
Te descubrimos los restaurantes y casas de comida de Galicia en los que puedes encontrar platos con precios de una sola cifra, lo que los ha convertido en un auténtico reclamo. Además, la oferta es de lo más variada: desde callos a paella o lentejas
17 feb 2023 . Actualizado a las 10:43 h.Parte del atractivo de la comunidad gallega a la hora de captar turistas es su gastronomía. Más allá de las evidentes bondades de la dieta atlántica, el precio de la mayoría de sus platos sigue siendo un verdadero reclamo para los foráneos, muchos acostumbrados a que un plato de espaguetis cueste 15 euros y una tortilla no baje de los 20. En este recorrido vamos un punto más allá y nos acercamos a locales cuyas elaboraciones son aún más económicas de lo habitual, sin que la calidad se vea en absoluto mermada.
Arrancamos en A Coruña, concretamente en la calle Barcelona, donde Paola y Mila llevan poco más de un año con Bendito Café, un local especializado en raciones y menús del día con precios irrisorios. Se justifica Paola con que el menú entre semana, con su primero, su segundo y su postre, ha tenido que subir hasta los 8,50 euros —antes salía un euro más barato— debido a la escalada de precios generalizada de la materia prima y el coste de la electricidad. Se entiende, de este modo, cómo van los importes en este restaurante.
Este es el gancho de un local donde la comida da en el clavo sin hacerle un roto al bolsillo. A por sus platos de raxo, zorza y sus diferentes variedades de tortilla, las tapas más demandadas de la carta, acuden jubilados, trabajadores de la zona y esas personas que cuentan con un talón restaurante del Ayuntamiento, comentan. Todas estas elaboraciones están en carta por debajo de los 5 euros, y las sirven en platos «de 13 centímetros de diámetro y muy abundantes», asegura Mila, la cocinera. Los que prefieran tostas o bocadillos deben saber que también saldrán más que saciados por unos 4 euros. El sábado también sirven menú del día, con pescado más sofisticado y marisco. Darse este homenaje sale por tan solo 10 euros.
En Pontevedra también hay opciones para llevarse algún plato a la boca por menos de 5 euros. Cada vez quedan menos, pero la hostelería se ha reinventado para que esa posibilidad siga acercando clientes a sus mesas. El Nuevo Robert’s, en la calle Afonso X O Sabio, ofrece por 3 euros pincho y bebida.

Esta iniciativa hace que cada día estén llenos desde la hora del aperitivo. Puede ser cualquier bebida, desde una caña a un refresco o una bebida sin alcohol, acompañado de un pincho, que además, podrá escogerse. «Este pincho es más grande que los que ponen en los bares, está más cerca de una tapa. Hay de todo, pero a mí, por ejemplo, me llega para comer», comenta una de sus camareras. En un día de semana es habitual que se pueda optar entre pasta con atún, codillo con arroz, caldo, salchicha con patatas o huevos con patatas. El cliente escoge el que más le guste y, al salir, solo dejará 3 euros. Muchos de ellos, reconocen en la puerta del local, que es un buen aperitivo que les vale para seguir la jornada. También Casa Elvira, un referente de comida casera con seis décadas de historia, a la que la pandemia le abrió los ojos y empezó a ofrecer la posibilidad de llevar el menú del día para casa. O el medio menú. Eso supone que por 3,30 euros, el que quiera podrá escoger entre algunos de los primeros platos que ofrecen ese día tanto para tomar en su domicilio como para saborear en un salón por el que cada día pasan cerca de un centenar de comensales. Por ese precio se pueden llevar un plato de sopa, pasta, caldo, tortilla o callos, por ejemplo. Los plazos de cuchara no fallan en invierno. «El año pasado estaba a 3 euros, pero hemos tenido que subirlo unos céntimos», explica Begoña Sarandeses, nieta de Elvira, la mujer que dio nombre a una casa de comidas que más que clientes tiene familia. No es el único de la ciudad con una oferta que deja a quienes entran con la boca abierta y el estómago lleno.
Dentro de la muralla
Ya dice el eslogan que «para comer... Lugo». Y para comer barato y con calidad, también. En pleno casco histórico, dentro de la Muralla, al lado de la Ruanova, popularmente conocida como «calle de los vinos», se encuentra el Bar Cotá. Es una de esas casas de comidas de toda la vida. No es un restaurante ni un mesón, ni tampoco un bar; aunque se llame así, porque de hecho no tiene ni barra. Es una casa de comidas, lo que significa en castellano, un lugar para comer bien. Y barato, porque por 5,5 euros se puede disfrutar de un plato de callos como los que hacían las abuelas hace medio siglo. Con pocos garbanzos, mucha carne, y un sabor sublime en cada cucharada. Ese precio solo incluye el manjar de los callos, pero por muy poco más, se puede acompañar con un buen pan de Lugo y hasta con un buen vino de cosechero, por ejemplo un Barrantes.

Un trozo de queso de Friol con membrillo podría ser el capotazo final para redondear una faena que el comensal primerizo anotará para siempre en su libro de recuerdos.
También se llevará en la retina la imagen sencilla de cómo eran las buenas casas de comidas de antaño, con mesas y sillas sencillas pero con servicio inmediato, porque cada día hay cuatro o cinco primeros y otros tantos segundos, y todos están preparados para salir al instante. Aunque los callos son el plato estrella, hay otros primeros como buenos caldos, sopas o entremeses. Y magníficos filetes o carne de segundo, aunque hay quien pide los callos también para continuar. En fin, se trata de la sencilla cocina que se recuerda con la misma intensidad que cuando se almorzaba en el famoso Zalacaín. La dirección exacta es Praza da Soidade, 18; y la ubicación es la perfecta para predisponer el estómago en alguno de los muchos bares de la Ruanova antes de entrar.
En el centro de Ferrol
Manolo Rodríguez es el propietario del emblemático restaurante Costa Blanca, ubicado en el centro de Ferrol (calle Galiano), que ha cumplido su primer año desde que se trasladó de la plaza de España a la citada vía. Su suculenta oferta a la que no faltan adeptos: un menú completo por 7 euros, medio por 5 euros. «Hoy de primero tienes para elegir entre potaje y macarrones a la boloñesa, y de segundo, paella o huevos fritos con bacon», pone como ejemplo. A mayores, su carta cuenta a diario con la propuesta de un plato estrella, por el mismo precio del menú. Esta semana ha ofertado cachopo, bacalao con tomate, raxo al queso o jibia. Todo, «con pan, bebida y a escoger entre postre y café», insiste.

¿Cómo logra mantener estos precios? «Gracias a la fidelidad de los clientes. Muchos los tenemos desde que abrimos hace ya 18 años. Y cada vez son más. El volumen de venta hace que podamos mantenernos con productos de buena calidad», agradece. A su bar acuden a comer tanto «trabajadores» como «estudiantes», pero también «gente mayor», «jubilados»... describe.
De cara al futuro sus perspectivas son optimistas. De hecho, su apuesta es diversificar su carta para llegar a nuevos sectores de la ciudad. Prevé incorporar a un tercer trabajador para ofrecer comida halal enfocada a la comunidad árabe. «Vamos a darle un pequeño cambio con una sección para gente de fuera con platos halal, que pocos restaurantes los tocan aquí en Ferrol. Y su precio será igual o más económico que el menú. Hay que innovar y tener siempre novedades para atraer a la gente», valora Manolo.
Raciones contundentes
Hace tres años que Josué Soria se puso al frente de Artesanos de la cocina Peyma en O Barco de Valdeorras y desde el primer momento tuvo claro que iba a apostar por un menú a precios de lo más asequibles. Así, de martes a viernes ofrecen un primero de cuchara por cuatro euros. «En invierno a la gente le gusta mucho el caldo gallego, las habas y las lentejas. Son platos de temporada que tienen mucha salida», cuenta el hostelero, quien desde hace unos meses está al frente de la cocina. Son raciones contundentes por lo que pueden ser incluso plato único, sobre todo en el caso de los segundos, que por seis euros incluyen carnes guisadas, filetes o arroz. «Los miércoles tenemos siempre un arroz, con pollo, con costilla...», señala.

Artesanos de la cocina Peyma cuenta con zona de cafetería y comedor, pero la mayoría de la gente, confiesa Soria, prefiere comer en casa. «El 99 % de nuestros clientes piden para llevar. La gente nos llama por teléfono, le hacemos el menú y después lo vienen a recoger», apunta Soria.
De cara a los fines de semana, la carta se amplía con una larga lista de platos para elegir. Eso sí, siempre por encargo. El costillar de ternera asado, el codillo, los lacones, el cabrito, el cordero..., todo lo que pueda ser asado tiene una gran salida. Sin olvidar, destaca Soria, los pescados. Su punto fuerte: «Es comida casera, hecha por nosotros; nada de procesados».