Esta familia acumula ocho carreras musicales

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MARCOS MÍGUEZ

Iliá Keilin y María, violonchelista y pianista, abandonaron San Petersburgo a principios de los noventa para asentarse en Gailcia, donde sus tres hijos han seguido sus pasos

25 mar 2023 . Actualizado a las 21:13 h.

En su casa hay tres pianos, dos electrónicos y uno acústico (el de siempre). También hay cinco violonchelos y alguna flauta y pandereta de cuando los niños eran pequeños. Los Keilin son una familia con bemoles. Entre los padres y los tres hijos acumulan ocho carreras musicales. Iliá Keilin y María salieron de San Petersburgo a principios de los noventa. Él, violonchelista, vino para formar parte de la Orquesta Sinfónica de Galicia. Eran unos veinteañeros que enseguida se acostumbraron a la vida gallega. En la actualidad Iliá toca en la Banda Municipal de A Coruña y María es pianista en el Conservatorio Profesional de Danza que pertenece a la Diputación. Aquí tuvieron a sus tres hijos, Mateo, de 28; Gregorio, de 23, y Arsenio, de casi 20. «Empezamos con 5 años a tocar con nuestros padres. Fue de una forma natural, no forzada. La vida de un músico, sobre todo en la infancia, es más difícil que la de, digamos, un niño normal. Tienes que ser muy eficiente en la utilización de los tiempos y renunciar a algunas cosas, pero después da sus frutos y compensa. Da tiempo a todo», analiza Gregorio, que sueña con poder ganarse la vida como solista, pero nunca renunciaría a una plaza de profesor. Acabó las carreras de Violonchelo y Pedagogía Musical y hace unos días tocó en el Conservatorio Profesional de Música de A Coruña. Acompañó en un recital especial a la Banda Municipal tras haber ganado el Concurso de Interpretación Solista organizado por el Conservatorio Profesional. «Estoy muy agradecido a todos los que me dieron la oportunidad. Los de la Banda y su director son unos profesionales increíbles», comenta tras haber recibido una ovación de las que hacen época. «Si valoramos los decibelios de los aplausos y la duración de estos, fue fenomenal. Para mí es un hito», sentencia este joven que no utiliza el WhatsApp para comunicarse. 

UN PADRE Y MAESTRO

Mateo, el mayor, cursó Violonchelo y Piano. Estudió con sus padres, pero a los 18 años se fue al conservatorio de Oviedo a continuar su formación. «Mi hermano pequeño y yo seguimos estudiando con nuestros padres. Tenemos como único maestro a papá», destaca. El más joven, Arsenio, terminó Violonchelo hace dos semanas a una edad que solo lo hacen unos pocos elegidos. Para finalizar los estudios de Piano le quedan dos años y también destaca como compositor. Es capaz de hacer todo tipo de arreglos y de componer piezas de gran calidad. Difícil encontrar una familia más musical en Galicia. «No somos medio gallegos, somos totalmente de aquí», comenta Gregorio sonriente. Dice que entre ellos no existe ningún tipo de rivalidad. «Cada uno tiene su vida. Somos muy individuales y muy distintos, aunque dicen que mi hermano pequeño y yo nos parecemos algo», analiza. Los conocí hace unos años cuando los jóvenes eran unos niños y ofrecieron un concierto conjunto con sus padres. Hoy en día es más complicado juntarlos, pero a la actuación de hace unos días en el conservatorio fueron casi todos. Solo faltó en el quinteto el hermano mayor. «Me gusta comunicar mis ideas y creo que tengo muchas cosas que contar con la música», afirma Gregorio. Desde luego lo de esta familia sí que es una historia que merece la pena ser escrita.