mucho más racional y yo, mucho más emocional. Por eso, tenemos varios métodos para intentar ayudar a todo el mundo, según tenga tendencia a una o a la otra.

— ¿En qué consisten cada uno de esos métodos de estudio?

Tenemos cuatro. El primero es el de los bonsáis, que consiste en hacer pequeños esquemas por cada uno de los párrafos y la información se va simbolizando mientras simultáneamente se recita sin mirar. Al segundo método, que es el que he utilizado yo, lo llamamos película. Consiste en traducir las palabras en imágenes e ir ligando estas imágenes entre sí de forma que se cree una historia muy emocional e impactante. El tercer método es el de las matrioskas, que está pensado para casos en los que se exige mucha literalidad. Con este, vamos a ir recitando sin mirar párrafo a párrafo, una página completa. El último método es el de la planificación extrema y se basa en la curva del olvido, que es un gráfico que refleja cada cuánto se olvida la información. Si nos basamos en este gráfico, estaríamos todo el tiempo repasando, entonces nosotros proponemos una planificación con los plazos un poco ampliados de la curva del olvido. También incido mucho en la planificación del mes, en cómo se tiene que repasar y en toda la organización del estudio antes de ponernos a entender y memorizar.

—Defiendes que una oposición es un proyecto a largo plazo que se asienta sobre cuatro pilares. ¿Cuáles son y por qué?

—El primero es la memoria, porque en muchos casos te preguntan por detalles, así que no solo se trata de entender, sino de memorizar con mucha literalidad. El segundo pilar son los repasos, ya que si no, la información se olvida. La tercera base es la planificación. Una oposición es como hacer malabares con muchos temas, así que no puedes ir como pollo sin cabeza, sin saber qué tienes que hacer cada día y qué cantidad de temario vas a llevar. Por último, también es importante la gestión emocional, que es un problema enorme en los opositores, mayor de lo que parece. Si esto falla, un opositor con buenas técnicas es como un Ferrari con las ruedas pinchadas.

—Dices que tú misma eres capaz de memorizar cualquier texto, ¿cómo es posible?

—Sí, y no solo yo, sino cualquier persona que emplee técnicas de memoria a largo plazo es capaz. Da igual que sean 3.000 páginas de leyes, informática, fórmulas matemáticas… Se puede memorizar lo que sea y en cantidades industriales. Yo misma, que sé lo básico de un ordenador, sería capaz de memorizar libros enteros de Excel. La gente lo ve más difícil de lo que parece, pero a partir de 15 días de práctica se empieza a ir muchísimo más rápido. Obviamente, para una oposición, también hay que emplear mucha constancia, ya que 3.000 páginas no se memorizan de un día a otro.

—También reconoces que la oposición, a nivel psicológico, te quedó muy grande, ¿qué parte juega la gestión emocional?

—Sí, por supuesto. En oposiciones como las de juez o notario, la gente acaba muy quebrada emocionalmente. En una persona como yo, con TDAH y un problema de insomnio, la oposición hizo que mi salud mental tocase fondo. Llegó un momento en el que mi psiquiatra me dijo que no había nada más que se pudiera hacer para calmar mi ansiedad. Por eso, la gestión emocional ocupó un papel imprescindible para poder ser constante. De nada sirve saber memorizar si un día estudias y al siguiente no.

—¿Cuál dirías que es el mayor error a la hora de preparar una oposición?

—Hay muchos, pero a la hora de estudiar, diría que el mayor sería apuntarse a una academia para que te expliquen el temario sin que te dé tiempo a memorizar, porque van demasiado rápido y repasan con un sistema de vueltas, de manera que a lo mejor no vuelves a repasar los temas hasta pasados seis meses. Creo que eso es perder el tiempo, porque cuando vuelves al principio no te acuerdas de nada.

—¿Cualquiera puede aprobar una oposición?

—Sí, y a cualquier edad. Eso sí, tienen que sacar al menos dos horas al día unos cinco o seis días a la semana, tener mentalidad de resistencia y constancia y emplear técnicas de memoria y planificación. No saca una oposición la persona que más estudios tenga o la que sea más joven, sino la persona que cumpla esos requisitos.