Arianna Aragón, la hija de Rody Aragón y también de Carlos Sobera es la camarera de «First Dates Hotel»: «Lo de sostener la bandeja y llevar tacones no es nada sencillo»
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Nieta de Fofó e hija de Rody Aragón, Carlos Sobera la considera también su hija porque está casado con su madre y la crio desde pequeña. Ahora comparte plató con él: «Trabajar a su lado es un regalo, es un hombre increíble, todo lo hace bien»
14 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Arianna Aragón está despegando, dice que es de naturaleza nerviosa y que ponerse delante de una cámara le da ese cosquilleo que, asegura, sienten también los profesionales que llevan mucho tiempo trabajando. Ella llevaba el artisteo en las venas, porque es hija y nieta de payasos, pero como no sabía que estudiar, eligió Derecho, como su madre y el marido de su madre, Carlos Sobera. Ellos me decían: «Estudia, estudia, estudia», «¡Pero en qué momento se me ocurrió a mí hacer esa carrera!», confiesa mientras repasa lo feliz que está de compartir plató este verano en First Dates Hotel con Carlos. Para ella es también un padre pero, por supuesto, lleva con mucho orgullo formar parte de la saga Aragón. «La gente, con su cariño, me ha transmitido quién era mi abuelo Fofó», afirma Arianna.
—¿Qué ha sido lo más divertido de «First Dates Hotel»?
—Me lo he pasado muy bien con mi compañera, las dos hemos sido las camareras y hemos disfrutado mucho con los concursantes. El restaurante se mantiene, pero como hay más espacios —la piscina, el yacusi, las habitaciones—..., es genial. La gente se lo va a pasar muy bien.
—¿Y trabajando en «First Dates» lo ves habitualmente?
—No te creas, cuando empezó no lo veía mucho, ja, ja. Pero mi abuela siempre lo tenía puesto y ahora pienso: «¡La maravilla que es First Dates, cómo no lo he visto antes!». Es genial, sobre todo, porque ha enganchado a todo el mundo, da igual la edad de los concursantes y de los telespectadores. Ha hecho mucho por que entendamos las diferentes relaciones, ha mostrado que hay muchas opciones sexuales y que todo el mundo tiene derecho.
—¿Con quién irías al programa?
—¡Uy! No tengo a nadie en la cabeza. Pero no tengo un prototipo de hombre, me puede gustar gente muy diferente físicamente. Lo que busco es alguien que me dé buena energía, de corazón limpio, que no le guste mucho la fiesta, que sea una persona sana y que me haga reír.
—¿Y qué plato elegirías?
—No comería ni espaguetis ni una hamburguesa, ja, ja. Nada que me pringase y me manchase los dientes.
—¿Lo más difícil de ser camarera?
—Es un arte, tienes que estar pendiente de la gente, controlarlo todo, que no se te caigan las cosas con la bandeja y los tacones. Eso lo llevo fatal, no es nada sencillo.
—¿Te ha costado mucho ponerte delante de la cámara?
—Soy muy nerviosa y sí he tenido ese puntito, ese cosquilleo, pero también he escuchado a muchos actores y presentadores decir que sentirlo es normal, así que si les sigue pasando a ellos, entiendo que es la magia de ese momento. He intentado disfrutarlo, y escuchar a los concursantes y seguir su historia. Se trata de empatizar y de entrar en el juego, y yo, desde luego, he entrado.
—¿Ha sido complicado estar cerca de Carlos Sobera?
—¡Qué va! Carlos es un regalo, no he compartido muchos planos con él, porque es el director del hotel, pero es maravilloso.
—¡Dime algo malo de él!
¡Que no sabe cocinar! Pero es un hombre resuelto, inteligente, superrápido, generoso, amable... Carlos es increíble. Pero mira cómo es que una vez se quedó dormido, porque va a mucho ritmo y estaba cansado, y de pronto lo llamaron, se despertó, llegó y, ¡hala!, hizo todo del tirón. Yo no lo entiendo.
—¿Tu mayor virtud?
—Que soy muy empática, creo que escucho bien a la gente.
—Llevas el apellido Aragón, el de una de las grandes sagas. ¿Qué has heredado de tu padre?
—¡Qué voy a decir de él! Ha estado siempre encima del escenario. Él me anima en todo, pero procuro escucharlos a todos. A veces parece que sigo los pasos de Carlos, porque he estudiado también Derecho, como él, pero también como mi madre. ¡No sé cómo estudié esa carrera! Como no sabía lo que quería, me metí ahí. ¡Madre mía, en qué momento! Me di cuenta enseguida de que no era lo mío, pero me presionaron mucho para que la acabara. En cambio, en la televisión Carlos jamás me ha dicho nada, ni siquiera cuando voy a un casting, pero con la carrera han sido: «Estudia, estudia, estudia». Y, mira, ahora estoy buscándome la vida: rodando una serie, aprendiendo, con formación, empiezo en el teatro y quiero seguir mi camino.
—¿Qué canción de los payasos te vuelve a la niñez?
—La gallina Turuleca. Para mí es un honor pertenecer a esta familia, y ver todo el cariño que les tiene la gente, cómo los han seguido, me lo transmiten, aunque lo haya vivido a través de mis tíos, de mi padre... Yo cuando los veo de gira me pongo a llorar. Me lleva a ser chiquitita. A mi abuelo Fofó lo veo en vídeos. No lo he podido conocer, pero sé todo lo grande que era por la gente.