La cantante y actriz, a la que descubrimos en la serie «Física o Química» y el programa «Factor X», debuta ahora como escritora con el libro «Bonito desastre», donde hace un repaso de su vida profesional y confiesa también cómo ha lidiado con la depresión
18 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Cuando más éxito he tenido en mi carrera, peor me sentía, estaba hecha polvo». La que habla con tanta rotundidad es Angy Fernández (Palma de Mallorca, 1990). La cantante y actriz que este año fue finalista del Benidorm Fest con la canción Sé quién soy, publica ahora Bonito desastre, un diario personal donde narra algunos de los episodios más importantes de sus treinta y cuatro años: «Tengo épocas en que me da miedo subirme a un avión, por mi ansiedad, a perder a mis seres queridos, a la incertidumbre de mi oficio, pero he aprendido a convivir con mis fantasmas», confiesa.
Con decisión, valentía y sin pudor, asegura: «Cuando uno se siente perdido, triste y asustado, hay que recurrir a la ayuda de profesionales. No pasa nada. A mí, la terapia me salvó la vida y cada día me siento mejor conmigo misma».
—Te estrenas como escritora con «Bonito desastre», un libro autobiográfico y con un título en el que ya nos desvelas mucho desde la portada.
—Bonito desastre hace referencia a la vida, que a veces tiene luces y a veces sombras. A veces nos descubre lo bueno y otras lo peor. Igual que mi vida. Porque soy caótica, pero también ordenada. Y a pesar de mi juventud, he vivido momentos mágicos e inolvidables y otros muy duros y complicados. Pensé que resumía muy bien todo lo que quería contar en estas páginas tan personales. Que ninguna vida es fácil y cómoda, que hay que aceptar lo que nos viene y seguir adelante y si no podemos solos, buscar la ayuda de profesionales, como he hecho yo.
—¿Cómo fue el momento de sentarse a escribir y profundizar desde la pérdida de tu padre hasta tus relaciones sentimentales?
—Fue difícil, pero también ha sido muy terapéutico. Me ha ayudado mucho a sanar heridas, me ha ayudado también a conocerme mejor, incluso a perdonarme.
—Le dedicas el libro a Dori, tu madre. ¿Qué papel ha jugado tu madre en tu carrera y cuando no estabas en tu mejor momento?
—Nuestros padres nos influyen para bien y para mal en nuestras vidas. Y, como desde muy jovencita tuve muy claro a lo que me quería dedicar, ella siempre ha estado a mi lado, apoyándome, acompañándome cuando me vine a Madrid a realizar los primeros castings. Y por otro lado, la pérdida de mi padre, hizo además, que mi madre, hiciera de padre y madre a la vez, sacándonos adelante a mi hermana y a mí, sacrificándose por nosotras. Por eso, he querido brindarle este pequeño homenaje y darle las gracias por tanto.
—En estas páginas haces un repaso desde tu infancia, pasando por «Factor X», el programa que te cambió la vida, el éxito con la serie «Física o Química» y tu despegue profesional con la obra de teatro «La Llamada» hasta tus problemas de ansiedad. ¿Te arrepientes de algo de lo vivido?
—Como en la vida no se puede dar marcha atrás, intento no plantearme el qué habría sucedido si en lugar de un camino hubiese tomado otro. Pero sí que es verdad que a veces pienso que ojalá no hubiese tomado esa decisión o aquella otra y qué diferente habría sido todo, si hubiese elegido otro camino. Pero, lo pasado, pasado está, y tengo que aprender a aceptar las cosas cómo las he vivido. Probablemente, me habría ahorrado muchos malos ratos, dolores de cabeza y mucha ansiedad si hubiese dicho que no a aquello que no me apetecía hacer y si hubiese dejado antes a aquella pareja que no me trataba bien. Tengo que aceptarlo y aprender de ello. Darle vueltas no tiene sentido.
—Has sido muy valiente al exponerte y compartir vivencias tan personales.
—Fíjate, pues yo no me siento valiente y eso que me lo dice mucha gente. Yo me he atrevido a dar el paso a contar en público cómo me he sentido estos años. Pero no quiero ponerme medallas. Simplemente lo he hecho, porque si puedo ayudar a alguien que esté pasando o se sienta tan mal como yo me sentía entonces, habrá merecido la pena.
—¿Cómo te sientes ahora? ¿Qué has aprendido?
—Bueno, tengo mis días chungos y mis momentos de bajón, pero ahora gracias a la psicóloga, tengo herramientas para gestionar mejor mis emociones. Todo esto que está sufriendo la gente de Valencia con la tragedia de la dana, pues me paraliza y me pone muy triste. Pero gracias a la terapia y la medicación, soy capaz de afrontar las dificultades sin venirme abajo, sin bloquearme. La terapia me ha salvado la vida y estoy contenta por todo lo que estoy aprendiendo. Me quedo con que la vida es el aquí y ahora, el mañana ya veremos. Y que lo realmente importante es estar con los que quieres, con mi pareja, sentirme tranquila, estar con mi perro y ayudar a la gente.
—Cuando los focos se apagan y te quedas contigo es una frase que dices en estas memorias. ¿Qué hay cuándo te reencuentras contigo misma?
—[Silencio] Depende del día. A veces hay oscuridad, porque la cabeza ese día no me permite ver la luz, pero la mayoría de los días, porque ya ha pasado suficiente tiempo y cada vez estoy mejor, hay tranquilidad, bienestar y serenidad. Sobre todo hay calma que es lo que siempre he buscado y cada vez hay menos miedo.
—¿Has superados ya tus miedos?
—Pues yo creo que no, pero he aprendido a convivir con ellos, los acepto y los reconozco y eso ya es un paso de gigante. Ahora mismo me asusta la soledad, tengo épocas en que me da miedo subirme a un avión, por mi ansiedad, a perder a mis seres queridos, a la incertidumbre de si dentro de dos meses tendré trabajo o no. Pero cada día me siento más fuerte ante ellos y los abrazo.
—Precisamente, cuando hablas de cómo el éxito de la serie «Física o Química» te cambió la vida, dices: «Salir en televisión tiene un precio y a esa edad yo no estaba preparada». ¿Te superó el éxito?
—El éxito es un sube y baja. Pero ¿qué es el éxito? Porque en aquellos momentos en que más éxito tenía, peor me sentía, estaba hecha polvo. También hubo momentos muy bonitos. Yo lo recuerdo como una etapa complicada, la verdad. Porque te bailan el agua constantemente con halagos. Era muy joven, me salían proyectos de éxito, me pedían fotos por la calle, la fama. Hay que estar preparada para todo eso y a esa edad, 16 años, es tan difícil. Lo importante es estar acompañada de alguien que te ponga los pies en el suelo, como un terapeuta, que te ayude a poner el foco en tus necesidades y no en las de los demás.
—Y ¿ahora?
-—Ahora estoy muy contenta, porque he escrito mi primer libro, además estoy en el teatro en Madrid, con la obra Una terapia integral, con la que disfruto y aprendo mucho en cada función. Pero aún así siempre noto que me falta algo, con la incertidumbre de nuestro oficio, la presión de las redes sociales, si haces castings o no. Eso hace que a veces sienta que se han olvidado de mí y eso me asusta mucho. Aunque no esté en el primer plano de la profesión, sigo aquí, dando lo mejor de mí con mi trabajo y eso para mí es ahora el éxito.
—Este aprendizaje personal que estás llevando a cabo pasa también por recorrer un camino para llegar a ser la mujer en la que te quieres convertir.
—¡Uf! Estoy en proceso. Pero me gustaría ser una mujer más comprensiva, que se prioriza, se quiere y se cuida más y sobre todo ser buena persona.
—¿Qué te hace feliz?
—El cariño de los animales. Con los animales me siento plena.