Alba Povedano, psicóloga y sexóloga: «Las mujeres que tienen sexo con mujeres tienen más orgasmos que las que lo tienen con hombres»

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Hablamos de placer y de por qué Nicole Kidman tuvo problemas para «tener tantos orgasmos» en su última película. También si mentimos en la cama. «El clítoris no envejece. Mantiene todas sus cualidades hasta el día que nos morimos»,  dice esta experta

01 dic 2024 . Actualizado a las 12:23 h.

Nicole Kidman reveló durante la promoción de su última película Baby Girl —que llegará a España el próximo 17 de enero—, que tuvo que interrumpir en varias ocasiones el rodaje porque no quería «tener más orgasmos» y que fue difícil manejar las secuencias íntimas con Antonio Banderas y Harris Dickinson, porque le resultaron emocionalmente agotadoras. Hablamos con la psicóloga y sexóloga Alba Povedano sobre si hay un número de orgasmos que sea excesivo y sobre las mujeres maduras y la sexualidad. La encargada de la tienda Amantis Gracia de Barcelona explica las consecuencias que puede tener una excitación no deseada, pero también habla de la oportunidad que tienen las mujeres a partir de los 50 en la sexualidad.

—Sorprenden las declaraciones de Nicole Kidman, pero igual es más habitual de lo que parece. ¿Existe una relación directa entre la excitación prolongada o repetida y el estado emocional de una persona?

—Cualquier excitación a nivel físico va a hacer que nuestro cuerpo sufra cambios. Y si expongo mi cuerpo a esas sensaciones sin desearlo, sin tener ganas de tener relaciones sexuales, lo más probable es que necesite darme un descanso de tanta activación, porque puede ser muy incómodo gestionar toda esa parte física. Y eso puede alterar mi estado emocional. El placer y las emociones van por separado. Yo puedo excitar mi cuerpo sin ganas de tener sexo, y al revés. Puedo tener ganas de sexo y que mi cuerpo no responda.

—Imagino que eso es lo que le ha pasado a la actriz, que la situación le resultaba muy incómoda.

—Es que excitarse sin tener ganas puede ser una carga muy pesada a nivel emocional. Te puede llevar al sentimiento de tristeza o incluso puedes tener también consecuencias psicológicas un poquito más graves, si vives una excitación prolongada, pero tu relación con la sexualidad es de muchísimos tabúes y prejuicios. Las complicaciones y las consecuencias psicológicas van a depender de cada persona. Igual que va a ser más difícil gestionarlo o menos, dependiendo de cada uno.

—Muchas veces se relaciona el buen estado de ánimo con mantener relaciones sexuales satisfactorias. Imagino que esto no siempre es así.

—La verdad es que es un mito bien grande. Otra cosa es que cuando tenemos relaciones sexuales placenteras nuestro cuerpo libera endorfinas, dopamina, serotonina... Y esas hormonas lo que van a hacer es que yo me sienta mejor. Por ejemplo, la serotonina es la hormona de la felicidad, por llamarla de alguna forma. Entonces, llevar mi cuerpo a una situación placentera que esté acorde con mis creencias, mis valores y que sea algo que esté deseando en ese momento, pues puede ser muy placentero y nos puede llevar a un buen lugar. Otra cosa es cuando no quiero y me siento mal porque me estoy excitando. La sexualidad es una de las esferas más íntimas de una persona. Y cuando nos exponemos a ese placer y lo compartimos con alguien, estamos compartiendo algo muy íntimo. Y si lo estoy haciendo por trabajo o se me está obligando de alguna forma o simplemente no tengo la mente ahí, porque no me apetece compartirlo con esa persona, eso crea una controversia dentro de mi cabeza.

—Eso puede ser habitual en el día a día. Que no quieras tener relaciones y que cedas ante la insistencia de tu pareja.

—Sí, 100?%. Y el hecho de insistir ya está fatal. No creo que se deba insistir cuando una persona te dice que no le apetece o que no quiere tener relaciones sexuales. La solución nunca es insistir, porque estás jugando mucho con las emociones de tu pareja y puedes llegar a cruzar la línea de la coacción, del abuso, incluso de la violación en pareja, que esto existe mucho y parece que sea consentido. El término violación en pareja suena muy fuerte, pero cuando yo insisto en tener relaciones sexuales con otra persona y esa persona te dice que no, pero la tocas y al final por cansancio cede y está esperando a que se acabe, eso es una violación. Porque te ha dicho que no, has insistido y has hecho que la otra persona se haya bloqueado y que no sepa cómo pararlo. Y esto ocurre muchísimo. Tiene consecuencias bastante graves dentro de las relaciones de pareja, y habitualmente se consideran relaciones consentidas.

—¿Existe un número excesivo de orgasmos en las mujeres que nos puedan hacer daño?

—No, no hay ningún estudio que determine que el hecho de experimentar orgasmos pueda ser nocivo. Si tu cuerpo te lo permite y te apetece, no hay nada que determine que sea algo negativo o malo. Otra cosa sería pensar qué prefieres, cantidad o calidad. Porque no necesariamente tener muchos orgasmos va a ser resultado de una mayor satisfacción sexual. Al final es solamente un número. Además, las mujeres no tienen un período refractario como los hombres después del orgasmo. En las mujeres ese período es muy corto o no existe, entonces se puede enlazar con otro orgasmo. Si tu cuerpo te lo permite y estás a gusto, adelante.

—¿Todas las mujeres somos multiorgásmicas?

—Sí, tenemos la capacidad de tener más de un orgasmo. Justo por lo que acabo de explicar, porque el período refractario es mínimo. Entonces, es mucho más fácil enlazar un orgasmo con otro si no dejamos de estimularnos. Aunque requiere práctica y conocer tu cuerpo. Y esto tampoco quiere decir que, a lo mejor, haya alguien que diga después de un orgasmo, «no puedo más y no quiero ni que me toquen».

—¿Por qué hay tantas mujeres que fingen un orgasmo?

—Eso es algo muy cultural. Tiene mucho que ver con nuestra educación católica cristiana, en la que siempre ha sido muy complicado conquistar la sexualidad femenina y poder decir qué es lo que te gusta y qué es lo que no, sin que la otra persona se sienta ofendida. Como que la mujer en sí siempre ha estado para dar placer, para complacer al hombre, para estar disponible para los hombres. Y si a mí no me gusta lo que me está haciendo o no estoy llegando a un orgasmo siempre, está el miedo a pensar que se puede sentir decepcionado. Y eso nos impide ser claras y poder decir: «No me está gustando esta forma, me quiero tocar...». Detrás de un orgasmo fingido siempre hay un deseo de complacer al hombre. En terapia me encuentro que ellas prefieren fingir para que dejen de insistir. Y hay estudios en los que se ve que las mujeres fingen orgasmos con los hombres, en cambio entre mujeres la tasa de orgasmos se incrementa muchísimo. Hay una brecha bastante grande ahí. Las mujeres que tienen sexo con mujeres tienen más orgasmos que las que tienen sexo con hombres.

—¿Por qué?

—No es un tema de que la mujer pueda tener orgasmos o no, sino de que el hombre no entiende cómo es la sexualidad femenina y que necesita mucho más tiempo, más juegos para llegar al orgasmo. Creo que hay prácticas que tienen que ser reconstruidas y que se entienda que la mujer no necesita lo mismo que el hombre. Hasta que no arreglemos eso, vamos a ver a muchísimas mujeres fingiendo por no molestar, incordiar o por no hacer que el hombre se sienta mal. Incluso por acabar pronto, porque no se lo está pasando bien. Hay una falta de conocimiento del cuerpo femenino, de cómo funcionan los genitales femeninos por parte de los hombres.

—Hay muchas mujeres que a partir de una cierta edad están orgullosas de no tener sexo. ¿Qué las puede llevar a decir eso?

—Otra vez vamos a esa parte cultural. Hace unos días estuve haciendo un taller de sexualidad con mujeres mayores de 60 años y estaban encantadísimas de escuchar cómo descubrirse a sí mismas. Pero muchas decían que eso ya no era para ellas, que ya se les habían pasado las ganas, que ya no querían. Y yo les decía que creía que, según qué edad, parece que está mal decir que sigues siendo activa y que sigues teniendo ganas de sexo. Como que la sexualidad se acaba. Y es muy triste pensar que tenemos una parte de nuestro cuerpo que nos puede dar muchísimo placer y que nuestra cultura nos empuja a que la sexualidad se acaba a medida que nos vamos haciendo mayores. Pero el clítoris no envejece, mantiene todas sus cualidades hasta el día que nos morimos. Otra cosa es el momento de la menopausia. Puedes tener menos deseo y que tu cuerpo se esté adaptando, pero renunciar a la sexualidad nunca es una opción. Y hay muchas mujeres a partir de los 60 que están descubriendo una nueva sexualidad y están felices de ver que hay más opciones que las que nos han metido siempre en la cabeza.