Ligar en el aire nunca fue tan fácil. Desde el verano lo es gracias a Wingle, una aplicación para chatear con desconocidos durante el viaje, que tiene en los vuelos desde Santiago uno de sus puntos más calientes
22 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Subes al avión, te agobian los espacios cada vez más reducidos que hay entre los asientos y no sabes qué hacer para que el trayecto se haga lo más corto posible. Lees un libro, ves una peli en la tablet o, desde el pasado verano, te decides a probar suerte en el amor. ¿Cómo? Pues a un simple toque de móvil. Así de fácil te lo pone Wingle, la joven aplicación creada por los españoles Íñigo Merino Arribillaga y Pol Quintana, que ya se conoce como Tinder de los aviones. Para usarla no hace alta conexión a internet. Ni foto. Ni nombre. Nada de nada. Solo Bluetooth, un teléfono, introducir tu número de vuelo y muchas ganas de pasar un rato agradable con algún desconocido que comparte vuelo.
Con apenas unos meses de vida y más de 13.000 viajeros que la han utilizado en unos 2.300 desplazamientos, un aeropuerto sobresale en el uso de la aplicación. Se trata de Lavacolla. El aeródromo santiagués llamó la atención de sus creadores el pasado verano, al ver la cantidad de gente que la empleaba en vuelos que despegaban de allí.
«Es algo que nos sorprendió, porque, comparado con aeropuertos más transitados, el porcentaje de uso en este era muy importante», explica Íñigo Merino, uno de los padres de Wingle, que trata de buscar una explicación a este fenómeno: «Pensamos que, al ser final del Camino, hay peregrinos que viajan solos y, de vuelta a sus domicilios, buscan compañía y prolongar la experiencia».
Dado el éxito obtenido, la capital gallega ha sido elegida para realizar un experimento. En una cafetería próxima al aeropuerto se transformó en una nave aérea y se simularon una serie de vuelos para que aquellos que lo deseasen pudiesen compartir minutos de charla a través de la aplicación.
Eso sí, si vais a utilizarla, sed precavidos y sabed que, una vez finalizado el trayecto, la app deja de ser útil hasta que le introduzcas los datos del siguiente vuelo con otros viajeros. Y sí, como puedes imaginar, eso puede llegar a frustrar alguna posible relación o un simple tonteo.
Jorge Y Marisa
Le sucedió a Jorge Pérez, un joven de 28 años que probó el experimento en verano. Perdió a la que prometía ser su media naranja con tanta facilidad como la encontró. Todo, en las apenas dos horas y media que dura el vuelo que los traía desde Ámsterdam a Madrid. «Venía solo, no había descargado ninguna película y, además, me tocó en medio de dos personas. Todo en contra. Entonces, vi en el reposacabezas de delante el anuncio de la aplicación y decidí probarla. Empecé a chatear con Marisa, una chica encantadora. Conectamos sin vernos, porque tú estás sentado y no sabes dónde está la otra persona. El caso es que nos caímos bien. Pero se me pasó pedirle el teléfono o la cuenta de Instagram. Así que no volví a saber de ella».
Ese anonimato. Ese pequeño período de charla. Ese no saber qué va a pasar después... Es todo parte del encanto de una aplicación que ha llegado para quedarse. Así que, si tienes previsto tomar un vuelo, ya sabes, descárgate Wingle y lánzate a la aventura. ¿Quién sabe lo que te puede deparar el avión? Eso sí, no hagas como Jorge y Marisa, y asegúrate de que el posible amor no se quede en el aire.