Montserrat Graell, experta en adolescentes: «Las luces de las pantallas están adelantando la pubertad»
YES
El adolescente necesita presencia, paciencia y resistencia de sus padres. Es la fórmula para superar la etapa en la que los niños construyen la identidad de los adultos que serán en el futuro
12 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.De la noche a la mañana, el niño que había en casa empieza a comportarse de manera diferente, «ya no son niños, pero tampoco adultos, están en tierra de nadie», explica Montserrat Graell, especialista en trastornos de alimentación que dirige el departamento de Psiquiatría y Psicología Clínica Infantil en el Hospital Niño Jesús de Madrid. Nadie mejor que ella para orientar a los adultos en este viaje, lo que intenta hacer con el libro El desafío de la adolescencia, que edita Espasa.
—¿Es la adolescencia más difícil que el propio desafío de ser padres?
—La diferencia está en que la adolescencia es un desafío al mismo tiempo para los chicos que están transitando por ella como para los adultos que los acompañan; sobre todo los padres, pero también los profesores, entrenadores y los influencers que actúan como referentes en esa adolescencia.
—¿Por qué ahora dura más?
—Está claro que el inicio de la adolescencia es biológico, empieza con la pubertad; pero se está adelantado por factores físicos, como la alimentación, y culturales. Pretendemos que los niños, y especialmente las niñas, pasen a ocupar papeles menos infantiles, y es un riesgo que puede desembocar en problemas más graves. Además, hay estudios que apuntan a factores externos, como la cantidad de luz: en países ecuatorianos, la pubertad se adelanta por una alteración en la melatonina. Y en otros muchos países, se está viendo una influencia de las luces artificiales de las pantallas.
—¿Cómo ha cambiado la adolescencia en sus 30 años de profesión?
—Lo que ha marcado más la diferencia es esta digitalización masiva: ser capaces de abordar que el mundo es más amplio, con muchos más referentes, ha cambiado la socialización y las relaciones sociales. Los adolescentes tienen ahora muchos más referentes para construirse a sí mismos.
—¿Cómo afecta a nivel médico la adicción tecnológica?
—Hay una base neurobiológica que explica el uso masivo de las redes sociales. Los reels están diseñados para provocar descargas constantes de dopamina y generan adicción. Cada wasap produce placer, no recibirlos incrementa el sentimiento de rechazo.
—¿Hay ahora más problemas mentales debido a las redes sociales?
—Las redes sociales están influyendo mucho en la insatisfacción corporal, especialmente en las chicas, y es un factor de riesgo para padecer trastornos tan graves como los de la alimentación. Hay que enseñarles a protegerse de estos mensajes con educación digital, para que sepan hacer crítica de esos contenidos.
—¿Están más perdidos los padres de hoy por esta digitalización?
—Están aprendiendo como pueden, pero ya no hay excusas, es necesario controlar el entorno digital para que sea seguro y saludable. Hay que limitar tiempos y contenidos y, sobre todo, tener una muy buena comunicación.
—Pero en esta etapa se viven los primeros rechazos de hijos hacia padres.
—Ellos están en tierra de nadie, no son ni niños ni tampoco adultos, y esa lucha genera cierta irritabilidad que manifiestan de manera muy intensa, porque emocionalmente tampoco se regulan muy bien.
—Despedirse de la infancia y cambiar los códigos de comunicación, ¿cómo hacerlo sin que sea brusco?
—Este proceso aparenta brusco porque estamos acostumbrados a la placidez del niño que depende de ti emocionalmente. Hay que dejarle su espacio para que se equivoque, con paciencia, tranquilidad y confianza.
—Uno de los grandes temores es no poder controlar las amistades.
—La relación social es una necesidad que está al nivel de la alimentación y el agua. Les ayuda a conformarse, a vivir en sociedad, a resolver conflictos y a regularse emocionalmente. Pero hay que conocerlas bien a través de esta comunicación abierta, escuchando sin juzgar, aunque estando muy pendientes de las conductas de riesgo.