Daniel Almeida, 46 años: «Desde el covid vivo en una furgoneta»

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MARCOS MÍGUEZ

Verse encerrado en su apartamento de alquiler y sin poder trabajar en lo que le apasiona y le da dinero fue lo que motivó a este coruñés (y su perro) a comenzar a vivir en su Volkswagen

08 jun 2023 . Actualizado a las 18:11 h.

Cómo el coronavirus iba a cambiar la sociedad y a las personas fue uno de los debates más frecuentes durante los años de pandemia. Más empatía, más inversión en ciencia y sanidad o más solidaridad con los países menos desarrollados fueron algunos de los objetivos que se pusieron encima de la mesa. Sin embargo, tres años después del virus que paró el mundo, el mundo es muy parecido a la época antes del covid, que bien merece otra bíblica abreviatura. 

Eso no sucedió con Daniel Almeida que, cuando escuchó a Pedro Sánchez anunciar el primer confinamiento, decidió dar un cambio radical. «Cuando vino el covid y me enteré de que nos iban a encerrar en casa y que no podríamos salir a trabajar, decidí dejar el piso de alquiler y me fui a vivir a mi furgoneta».

Este realizador y fotógrafo de 46 años practica desde hace más de diez eso que dijo Confucio de «elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida». Su pasión y su empleo está en las playas de Galicia, del resto de España y de Portugal. Se dedica a captar la belleza del litoral y de los quiebros que hacen los surferos con las olas. Así, vivir en una furgoneta fue la mejor decisión para seguir disfrutando de su trabajo y seguir ingresando. «La vida del autónomo es complicada, en el sector audiovisual es estar en la cuerda floja porque hay veces que hay mucho trabajo y etapas de menos demanda». Este giro de 180 grados no es el primero que hace en su vida. En el 2005 vio la oportunidad de dejar la hostelería para sentar las bases del camino hacia su pasión. En ese momento, él era surfista y conocía las mejores playas y paisajes de Galicia. Las comenzó a retratar cuando una cámara llegó a sus manos. Lo demás fue aprender de manera autodidacta. «Fui ganando experiencia y hubo un momento en que la página web comenzó a tener mucho tráfico y empecé a recibir encargos. Entonces decidí dar el salto. Desde el 2010 me dedico solo a esto», cuenta.

Daniel sigue satisfecho con ambas decisiones. En estos tres años no ha vuelto a pensar en vivir en una casa, solo ha vuelto a una cuando tuvo que cambiar el motor de la furgoneta y se quedó en la de un amigo. «Mi futuro personal está vinculado al profesional, el trabajo me apasiona y ahora me toca moverme mucho. Entonces, irme ahora a un piso no me compensa porque solo lo utilizaría para dormir, lo vería poco práctico e inteligente», sentencia.

Cuartel general

Este carácter nómada no significa que Almeida no tenga una base de operaciones. Sigue siendo un vecino más de Santa Cruz, en Oleiros (A Coruña) donde está su círculo de amigos y una de las playas que más le gusta de Galicia, la de Naval. «Cuando no estoy viajando, por Galicia, norte de España, Portugal o Canarias, me encanta Galicia, A Coruña y Oleiros en particular. Santa Cruz es mi cuartel general. Tengo muchos amigos, voy al gimnasio por la zona».

No tener una casa al uso, no le ha impedido disfrutar de la compañía de un perro, un compañero de viaje con el que recorrió el mundo en furgoneta. «Mi perro ha subido conmigo a la torre Eiffel, fuimos a conocer los castillos de Alemania, a Venecia, a las montañas de los Alpes, recorrimos juntos la Toscana…», cuenta emocionado. «Murió en enero. Todavía estoy haciendo el duelo», confiesa. Tampoco ha sido una desventaja para tener pareja, pues su estilo de vida convence a otras personas. Sin embargo, también le ha servido para valorar la independencia. «Tengo libertad para no rendir cuentas a nadie. Con el tiempo te das cuenta de que puedes ser feliz sin tener pareja».

Una situación que también le ha llevado a posponer lo de tener un nuevo compañero de viaje. «Ahora no quiero tener un perro porque estoy en fase de duelo y porque viviendo en una furgoneta con uno tienes que tener una serie de precauciones como no dejar la furgo al sol, no dejarlo dentro muchas horas. Ahora estoy viviendo sin esa responsabilidad y lo valoro mucho. El perro era el condicionante número uno. He rechazado trabajo en empresas buenas porque tenía que dejar al perro encerrado».

Mirando al futuro

Daniel Almeida no es de pensar mucho en el futuro lejano, pero lo que tiene claro hoy es que se ve viviendo en una furgoneta, eso sí, más grande. «Mi futuro lo veo con un vehículo más grande para tener más comodidad», explica. «Con mi cámara de fotos, mi ordenador y mis amigos no necesito más», añade.

Así, su vida seguirá siendo radiografiar el bello litoral gallego, como muestra su último trabajo audiovisual, Brétema, donde retrata la comunidad a vista de dron. Una de sus playas favoritas es la de Soesto, en Laxe. Le gustan los arenales en los que puede practicar surf y en los que haya poca gente, el marco perfecto para la foto. También cuenta que en las Rías Baixas todavía se pueden encontrar pequeñas calas casi vírgenes, que no quiere revelar para evitar que se masifiquen. «Siempre me preguntan de dónde son las fotos», cuenta.