Las playas portuguesas están más vinculadas a amplios paisajes salvajes, pero en el país vecino también podemos encontrar auténticos paraísos, tan cercanos y diferentes a los gallegos
12 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Algunas de estas playas nos quedan a un par de horas de distancia y otras, a solo minutos de la frontera. Estos son algunos de los arenales portugueses para que disfrutes del veraneo. Desde permitirte desconectar gracias a las dunas, hasta un rincón entre el río y el mar. ¡Coge el coche, la toalla y a disfrutar del sol!
Cabedelo
PASEOS POR LA ORILLA
Esta playa, en Viana do Castelo, conjuga todas las posibilidades que ofrece el mar. Separada por la vegetación e imponentes dunas de cualquier señal de civilización, es la mejor manera de desconectar, paseando durante horas por esta enorme bahía en forma de medialuna o practicando deportes náuticos, especialmente populares aquí. Según la zona, el mar está más o menos agitado.
Barrinha de Esmoriz
PASARELAS, DUNAS Y LAGOS
Más que una playa, es un parque natural. Tenemos que llegar hasta el sur de Oporto para encontrar este conjunto, retocado en su justa medida para poder disfrutarlo plenamente. Las pasarelas de madera, con un par de puentes, se integran en las dunas, la vegetación y las corrientes de agua, para poder caminar y alcanzar los puntos con mejores vistas. Imprescindible.
Maceda
LA MÁS RECOMENDADA
Es casi automático. Cuando se le pregunta a alguien en Oporto a qué playa ir el fin de semana, la respuesta es siempre Maceda. En los alrededores, varios kilómetros de pinares son ideales para comer y descansar. La playa ofrece infraestructuras para bañistas y surfistas, pero en ningún momento nos desprendemos de la sensación de paraíso natural.
Moledo
GALICIA A LA VISTA
Es una de las opciones más habituales para los gallegos, ya que solo el río Minho la separa de la comunidad. Sin embargo, la diferencia ya es notable: más amplia, más ventosa, más salvaje. Y, sobre todo, con unas vistas espectaculares, rodeada por la Mata do Camarido y el monte de Santa Trega. Una belleza que la convirtió en una de las opciones preferidas para la clase alta lusa desde inicios del siglo XX.
Leça da Palmeira
ARQUITECTURA SOBRE EL HORIZONTE
Pese a su exposición a la cara más brava del Atlántico, Leça da Palmeira es ideal para el baño. No en sus arenales, sino en sus piscinas, una de las obras más icónicas del arquitecto Álvaro Siza, nativo de esta costa de Matosinhos. Estas piscinas generan un diálogo apasionante entre la obra del hombre, la línea del horizonte, la arena y los bosques.
Apúlia
MOLINOS FRENTE AL MAR
Sus tradicionales molinos de viento, encaramados a un montículo frente al mar y custodiando la playa desde uno de sus extremos, la convierten en uno de los arenales más característicos de todo el norte portugués. Actualmente, al estilo de los faros gallegos, son una opción de alojamiento de lo más exclusivo. Esposende es, además, uno de los núcleos turísticos del norte, con todos los servicios, pero sin excesivas masificaciones.
Senhor da Pedra
LOS ATARDECERES MÁS ICÓNICOS
Otra vez, la huella humana culminando un paisaje para enmarcar. En este caso, es una capilla que, erigida en un cabo, se incrusta en el mar y da lugar a algunos de los atardeceres más icónicos en los alrededores de Oporto. Se encuentra en la ciudad de Vila Nova de Gaia, junto a la desembocadura del Douro.
Foz do Minho
ENTRE EL MAR Y EL RÍO
También en Caminha, es la cara oculta de la playa de Moledo, que la protege de las corrientes y vientos más fuertes del Atlántico. La arena blanquísima cobra forma de medialuna y crea una bahía recogida, donde se encuentran el mar y el río, y donde el baño y la natación son mucho más agradables que en otras playas. Rodeada de bosques, el toque distintivo lo pone el Forte da Ínsua, a 400 metros de la costa.