
Qué tenemos que comprar en rebajas y qué no, cuáles son las tendencias que triunfan o si hemos mejorado en estilo. Hoy toca hablar de moda con esta experta
23 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Si de algo sabe Mar Gago es de moda. Esta estilista coruñesa, que cuenta con más de 250.000 seguidores en Instagram (@sequeponerme) y que también es profesora en la escuela de moda Goymar, recomienda no sucumbir a la tentación de las rebajas si no lo necesitas. Mantener la mente fría y prever bien lo que se necesita de antemano antes de ir de compras son dos reglas que deberás tener en cuenta en estas fechas.
—¿Qué prendas hay que comprar en las rebajas?
—Lo que vayamos a amortizar. Hay que ir a tiro fijo. Ahora las prendas más cotizadas son las de frío. Un abrigo de lana o un plumífero son ideales para comprar en rebajas. También un buen bolso que nos dobla el presupuesto y que esté bastante rebajado. Lo ideal es comprar prendas que nos van a ser útiles para la próxima temporada. Por eso, es mejor que sean atemporales y de calidad. Las rebajas también sirve para renovar el armario con lencería, ropa de dormir, la de ir al gimnasio o un jersey que ya vemos que está mal. Igual que vamos haciendo reformas en casas, pues ir haciendo acopio.
—¿Y de qué tenemos que huir?
—Los descuentos suelen ser muy golosos. Y, a veces, compramos lo que no necesitamos. Hay que pensar que en las rebajas queda lo que no han vendido durante la temporada. Digamos que son las prendas más feas, menos logradas... Los restos. En cuanto a tallas también es lo que queda.
—¿Y comprar prendas de entretiempo para poner en primavera?
—Sí, sobre todo, en el norte de España, porque podremos usarlas de marzo a junio y también en otoño. Por ejemplo, una camisa blanca de manga larga. También una biker negra o una cazadora vaquera serían una buena inversión. También un bolso camel, que te va a servir todo el año. O unos botines de ante.
—¿Es tendencia que la moda femenina sea más masculina?
—Sí y ocurre por dos motivos. Las mujeres mayores tendemos a llevar prendas más holgadas, más oversize, porque nos hace vestir más casual y sentirnos más actuales. Nos vemos más jóvenes. Por lo general, la mujer en España no va muy ceñida. Y después, entre los jóvenes triunfa la unificación de género. Y se juntan esas dos cosas.
—Con los trajes también, son más masculinos.
—Eso es lo que hemos visto en las grandes cadenas. También son clásicos, atemporales y no nos complicamos mucho la vida. Por eso, es una tendencia desde hace dos años. Y nos la cortarán porque necesitan cambiar y que compremos otras cosas. Pero es una tendencia fácil de reproducir. Un chaleco, una blazer o un abrigo gris oscuro son prendas fáciles de incorporar.
—¿Regresaremos a la ropa hecha a medida?
—Esas prendas que nos poníamos a medida y que estaban tan bien confeccionadas, aunque las echemos de menos, ya no tenemos dónde comprarlas. No vamos a poder volver porque ya no hay tiendas que vendan tela, tampoco conocemos ahora modistas que se dediquen a hacer patrones. Y, después, estamos acostumbrados a que el proceso de compra sea de hoy para ya. Llegamos a la tienda y ni siquiera lo probamos, nos lo llevamos a casa y si no nos gusta, lo devolvemos. Entonces eso no lo vamos a volver a hacer, porque el proceso ya nos parece imposible y muy arriesgado.
—¿Pero sí hay «ateliers» para vestidos de novia o para ocasiones especiales?
—Sí, pero durante la semana vamos uniformados y solamente ponemos un poco de interés un día y nos esforzamos para los eventos y las ceremonias. Entonces, ahí sí que hay ateliers que están emergiendo para hacernos esa ropa que no encontramos en las grandes cadenas.
—¿Crees que se impondrá la «slow fashion» [moda lenta]?
—Sí, pero vamos a convivir también con la moda rápida. Le va a pasar un poco como le ha pasado a la comida rápida. Antes, ir a una hamburguesería de comida rápida era lo más, y ahora comemos hamburguesas de buena carne y de proximidad. Con la moda, también pasa un poco esto. Estamos un poco cansados de las tendencias, de estrenar y de lo que es novedad. Vemos que las prendas que compramos apenas tienen calidad y ni siquiera nos aguantan una temporada.
—¿Con el paso de los años vestimos mejor o peor?
—Hemos evolucionado en estilo y, a lo mejor, antes arriesgabas más y te ponías cosas más a lo loco. Ahora tienes el gusto más asentado. Pero yo creo que vestimos peor. No porque queramos, pero sí porque hay falta de tiempo y en el día a día intentamos hacer todo más rápido. También, porque el mantenimiento de la ropa ya no es el mismo. Casi no utilizamos plancha y tenemos secadora en casa. Entonces, tenemos que comprar ropa más común y no tan delicada. Y luego vamos más uniformadas. Todas llevamos lo mismo. Un pantalón, una parte de arriba, un abrigo grande que nos cubra y unas deportivas. Lo que nos distingue son los detalles. Y se echa en falta la función de la dependiente que antes te asesoraba. Y, luego, las prendas son de peor calidad y envejecen mal.