Son un miembro más en muchas familias, y por eso es normal que las incluyan en el álbum de imágenes para recordar. Inmortalizar a las mascotas se ha convertido en un servicio muy demandado y en la pasión de estos tres fotógrafos
28 sep 2024 . Actualizado a las 13:04 h.Cada vez son más las familias que optan por añadir un miembro de cuatro patas a su clan. Tanto que en Galicia ya hay más perros que niños. Por eso no es raro que el bum petfriendly haya llegado también a la fotografía. Uno de los primeros en orientar su cámara a los peludos fue Luis Feijoo. En el 2020 se lanzó y abrió su estudio, Zootógrafo, en Carril, Vilagarcía de Arousa .«En casa decidimos adoptar un perro y me llamó la atención que las fotos de los canes eran en general feas. Tras acogerlo me di cuenta de que no era tan fácil como parecía. Comencé a darle vueltas, a buscar en internet y vi que sí había fotógrafos especializados en perros. De ahí surgió la idea de abrir el estudio. Mi enfoque es tratar al animal como a una persona», apunta Luis, que hasta entonces se dedicaba a la fotografía gastronómica. «Desde que surgió la idea hasta que abrí pasó un tiempo, ya que me cogió el covid por el medio y no arranqué hasta noviembre del 2020. Al principio fue muy tranquilo. Empecé haciendo fotos, además de a mi perro, Indi, a otros de amigos, y a compartirlas en redes sociales para darme poco a poco a conocer», dice.
Entre los que buscan un retrato de sus peludos, su nombre es el más repetido. «Me llaman fotógrafo de mascotas, pero mi pasión va mucho más allá. Mi objetivo es capturar la personalidad y esencia de cada perro logrando que cada foto transmita una historia a través de sus miradas y expresiones. Eso es lo más complicado», asegura Luis, que para lograr su meta estuvo mucho tiempo estudiando y trabajando. «Cada vez hay más demanda de este tipo de fotos. Hay una cosa que antes a la gente le costaba entender y es que esto no es como ir a hacer una foto carné. Mis sesiones son largas, mínimo de una hora. De media hago unas 150 fotos para poder escoger», apunta el profesional, que para que todo fluya se gana primero la confianza del modelo. «No puedes invadir su espacio, está en un lugar que no conoce con una persona que no conoce. Hay que ir poco a poco haciendo un juego con él», manifiesta Luis Feijoo, que bromea: «A veces es más complicado hablar con la gente que con los perros». Además de canes, son muchos los que le contactan para inmortalizar otros animales. «Hice fotos de caballos, águilas, cuervos y también una gallina, Perpetua. Una crac», detalla. Entre las sesiones que recuerda especialmente está la de un can enfermo. «Le quedaban seis meses. Lo que buscan los dueños es un buen recuerdo de su mascota y esa es la presión que sientes», dice Luis, que añade: «Cada vez hay más gente que pide un bono regalo. Es algo divertido para regalar a quien tiene mascota», comenta.
Modelos juguetones
Igual que él, Alejandra Rodríguez, de 31 años, empezó haciéndole fotos a su perro. A él debe el nombre de su estudio en Vigo, Skolldog. «Lo abrí hace tres años. Empecé en el mundo de la fotografía en el 2018. No tenía pensado dedicarme a ello hasta que en el 2015 adopté a Skoll», explica la chica de 31 años que fue a buscar a su peludo a Ourense. «Lo adopté en Progape. Desde entonces, mi vida cambió por completo. Nunca había entrado en una protectora. Tenía una cámara y empecé con mi mascota, y también con otros perros que veía en el parque. Comencé a colaborar con refugios, ya que pensé que si una foto había hecho que yo decidiese acoger a mi perro, con fotos de buena calidad ayudaría a que más gente se anime a hacerlo», dice Ale, que decidió abrir una cuenta en Instagram para mostrar sus capturas. Así, poco a poco, se profesionalizó. «Ahora hay mucha más demanda que cuando empecé. Mucha gente me decía que qué raro, que no creían que pudiese vivir de esto. Yo misma tenía dudas, pero ahora el mundo mascota está en auge», señala la profesional, que destaca la inversión detrás del estudio. «El mundo audiovisual es muy caro. En mi caso decidí usar luz natural y no utilizo flashes, ya que muchos perros se asustan», expone.
Sus sesiones tampoco tienen una duración fija. «Es importante que los canes estén relajados, dejo que huelan todo y que se acerquen ellos a mí sin meterme yo en su espacio», indica. También realiza fotografías en el exterior. «Lo más importante es que los dueños también estén tranquilos, es normal que la foto no salga bien a la primera», apunta la viguesa, a la que le piden muchas fotos en familia. «El 99 % de lo que solicitan es una imagen de todos juntos», dice la fotógrafa, que para conseguir la mejor, tira de sonidos: «Parezco una loca, empiezo a hacer ruidos para conseguir que el perro cambie la expresión. Me lo paso genial». Eso sí, huye de disfraces. «No me gustan nada, puede ser algo de Navidad o Halloween, pero ya. Prefiero incluso que estén sin collar», insiste. Ella también ha recibido peticiones para inmortalizar otras especies. «Caballos, perros y hasta una oveja. Son personas a las que les da cosa preguntar, pero que tienen un vínculo muy fuerte con sus animales», afirma.
Un vínculo que también captura en sus fotos Inma Agromayor, de Foto Ceibe. La chica se dedica al mundo de las mascotas desde el 2013. «Ese año abrí con un socio en Ourense Guedellas. Ofrecemos servicios de nutrición, etología e higiene. Llevamos mucho tiempo trabajando con perros y gatos y este año decidí ofrecer el servicio de fotografía», indica la profesional de 32 años, que destaca que a la hora de trabajar con los canes hay que tener en cuenta sus necesidades. «Está guay incluirlos en la familia. Cada vez son más los fotógrafos que añaden a sus servicios sesiones con ellos, pero hay que tener unas nociones básicas de cómo son para poder hacerlo con un mínimo de respeto hacia ellos y de forma amable. Si para nosotros es invasivo entrar en un estudio, para ellos más, ya que tienen otra sensibilidad», explica. Para que estén lo más relajados posible, de momento solo trabaja al aire libre. «Me gusta captar los momentos y las expresiones del animal, así no salen forzadas. A veces en una imagen la gente cree que el perro está riendo, pero si entiendes de lenguaje canino, ves que no. Por eso prefiero hacerlo así, al ritmo del perro y sin prisas», señala. Al igual que a sus compañeros Luis y Alejandra, lo que más le demandan es una imagen en familia con la mascota: «Desde que empecé a formarme hasta ahora ha cambiado mucho todo. Hay más perros que menores de 14 años y eso se nota mucho. En Ourense quizá el aumento de mascotas ha sido más gradual que en otros sitios de Galicia, pero desde hace dos o tres años, tras el covid, sí que nota que hay muchos más».
Su amor por los animales viene de casa. «Ahora tenemos dos gatitos y un perro, y antes dos canes. Empecé de forma autodidacta a estudiar y en el 2018 me formé con el fotógrafo Ángel Otelo. Después, continué por mi cuenta, pero fue un punto de inflexión para entender la fotografía como algo más personal y emotivo. En mi caso, como todo lo que hago, gira en torno a los peludos, ya que son mi pasión, trasladé lo aprendido a ese campo», dice. Desde que comenzó con la cámara inmortalizó a todo el que pudo: «Además de a mis perros, hice fotos de muchos que vienen a Guedellas a la peluquería o a algún servicio, pidiendo permiso a sus dueños». Ya lo ven, la vida de perro ya no es la que era.