Abraham Mateo, cantante: «Me fío más de mí por la noche que por el día»

YES

STEVEN BERNHARD

Lleva desde los 14 años encadenando éxitos, pero aun así, o quizá por eso, siente que se le exige más que a nadie. Y eso es algo que le quita el sueño, por lo que ha decidido aprovechar esos momentos para componer. Su nuevo disco es herencia directa del «Insomnio»

16 may 2024 . Actualizado a las 11:04 h.

Se confiesa obsesionado por su trabajo hasta límites enfermizos. Y su ritmo de producción acredita su confesión. Abraham Mateo (San Fernando, Cádiz, 1998) es uno de los artistas más prolíficos de su generación. «La pasión por la música, a veces, me impide dormir», comenta. Así que aprovecha esas noches en vela para componer y grabar en el estudio que tiene en su propia casa. Fruto de ese trabajo es su nuevo disco, Insomnio, en el que recoge 16 canciones, entras las que figuran colaboraciones con Chanel, Ana Mena, Sebastián Yatra, Omar Montes, Danny Ocean o Rorro.

—¿Es un disco hecho en su mayor parte de noche?

—Sí, sí. Ya el título habla por sí solo, ¿verdad? Se ve el problema desde lejos. El insomnio me ha acompañado siempre, desde pequeño. Y siempre he preferido trabajar por las noches. Es cuando más me inspiro. Es cuando siento más tranquilidad, cuando nadie me molesta.

—¿Y qué haces durante el día?

—Depende. Hay veces que acabo muy tarde en el estudio y luego me tengo que levantar temprano para hacer promoción, o incluso empalmar con algún concierto y ya duermo en la furgo... Locuras, vaya. Pero es que antes de irme a dormir siempre me entra el gusanillo de entrar en el estudio. Digo: «A lo mejor era esta noche cuando sale el tema que, de repente, me cambie». Y tiro para allí, empiezo a grabar y me dan las tantas.

—Porque tú eres como los flamencos, ¿crees en el duende?

—Hombre, claro. Cien por cien. Hay canciones que conectan con la gente y uno no tiene ni idea de por qué. Siendo de Cádiz, si no creyera en el duende sería un pecado.

—De hecho, he leído hace poco una entrevista en la que decías que tenías el corazón de folclórica.

—Lo decía en el sentido de que siempre me han gustado las letras románticas, cantarle al amor y al desamor y teatralizar mucho la interpretación de los temas, darles mi sentido.

—Lo de cantarle al amor romántico, como que ya no se lleva, ¿no?

—Yo trato de cantarle al amor y al desamor, pero sin que suene ñoño ni cursi. Me gusta escribir con mis jergas y con las expresiones con las que hablo en mi día a día.

—¿La noche no te confunde?

—No, no me confunde. Es más, yo suelo estar más despierto por la noche que por el día. Me fío más de mí por la noche que por el día, si te digo la verdad.

—¿Qué cosas te quitan el sueño?

—La impaciencia me quita mucho el sueño. El hecho de querer las cosas al momento lo considero un defecto, pero también es una virtud, porque esa impaciencia me hace estar siempre con las pilas puestas y no parar hasta conseguir mi objetivo. También me quita sueño el ansia por superarme a mí mismo, el sacar un tema que supere al anterior. Y ya en lo personal, la preocupación por mis seres queridos, el que todos estén bien. Soy un niño muy familiar y siempre me gusta estar pendiente de mi gente.

—Cómo son tus otras noches, cuando no trabajas y las dedicas a salir? ¿Son igual de creativas y excitantes?

—Realmente, salgo muy poco. Últimamente no tengo tiempo para nada y llevo mucho tiempo sin salir. Y, fíjate, yo antes sí que salía...

—¡Pero si tienes 25 años!

—Ya, pero está complicada la cosa. De hecho, cuando me voy de viaje con mis amigos flipan porque realmente no puedo desconectar de mi trabajo. Siempre estoy con el bloc de notas abierto o con la grabadora del iPhone apuntando melodías y cosas... No sé, me sale así de forma natural. Yo ya ni siquiera lo veo como un trabajo. Veo que he nacido por y para esto y que cada segundo que no pienso o trato de ser creativo con lo mío, estoy como perdiendo el tiempo. Soy consciente de que es un poco enfermizo.

—¿Y cuando no estás en tu casa? Por ejemplo, una noche en un hotel, ¿duermes bien o también asoma el insomnio?

—Yo es que a todos los sitios a los que viajo me llevo un set que es como un pequeño estudio portátil para siempre poder grabar. De hecho en este disco hay canciones que he grabado por ahí, estando de gira, estando en sitios locos.

—¿Has encontrado algún remedio para el insomnio, ya sea natural o químico?

—Cuando he estado con insomnio toda la noche, no he dormido bien y tengo que levantarme temprano, lo que me ayuda a ponerme las pilas es un buen café.

—¿Y algo que te ayude a dormir?

—Estuve probando la ZzzQuil, esas pastillas de goma que venden en la farmacia. De hecho, las menciono en una canción del disco. Digo: «Riendo y llorando, sin poder dormir, para el insomnio, tomo ZzzQuil». Las estuve probando un tiempo, pero tampoco me funcionó.

—¿Eres más de reír o de llorar?

—De reír. Absolutamente. La gente que me conoce sabe que soy un cachondo y que siempre estoy riéndome. Y llorar... Soy más de emocionarme que de llorar.

—Me da la sensación de que en tu vida has llorado bastante, pero de rabia.

—Sí, se puede decir que me lo han puesto complicado por el camino. Pero yo soy de los que tienen la teoría de que todo pasa por algo y que si no hubiera pasado lo que ha pasado, yo no estaría aquí donde estoy a día de hoy. Así que no me arrepiento de nada.

—¿Tienes la sensación de que a ti se te exige demostrar el doble que a otros? Hay artistas que llegan, lo petan con una canción y ya están consagrados. Tú lo has petado con no sé cuántas y todavía hay quien duda de ti.

—Cuando uno empieza desde tan pequeño en la música, y más haciendo las canciones que yo hacía, que eran canciones comerciales, cuesta mucho que la gente te tome en serio. En mi caso, ganarme el respeto de la gente me ha costado, como tú dices, el doble que a cualquier otro artista que empieza ya de mayor o con cualquier otro estilo. Estoy seguro de que es solo cuestión de tiempo el que yo pueda demostrar la calidad de lo que hago. Pero sí, es difícil cambiarle la mentalidad a algunas personas que se han quedado en el pasado, que se quedaron en el chaval que se ponía la gorra de lado. Yo trato de que que vean mi crecimiento, mi madurez y que se den cuenta de que de pequeños todos hacemos y subimos a las redes tonterías que no nos representan cuando maduramos.

—En tu perfil de Instagram solo tienes 12 publicaciones. ¿Lo has borrado todo?

—Sí, lo he borrado entero. He hecho una limpieza porque quería hacerle saber a la gente que este nuevo disco supone para mí una nueva etapa. Y lo hice así, eliminando todas las publicaciones anteriores.

—¿Te gustaría borrar muchas cosas de tu pasado?

—No, no. Lo de borrarlas de las redes ha sido solo para darles a entender a las personas que me siguen que esto para mí es un renacer. Pero no porque me arrepienta de nada del pasado. De hecho, quizá algún día me plantee recuperarlas.

—Hablabas antes del desamor y no deja de ser curioso que en casi todas tus canciones te pones en el lado del perdedor, cuando es evidente que no te va mal. Hace poco le dijiste a Broncano que tenías tus noches animadas cuatro veces a la semana.

—Es por ahí lo de que tengo el corazón de folclórica. A mí me gusta sentir mis canciones de una forma intensa, que me dé juego también para después, en directo, poder interpretarlas con esa misma intensidad y poderle transmitir a la gente todo lo que quiero. Es cierto que, a la hora de cantar, siempre he conectado más con el desamor. Es como que me divierto un poquito más metiéndome en un personaje. Porque, efectivamente, yo estoy bien, estoy enamorado, estoy tranquilo y estoy feliz. Pero me mola también salirme de ese personaje para meterme en otro y hacer canciones que cuenten una historia diferente a lo que yo estoy viviendo. Cuando hago canciones de desamor me siento como el que escribe un guion de una peli e interpreta a otro personaje.

—En «La idea» le dices a tu interlocutora que la idea era «que fueras de mis hijos la mamá». ¿Eso también es guion o tu proyecto vital pasa por crear una familia y tener hijos?

La idea fue una historia que me ocurrió en el pasado. En aquel momento yo no tenía ese sentimiento con esa intensidad. Pero sí, puede que en el futuro mi proyecto de vida pase un poco por ahí. Al final cada uno escribe desde sus emociones y su experiencia, así que siempre se puede leer un poquito entre líneas.