Los gallegos que navegan en veleros de millón y medio de euros

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cedida

07 jun 2025 . Actualizado a las 10:57 h.

Es otro mundo. Todo lo que rodea a la Galicia 52 Super Series Royal Cup parece de otro planeta, de otro planeta con mar, obviamente. Viendo todo lo que conlleva su celebración, la millonada que se mueve en torno a esta prueba y la cantidad de personas que desplaza, da la sensación de que no se habla de ella todo lo que merece. Estamos hablando de una de las tres pruebas de vela más importantes del mundo junto con la Copa América y la Vuelta al Mundo. Durante toda la semana estuvieron compitiendo a la sombra de las islas Cíes y con sede en el Club de Yates de Baiona, convertido en la capital del deporte náutico a nivel planetario. El domingo pasado estuve allí admirando el montaje de la 52 Super Series y tuve la suerte de conocer por mediación de unos amigos a Elena Pérez, la mujer de Víctor Mariño, uno de los gallegos que compiten en el alemán TP52 Platoon Aviation de Harm Müller-Spreer. No es cualquier cosa que cuenten contigo para formar parte de la tripulación de unas embarcaciones con un coste medio de millón y medio de euros y un equipo de 45 personas y con un presupuesto por temporada de unos cinco millones por barquito. «No navegan siempre los mismos, buscan a los mejores en función de las necesidades de cada prueba», me comentan mientras caminamos hacia el pantalán que construyeron exprofeso para dar cabida a estos fórmula 1 fabricados en fibra de carbono y que parecen más avanzados que la IA. Como iba con la mujer de Víctor tuve la oportunidad de colarme entre los deportistas de nueve nacionalidades y ver cómo recogían las velas que depositaban como si fuesen capazos de bebé en unas neumáticas auxiliares que ya les gustarían a la Guardia Civil. Y sobre la cubierta del Platoon saludé a Víctor Mariño, Gabriel de Llano, cuyo padre fue presidente del Náutico de A Coruña; Jaime Gándara y Javier de la Gándara, del equipo técnico, deportivo y de apoyo de esta nave espacial marítima. 

LOS 11 VELEROS

Es espectacular verlos navegar con sus velas negras, pero me quedo con la imagen de tierra. El párking del Club de Yates convertido en un portacontenedores en el que cada equipo guarda todo lo necesario. «Algunos viajan con dos contenedores. Llevan las velas, la equipación de los tripulantes, piezas y todas las herramientas necesarias», explican mientras un joven cose una vela con una máquina. Es la segunda vez que el evento recala en la localidad y este curso vuelve con motivo del 60.º aniversario de la entidad.

El presupuesto de una cita de este tipo ronda los 600.000 euros, aunque en el caso de Baiona lo que hacen es brindarle todos los servicios y a cambio se estima que tendrá un retorno para la zona de unos dos millones de euros. Hay que tener en cuenta que algunos equipos estuvieron tres semanas. Los barcos llegaron por mar en un gran contenedor desde la localidad francesa de Saint Tropez, donde se había celebrado la regata anterior. «El último que aprieta un tornillo también es campeón del mundo», decía esta semana a La Voz Alechu Retolaza desde la organización del evento. Siempre me llamó la atención la tranquilidad de Alechu, aunque haya un universo de cosas urgentes a su alrededor. Ahí tienen a este grupo de gallegos que compiten en la fórmula 1 del mar. Un lujo para Galicia.