Es argentino, tiene 19 años y para nada responde al arquetipo de músico urbano latino, pero su «Mercho», con la inestimable ayuda de TikTok, es ya una de las canciones más bailadas y coreadas de este 2023.
26 abr 2023 . Actualizado a las 18:35 h.Llegó TikTok y mandó bailar. Y a Valentino Laborde, el verdadero nombre de Lil Cake, le cambió la vida. Tortita, como también se le conoce en su país, Argentina, era un streamer al que seguían unas 200.000 personas. Como músico había cosechado un par de discretos éxitos, si bien apenas habían trascendido mucho más allá de la comunidad de su canal en Twitch. Un buen día, como tantas y tantas veces, grabó en su teléfono una rima como posible proyecto de un estribillo. «En el Mercho, escuchando Ferxxo». Tan sencillo cono efectivo. El productor Nico Valdi escuchó aquello y hoy lo canta medio mundo. Al fenómeno no ha sido ajeno el baile viral propagado a través de TikTok y un videoclip que ya alcanza los 77 millones de visualizaciones.
Lil Cake lleva unas semanas en España. Es la primera vez que cruza el charco. Su gira, cuyo curioso recorrido se convirtió en trending topic, visita 17 ciudades en apenas 15 días.
—¿Cómo es un concierto de Lil Cake?
—Dura como unos 30 minutos. Arranco con Star, uno de mis temas favoritos, y termino con Mercho. Por el medio, hablo bastante con la gente y me gusta saludar a todas las personas que puedo.
—¿Hasta qué punto te ha cambiado la vida «Mercho»? ¿Cómo estás viviendo todo esto que te está pasando?
—Bueno, yo ya venía haciendo cosas en internet desde los 13 años, pero sí, está claro que al nivel de Mercho, nunca. Hay días en los que soy consciente de todo y digo: «¡Uf!, qué locura». Pero también hay otros en los que solo pasa el día y ya lo tomo como normal. Yo sigo siendo el mismo, sigo teniendo los mismos amigos de siempre y haciendo, más o menos, las mismas cosas que antes.
—¿Qué coche tienes?
—Tengo un BMW [se ríe]. Pero si Mercedes me da un Mercho, lo cambio.
—Grabaste el estribillo de «Mercho» en una nota de voz. ¿El teléfono es tu principal herramienta de trabajo?
—Cien por cien. Ahí está todo. Todos los temas que tengo escritos están en mi teléfono. Voy grabando las letras y las melodías que se me ocurren en grupos de WhastApp en los que estoy yo solo. Tengo grupos para ideas, para audios de estribillos, para versos... Tengo un montón. Mi wasap pesa sobre 50 gigas.
—Cuando estás haciendo una canción, ¿ya la piensas para que pueda funcionar en TikTok?
—Más o menos. No necesariamente pienso en TikTok, pero sí me gusta hacer temas que la gente pueda cantar. Me gusta contar las cosas que me pasan de forma que la gente se sienta identificada y lo cante y lo baile. Hoy en día busco eso. Antes me centraba solo en expresar lo que me pasaba, pero también era otro tipo de música y estaba destinada a otro tipo de público. Ahora le agarré el gusto a que la gente baile mis temas. Eso es algo increíble. Es algo nuevo que me encanta y quiero seguir por esa línea.
—¿Tienes intención de sacar algún disco?
—Sí que quiero sacar un disco. Es una de mis metas. Pero siento que todavía no es el momento. En Argentina no se entienden tanto los discos como en España. La gente me conoce por Mercho, pero como que todavía no tengo tan armada mi comunidad como para que se pongan a escuchar un disco mío y a entender el concepto. Todavía estoy esperando el momento. Tengo un montón de ideas para ese disco anotadas en el bloc de notas de mi teléfono, pero por ahora prefiero dejarlo para más adelante. Para cuando tenga más experiencia. Que yo no siento que me falte, pero prefiero tener un poco más y sentir que puedo hacer un disco que, primero, me vaya a gustar a mí.
—¿Habrá alguna vez una colaboración con Ferxxo?
—Ojalá. Soy la persona que más quiere que pase, pero sé que es complicado. A mí me encantaría que Ferxxo estuviera en el remix de Mercho. Sería algo increíble. Porque, en cierta forma, es un tema dedicado para él. Pero bueno, veremos qué pasa.
—«Aunque tal vez estás conmigo por despecho», dices en tu canción. El despecho es el concepto de moda esta temporada.
—[Se ríe] Siempre tenemos el cora roto, ¿no? Ese tema lo escribí por algo que me había pasado hace mucho tiempo. Es una mezcla de muchas cosas.
—Eres un artista que traslada siempre mensajes muy optimistas, que muy poco tienen que ver con esa agresividad tan común en ciertas vertientes de la música urbana.
—A la hora de hacer mis letras me enfoco casi siempre en lo que yo pasé. Por ejemplo, me gusta animar a los chavales que están empezando y trasladarles el mensaje de que cualquiera puede hacer música, sin importar los medios. Yo empecé a los 11 años con un micrófono que tenía para streamear. Después, me fui comprando mi primera placa y todo lo demás.
—Tampoco respondes al paradigma estético del músico urbano latino. ¿Es algo premeditado?
—Ya, yo también siento que tengo una estética distinta a la que es más habitual. Pero es todo natural. Mis rizos no los tiene nadie. Son muy únicos y eso me gusta.
—El itinerario de tu gira, con un montón de desplazamientos de norte a sur, se convirtió en «trending topic».
—Sí, bueno... La gente creyó que yo iba a hacer 80.000 kilómetros en tres días. O que iba a tener que dormir en la furgoneta. Pero realmente, entre los lugares de esta gira hay distancia, sí, pero también hay muchos días de descanso. Este fin de semana, por ejemplo, hice un viaje en tren de cinco horas. Y esa es la vez que más tiempo he estado sentado. Suelo tener hasta tiempo para recorrer un poco las ciudades en las que actúo. Por la noche toco, duermo en el hotel, me levanto, cojo el tren y a mitad del día ya estoy en la otra ciudad. Moverte por España es muy cómodo y el AVE es una maravilla. Cuatrocientos kilómetros los haces en hora y media. En Argentina tardarías cuatro horas. Y si son un poco más largos, sí o sí tienes que ir en avión.
—¿Te da tiempo a divertirte? Con 19 años, supongo que también te apetecerá salir por las noches.
—Sí, sí que tengo tiempo. También fue algo que pedí. No tener conciertos todos los días. Así que si al día siguiente lo tengo libre, me suelo quedar en las discotecas en las que toco. Me gusta hablar con la gente. Pero para divertirme, muchas veces me basta con hacer música. Para mí hacer música sigue siendo como mi hobby. Yo lo veo como jugar a la Play. Me he traído mi ordenador portátil y ahí lo tengo todo.
—¿Tienes alguna referencia de Galicia?
—Solo la conozco de nombre, pero tengo muchas ganas de ir porque todo el mundo me habla maravillas de ahí.
—Argentina está llena de «gallegos».
— [Se ríe] Ya sé que en Argentina le llaman gallegos a todos los españoles, pero no, yo sé que los gallegos son realmente los que viven en Galicia.
—¿Cuánto le debéis los «streamers» a la pandemia?
—Nos ayudó, está claro. Pero también ayudó al espectador. Para los streamers fue una forma de ocupar todo el tiempo libre que teníamos durante la cuarentena. Nos liberó de un montón de horas de aburrimiento y de soledad. Pero creo que también para los espectadores fue importante el que nosotros estuviésemos ahí en ese momento y que los liberó de bastante tristeza. Creo que nadie le debe nada a nadie. Entre todos nos ayudamos un montón.
—Y ahora que tienes la posibilidad de tener contacto directo con el público, ¿te siguen gustando los «streamings»? Muchos músicos dejaron de hacerlos.
—Yo nunca voy a poder dejar de streamear porque fue ahí como empecé y como arranqué. Mi adolescencia me la pasé streameando y haciendo música. Y eso fue algo muy importante para mí. Por mucho que dar conciertos y estar en contacto directo con la gente sea algo increíble, nunca voy a dejar de streamear. Es parte de mí. A día de hoy no tengo apenas tiempo para hacerlo y lo extraño un montón. En cuanto tengo un minihueco, lo intento.