Emilia Rodríguez, profesora de instituto: «Puedes aprobar todas con seis suspensas, si eres estratega»

YES

MARCOS MÍGUEZ

Nada está perdido. Se puede hacer un esfuerzo y salvar el curso. Pero para eso, esta profesora de instituto recomienda aplicar la inteligencia y economizar esfuerzos

24 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El último trimestre ya ha arrancado y los nervios ya se empiezan a notar a estas alturas del curso. Pero tranquilo, aun tienes tiempo de arreglarlo, si quieres. Solo tienes que aprender a ser eficiente con tus esfuerzos y actuar con estrategia. Este es el consejo que te da Emilia Rodríguez, profesora de Geografía e Historia del IES As Mariñas de Betanzos. 

—¿Han cambiado mucho los alumnos de ahora con los de hace 30 años?

—Sí, sobre todo, a la hora de mantener la atención. Ahora es más difícil. También hay más diversidad en el alumnado. Y en cuanto al trato de las familias, hay mucho cambio.

—¿En qué sentido?

—Pues hay una parte positiva, en el sentido de que ahora las familias son más accesibles y están más dispuestas a ir al instituto. Y con respecto a lo que tengas que decirle, son más críticas.

—¿El fracaso escolar siempre está relacionado con el fracaso profesional?

—Hay de todo. Por ejemplo, he tenido alumnos que les ha ido muy mal y luego han sido brillantes a nivel profesional. Eran estudiantes que, a nivel de rendimiento, estaban al límite. Y también otros que han llegado bien, y luego no han despuntado. Esto es una percepción mía porque tampoco les hago seguimiento a todos.

—¿Qué hay detrás de este fracaso escolar?, ¿es por un problema de motivación o falla el sistema?

—Yo creo que también hay un problema de maduración. Las mayores exigencias en el sistema educativo las tenemos en la adolescencia. Y hay alumnos a los que les cuesta mucho, pero en cuanto maduran, es como la tecla de un piano, que algo pasa y, de pronto, encajan en el sistema o han encontrado algo que realmente les gusta. Entiendo que es como una motivación interior. Pero esos cambios tan drásticos los he visto más en chicos que en chicas.

—¿A qué crees que se debe esto?

—No sé muy bien por qué. Yo siempre lo he achacado a un problema de madurez. Generalmente, una buena alumna sigue siendo buena alumna toda su vida. Y una alumna que le cuesta más, pues va a su ritmo, pero no hay esos cambios tan drásticos. Habría que estudiar el tema. Pero, la verdad es que me obsesiona bastante. Si encontráramos la tecla para motivar a alumnos desmotivados, eso sería la panacea. Seríamos unos genios, hacerlo solo con un clic. No sé.

—¿Se puede remontar el curso en el último trimestre?

—Esto es el mundo de los estrategas. Es decir, puedes acabar aprobando todas partiendo de seis suspensas o suspender tres y quedarte. Ahí la ventaja más grande es para el alumno que tenga la visión estratégica. Por ejemplo, «voy a estudiar esto muy bien», «esta me queda regular, pero aquí tengo menos problemas...» Y al final, puedes arreglar el curso. Pero tienes que ser muy estratega. Y después no es lo mismo un suspenso que otro. Hay suspensos que no se pueden levantar y hay otros que son funcionales, que tienen la función de que el alumno estudie un par de semanitas más, de obligarlo a esforzarse.

—¿Ellos son conscientes de todo esto?

—Ellos saben lo que va a pasar. Que no lo digan en casa no significa que no lo sepan. Lo saben mejor que nosotros, los profesores.

—¿Cómo están a estas alturas del curso los de segundo de bachillerato?

—Están fatal. Físicamente están destrozados. Ellos no se dan cuenta, pero la exigencia física es brutal. Es como si estuvieran corriendo la última parte de un maratón. Y tienen fuertes bajones de defensas.

—¿Antes también era así?

—Antes no era todo tan rápido. Hemos creado el mito de que los planes de estudio de antes eran más exigentes, pero yo creo, en cambio, que les hemos metido en una rueda que, para mí, gira mucho más rápido.