Juan Luis, a punto de jubilarse, abre un centro de «pole dance»

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Dos emprendedores inauguran en A Coruña la escuela de pole dance Pole4All, uno de los socios descubrió este deporte con más de 50 años y ya se ha convertido en un experto y juez de las competiciones más destacadas

16 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Son dos emprendedores. Vienen de mundos diferentes y los unió la barra, pero no la del bar, que es más habitual. Su punto de encuentro es Pole4All, una escuela de pole dance que acaban de abrir en el paseo de Ronda de A Coruña. Ella es Ángela Gutiérrez, peruana de 44 años. «Actriz de profesión, bailarina por pasión, y profesora de pole dance por vocación desde el 2007», apunta. Lo de él es más poco frecuente. «Yo soy Juan Luis Oubel Barba, gallego de 58 años, que a puertas de jubilarme decidí embarcarme en la aventura de vivir de lo que me apasiona por primera vez en la vida. Empecé en el pole dance con 50 años y 100 kilos de peso, inicialmente con el único objetivo de recuperar la forma física perdida después de tantos años de trabajo de oficina. Y descubrí en esta disciplina una nueva pasión, que me ha llevado no solo a convertirme en el campeón Máster de España y bronce del mundo desde que empecé a competir en el 2017, sino a querer empaparme tanto que ahora, además, soy juez de dos de las competiciones más importantes del mundo del Pole la IPSF (International Pole Sport Federation) y la APS (Aerial and Pole Sports World League)», resume Juan Luis, que a punto de jubilarse abrió un centro de pole dance, algo que se asocia más con gente de otra edad y con mujeres. «Es todo un mito. Sí es verdad que, como aparece en el imaginario colectivo, está directamente vinculado a mujeres bailando en clubes nocturnos y de estriptis, pero ya hace mucho que el pole dance dio el salto fuera de esos ambientes para convertirse en una disciplina artístico-deportiva que gana adeptos en todas partes del mundo por la capacidad de trabajar el cuerpo en su totalidad, además de destrezas como el equilibrio y la coordinación, y mejorar la condición física y la movilidad, que nosotros trabajamos como flexibilidad. Y aunque aún no somos tantos hombres, cada vez somos más, y eso se nota sobre todo en los más jóvenes, que ya lo perciben como una disciplina deportiva», destaca. 

VENTANALES PARA VER

Ángela y Juan Luis hablan con pasión de lo que tienen entre manos. «Es un proyecto que busca no solo enseñar esta disciplina en todas sus vertientes, acompañado de otras afines que mejoran el desempeño en la barra, como flexibilidad activa, floorwork (que es el baile al ras del suelo que incorpora algunos movimientos acrobáticos) y vertical barre, clase en la que se trabaja la fuerza del core, sujeción del cuerpo y limpieza de líneas que toma sus movimientos del ballet, y otras más; sino que además tiene entre sus principales objetivos darle visibilidad al pole dance y cambiar la idea que tiene la gente de lo que es. Por eso estamos ubicados en una de las zonas más bonitas y con tránsito peatonal de A Coruña, porque tiene unos ventanales que le permiten a todo el que pasa por ahí ver lo que hay dentro. No os preocupéis, tenemos estores para ofrecer intimidad a los alumnos y permitirles aprender sin sentirse observados, pero cuando no estamos en clase abrimos todo para invitar a la gente a ver. Me genera ilusión tener un espacio en el cual formar a nuevas bailarinas y con una metodología propia alimentada por todos estos años de experiencia», dice Ángela. Ahí los tienen, enganchados a un deporte que les cambió la vida, en especial a Juan Luis.