Tiene 100 años, 10 hijos y 38 nietos, bisnietos y tataranietos

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Amalia López trabajó muy duro toda su vida. Tuvo 10 hijos, cuidó el ganado, lavó la ropa en un riachuelo y hacía quesos para vender en la feria de Curtis cada 15 días.Con motivo de su 100 cumpleaños la extensa familia se reunió en una comida en la que no dejó de sonreír

10 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta mujer se merece una medalla. De oro. Cumplió 100 años y lo celebró rodeada de su extensa familia y hasta bailó algunas piezas después de la comida. «Su vida no fue precisamente de color de rosas. Pasó sus penurias, que no fueron pocas, pero siempre demostró una fortaleza que asombra a todos, familiares y los que la conocen. Pero, afortunadamente, también conserva muy buenos momentos, como esta fiesta que organizamos», destacan sus hijos. Amalia López Brá es una mujer de récord. Nació el 4 de agosto de 1924 en la misma casa de Albixoi, en Mesía, en la que todavía vive un siglo después. Se casó con Antonio Blanco Penas en 1950 y tuvieron 10 hijos, de los que viven 8, el mayor de setenta y pico años. Imagínense lo dura que fue la vida de Amalia. Pues fue mucho más exigente de lo que se puedan imaginar. Siempre se quedarán cortos. Me cuentan que compaginó la crianza de los 10 pequeños con el ordeño del ganado y el lavado de ropa en un riachuelo que había cerca de su domicilio. Nadie sabe cómo, pero esta mujer tenía tiempo para más. Con la ayuda de sus padres elaboraba quesos que cada quince días iban a vender a la feria de Curtis. Por cierto, en la localidad se sigue celebrando y es una de las grandes y más organizadas ferias de Galicia. «Con lo que sacaba compraba algo de ropa o lo que fuera necesario. El dinero no llegaba a nada», recuerdan. Por si fuera poco en los años setenta Antonio tuvo que emigrar a Suiza, por lo que ella se quedó sola y con el doble de trabajo. Sus hijos empezaron a echarle una mano con la sensación de que su madre se merecía todo. El pasado fin de semana se lo recordaron en la fiesta que tuvo lugar en el restaurante O Cadaval de Frades. Se juntaron más de sesenta personas alrededor de esta heroína.

UNA FAMILIA DE UN SIGLO

Sus cifras familiares son espectaculares. Recuerdan a los hitos de los grandes deportistas cuando anuncian su aparición en la pista. Abuela de 18 nietos, también tiene 18 bisnietos y dos tataranietos que la adoran. Suman 38. En el momento de poner las tartas sobre la mesa los pequeños fueron posando con la protagonista. Me mandan las fotos. Una con los bisnietos, otra con los nietos y una más con los hijos. En todas sale ella sonriente, guapa y orgullosa del tesoro familiar que consiguió. Es como un premio a un siglo de esfuerzo. Como esos recuerdos de las duras horas de entrenamiento que le pasan a un atleta por la cabeza cuando le cuelgan la medalla. En 1924 se celebraron los Juegos Olímpicos en París y nació Amalia. Cien años después la capital francesa volvió a ser sede olímpica y Amalia sigue batiendo récords. Los más pequeños de la familia la adoran y la miman porque esta mujer es todo corazón. Ella sabe ganárselos a todos. Me cuentan que, cuando le da un dinerito a un nieto, bisnieto o tataranieto, le dice: «E cala a boca, non llo digas aos teus pais». En el medallero no aparece el nombre de Amalia López, pero sin duda debería figurar. Coincidirán conmigo que ha hecho méritos en estos cien años para que su esfuerzo y entrega tengan premio. Esas imágenes en las que ella siempre sonríe y todos le muestran el cariño que le profesan son sus medallas de oro. La recompensa a no haberse rendido nunca y sonreírle a la vida en todo momento.