
La mayoría la conocimos hace cinco meses, cuando quedó tercera en el Benidorm Fest con «Nochentera», un temazo que era firme candidato a canción del verano. Y así ha sido. Pero Vicco no es para nada una recién llegada al mundo de la música. En el 2015, con 20 años, ya teloneó una gira de Alejandro Sanz
09 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Quedar en tercer puesto en el Benidorm Fest se está convirtiendo en sinónimo de éxito garantizado. Le pasó a Tanxugueiras en el 2022 y se ha repetido con Vicco en el 2023. De nuevo el criterio del jurado queda muy en cuestión. No hacía falta ser un avispado cazatalentos ni un experto en mercadotecnia musical para adivinar que Nochentera era un pelotazo de canción. Pegadiza, fresca, optimista, con ese sonido tan actual que fusiona las referencias disco de los 80 con el pop contemporáneo. Pero en fin, doctores tiene la TVE, y así nos va después en Eurovisión.
El caso es que, gracias al Benidorm Fest, descubrimos a Vicco, una barcelonesa de 28 años que para nada es una recién llegada a esto de la música. En el 2014 sacó con Sony su primer disco, como Victoria Riba, su nombre real, y un año después estaba abriendo los conciertos de la gira Sirope de Alejandro Sanz.
—Cuenta, cuenta.
—Yo empecé en la música en el 2000. A raíz de una actuación en el cole, una chica se me acerca y me dice que le gusta mucho cómo canto y que su padre es mánager y me puede echar un cable. Le digo que vale y resultó que su padre era muy amigo de Alejandro Sanz. Le envió unos vídeos míos, a Alejandro le gustaron y me escribió. La verdad es que es muy surrealista. Yo en aquel momento era una chica tímida a la que le costaba cantar en público y, de repente, que Alejandro Sanz se fijara en mí fue muy fuerte. Me recomendó componer porque en aquel momento yo solo hacía versiones. Así que empecé a componer en inglés. Le envié las nuevas canciones y también le gustaron, pero me dijo que si quería hacer carrera en España debería cantar en español. Así que empecé a componer un disco en castellano. Y en el 2014 llegó Sony y me dijo: «Lo lanzamos».
—¿Ya como Vicco?
—No, como Victoria Riba. Era un proyecto como más clásico, más de baladas. Al año siguiente Alejandro me invitó a abrir los conciertos de su gira. Y pasé de cantar delante de cien personas a cantar delante de 20.000. Muy heavy. De hecho, me vino un poco grande en aquel momento. Yo era muy tímida, no estaba aún formada como persona y no me sentía segura. Así que decidí, evidentemente, agradecer toda la ayuda que me brindaron y parar. Tenía claro que quería ser artista, pero necesitaba investigar un poco más en mi sonido, crecer como persona, madurar y tomarlo desde otro punto. Los años que siguieron fueron de estudiar producción, de vivir experiencias, de trabajar en equipo, empecé a componer para otros artistas [Edurne, Natalia Lacunza, María Escarmiento...]. Todo eso me hizo coger fuerza y tener clara la dirección que artísticamente quería y el sonido que buscaba. Y es ahí donde nace Vicco, un proyecto donde yo me arriesgo, pruebo géneros diferentes, fusiono estilos, produzco... Así que empecé a sacar temas de modo independiente hasta que en el 2021 un tema mío funcionó bastante y entró en la playlist de Pop con Ñ. De nuevo volví a presentar mis canciones a Sony y me ficharon otra vez. Y ahora resulta que triunfa. Para que veas la importancia de los momentos. En el 2015, por lo que sea, no era mi momento. Y ahora sí que me ha tocado.
—¿Qué pasa con el festival de Benidorm? El año pasado ganó Chanel, pero quienes después también triunfaron fueron Tanxugueiras y Rigoberta. Y este año ha ganado Blanca Paloma, pero quien está teniendo éxito eres tú.
—Yo nunca me tomé el Benidorm Fest como una competición. Para mí era una oportunidad de mostrar quién era yo como artista. Y molaría que todos los artistas que se presenten se lo tomaran así para que no lo vivan como una frustración si no ganan. Después, a la hora de elegir al ganador, influyen muchísimos factores. Con lo cual, la canción que gana no tiene por qué ser la mejor. Para mí, lo más interesante del Benidorm Fest es que da a conocer muchas propuestas y que da visibilidad a muchos artistas que nos queremos dar a conocer.
—¿Te habría gustado ir a Eurovisión?
—Pues mira, te voy a contar la verdad. Al principio me daba miedo. Cuando me propusieron ir a Benidorm fue como «uf, qué presión». Porque es que es una responsabilidad. Después, durante el proceso, en algún momento dije: «Venga, sí, me apetece», porque soy muy competitiva y me gusta ir a tope. Pero luego lo dejé en plan: «Mira, si el destino me quiere llevar, que me lleve y si no, pues no». Y ahora que ya ha pasado, te diría que no. No me habría gustado porque al final estás muchos meses enfocada solo en Eurovisión. No puedes sacar música, no puedes hacer conciertos... Y mi objetivo, antes de ir al festival ya era poner el pie en el mercado y ofrecer todo lo que tengo que ofrecer. Ir a Eurovisión habría retrasado o paralizado mi proyecto. Así que al final todo ha salido perfecto.
—¿En qué te ha cambiado a nivel personal el éxito de «Nochentera»? Te he escuchado decir que por primera vez has conocido la ansiedad.
—Sí, totalmente. El volumen de trabajo que me ha llegado desde febrero es una cosa muy loca, que yo antes no conocía. Yo es que soy muy perfeccionista, me gusta que todo salga bien, cuidar todos los aspectos. Y de repente se me abre un abanico enorme de áreas que tengo que tener en cuenta: estilismos, el equipo, el directo, la banda, los ensayos, la promo... Un montón de cosas que me gusta intentar controlar. Hasta que he aprendido que no lo puedo controlar, que es imposible, y que por eso hay un equipo detrás que me ayuda. Pero sí, estoy conociendo varias partes de mí que no conocía y que me están gustando.
—¿Por ejemplo?
—Mi capacidad de sacrificio y de esfuerzo. Llevamos un verano de locos, tengo la espalda llena de contracturas por culpa de las furgonetas y los aviones. Pero me mola porque veo que me lo estoy trabajando y que puedo sacarlo adelante.
—¿Qué echas de menos de tu vida del 2022?
—A mi familia, a mi pueblo [Tiana (Barcelona)] y los planes de bar de pueblo, de cervezas con mis amigos. También el salir de fiesta y no estar preocupada por si bebo demasiado y se me va la olla. Ahora lo controlo un poco más, porque la gente me reconoce y tengo que mantener la imagen. Pero esa noche que se te va de las manos, ¿sabes?, y dices: «No pasa nada», pues eso sí lo echo un poquito de menos [se ríe].
—¿Cómo sería tu «Nochentera» ideal?
—Empezaría con una cena muy rica, seguramente con amigos. Luego unas copitas en casa, con juegos de mesa de esos de beber y tal. De hecho Nochentera la escribí pensando en ese momento de la previa. Después, a la discoteca hasta las 7 de la mañana. Y acaba con un McDonald’s. Sí, sí, sí. Cien por cien. Y a dormir.
—«Nochentera» ha sido la canción de este verano, pero ¿cuál ha sido la tuya?
—Me gusta mucho Lala, de Mike Towers. Es la canción que me ha acompañado toda la gira y es como la que más me recuerda a este verano.
—Artistas como tú, Aitana, Ana Mena, Abraham Mateo, que en los 80 ni siquiera habíais nacido, estáis recuperando los sonidos de entonces. ¿Qué idea tienes de los 80? ¿Cómo te imaginas aquellos años?
—Como que fueron años de mucha moda, mucho color, mucha rebeldía, mucho mostrarse, callejear, salir de fiesta... No sé, tengo esa idea, pero igual estoy equivocada.
—Bueno, algo —o bastante— de eso sí que lo hubo, sí. ¿Te gustaría haberlos vivido?
—La verdad es que sí. De hecho me gustaría poder conocer cómo ha sido el mundo en distintas etapas. En los 80 yo creo que habría sido bastante guerrera.
—¿Y qué me dices de la estética de aquellos años?
—Buah, era muy guay. Todos aquellos colores, aquellas ropas, los pelos cardados... Es increíble. Era todo actitud. Todo poderío. Era como me da igual lo que pienses. Mola.
—Dices en «Nochentera» que la vida está para disfrutar. ¿Qué le gusta disfrutar a Victoria?
—Yo soy muy disfrutona. Me gusta mucho entregarme a los placeres. Comer me encanta. Ver una buena peli, estar con mis amigos, esas tardes eternas que se vuelven noches... Soy de las que piensan que lo que ahora mismo tenemos no siempre va a estar, lo cual me hace disfrutar más del presente. Soy una chica que mira a la vida con ilusión y con ganas de asombrarse.
—Me hablabas antes de lo que te gustaba de los 80, pero ¿qué te gusta de la época que te ha tocado vivir?
—Creo que estamos en un momento bastante bueno para expresarse, para romper estigmas y para hacer causa común de cara a cambiar cosas que no están yendo bien en la sociedad. Estamos viviendo un momento de muchos cambios en muchos aspectos.
—¿Y qué te molesta de este tiempo?
—Que siga habiendo represión, que siga habiendo machismo, que sigan ocurriendo las cosas que llevamos intentando cambiar desde hace muchos años... Es algo que me parece surrealista. Con lo fácil que es ser buena persona y sembrar amor. Cuesta mucho más esfuerzo ser lo contrario. No sé, no me entra en la cabeza. Pero, bueno, creo que es una lucha que durará mucho tiempo, pero que terminará bien.
—¿Como artista sientes la necesidad de implicarte en esas causas?
—Por supuesto. Entre mis objetivos como artista está defender esa libertad de expresión y aportar mensajes de empoderamiento, respeto y tolerancia. Al amor libre, a la diversidad..., a todo. En lo que yo crea que puedo aportar algo, siempre lo voy a hacer. Y soy consciente de que tengo un privilegio. Tengo la suerte de poder mandar mensajes y sé que a la gente que me sigue, todo lo que diga y todo lo que cante les entra en la cabeza. Así que ya que tengo ese poder —porque literalmente lo es— hay que usarlo bien. Por eso mis canciones hablan de amor y de cosas que me pasan a mí, pero también de cómo mi cabeza funciona desde una parte más emocional. Si hay algo tóxico, lo digo. Nunca voy a dejar de expresarme libremente porque es algo que va dentro de mi persona. Y mi persona es mi música también.
—En tu música hay, evidentemente, muchas evocaciones ochenteras, pero también muchas sonoridades actuales. ¿Cuáles son tus principales referencias? ¿Quién manda en tu «playlist»?
—¡Uf!, mi playlist en un caos total. Tengo rock, indie, reggae, pop, electrónica, reguetón, baladas... Me encanta mucha música y muy diferente. Eso es algo muy bueno que mis padres hicieron. Ponernos siempre mucha música y muy distinta. Mi padre era más roquero, mi madre era más pop. No sé... Está claro que para este proyecto la principal influencia son los 80, pero el haber estado componiendo para otros artistas más en la línea del reguetón y lo urbano, creo que también se percibe en Vicco, sobre todo en los chanteos, donde meto frases como más rapeadas. Pero es que me gusta mezclar un poquito de todo. Quiero que mi música tenga un poquito de cada ingrediente de lo que me ha hecho y de lo que me hace a mí como artista y como persona. Porque también como persona soy bastante camaleónica.
—¿Eres valiente?
—Sí, soy valiente. A veces me olvido de ello, pero luego siempre lo acabo siendo.
—¿Sigues siendo tímida?
—Sí, la timidez siempre está ahí. Y quiero que me acompañe siempre porque es algo que me mantiene con los pies en la tierra. Ese punto de timidez que va de la mano de la humildad para mí es mi valor más grande.
—¿Eres impulsiva?
—Muchísimo. Todo el rato. Eso tampoco va a cambiar nunca.
—No te pregunto si eres soñadora porque estoy seguro de que sí, así que dime cuál es ahora mismo tu sueño. ¿Adónde te gustaría llegar?
—Soy muy, muy soñadora. Yo vivo en mi cabeza [se ríe]. Y siempre sueño muy arriba. ¿Sabes qué me ha pasado? Que durante muchos años, cuando me empecé a dedicar a la música, soñaba superalto y al final, después de tantos años de lucha y de ilusiones frustradas, fui bajando el listón. Pero ahora que ha pasado todo esto estoy de nuevo con aquellas ganas y aquel pensar: «Oye, igual sí que puede pasar». A mí me encantaría llegar a América. Pero bueno, no voy a decir que es imposible porque no le quiero mandar ese mensaje a mi cabeza, pero sé que es muy complicado. Colaborar con Christina Aguilera o Ariana Grande, o componer para ellas es mi sueño máximo. Ojalá...
—«Nochentera» se convirtió en el himno oficioso de la selección femenina de fútbol.
—¡Ya! Lo del Mundial fue muy fuerte. Te juro que flipé. Me mandaban mensajes en plan: «Tu canción está sonando en el estadio» o «Hoy te han puesto en el partido». Y de repente, escucharla en la final cuando cogen la copa... ¡Wow, qué fuerte! Me gusta especialmente porque Nochentera es una canción para celebrar, es una canción de subidón, de qué bien estoy. Entonces, me encanta ver que la gente la usa para eso.
—¿Cómo has vivido todo lo que pasó después?
—Pues también me parece muy fuerte. No me quiero meter mucho en eso, pero es lo que te decía antes cuando me preguntabas sobre las cosas que no me gustaban del mundo. Pues esa es una de ellas. Me parece inaceptable. Y que no sepas reconocer los errores es el error más grande. Sí que es verdad que la gente se ha volcado mucho con las jugadoras y eso es un signo de que realmente las cosas están cambiando. Pero es muy triste que después de que las chicas hayan ganado un Mundial, que es la verdadera noticia, de lo que más se haya hablado haya sido del beso.
—Hace un par de semanas estuviste en el Festival de la Luz ¿cómo fue la experiencia?
—Fue increíble, la verdad. Me encantó el concepto. Es un festival que se sale un poco del canon estándar de los festivales multitudinarios, en los que a veces no sabes muy bien, si el público está allí por la música o por qué. Me gustó mucho que hubiese gente de todos los rangos de edad. Había padres, niños, gente joven... El ambiente era muy familiar, muy tranquilo, muy de disfrutar de los conciertos. A pesar de que es un festival muy ecléctico, sientes que hay mucho respeto por los artistas. Que la gente va a escucharte. Yo es que amo Galicia. Siempre que voy a Galicia siento que es como una caricia para el alma.
—¿Tuviste ocasión de estar con Luz?
—La conocí el día anterior al festival, porque coincidimos en Tenerife y fue como... ¿Sabes esa gente especial que sientes que tiene una energía muy especial, que tiene realmente una luz? Pues así es ella. Es increíble, superelegante, superbuena, respetuosa y, por supuesto, desde el punto de vista musical es una eminencia. Para mí ha sido un privilegio y un honor conocerla. Le tengo muchísimo respeto. Yo recuerdo que mis padres la ponían mucho en casa. Llevo escuchándola desde niña.
—Mi personaje favorito de «Nochentera» es la Mari. ¿El mundo está lleno de Maris?
—Totalmente. Todos tenemos una Mari en nuestra vida. Una conocida, alguien de la familia... Yo tengo una muy especial, que vive en el delta del Ebro, que es donde vamos a veranear. Se llama Mari de verdad. De hecho, cuando compuse la canción pensé en ella como esa figura de mujer de hogar, de familia, de vecina que se suma a la fiesta y lo peta. Yo amo las Maris. Todos mis respetos para ellas.