Marta Camín: «Midiendo 1,80, con 59 kilos y 92 de cadera me descartaron por gorda»

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De la talla 36 a la 42. O lo que es lo mismo, el camino a la felicidad. Marta empezó trabajando como modelo convencional, sin embargo, la presión de la industria por un canon perfecto le hizo dar el salto al mundo «curvy», donde confiesa ser más feliz

02 feb 2023 . Actualizado a las 12:14 h.

Acaba de ganar el premio a la Mejor Creadora Revelación en la categoría de Moda y Belleza en los Premios TikTok España. «Estoy muy contenta, es un reconocimiento por parte de la gente que te sigue, que son los que votan. Les gusta lo que haces y te lo reconocen de esta manera», señala la asturiana Marta Camín, que al principio no se tomó muy en serio el potencial de esta red social, sino que la veía «para niños pequeños». Sin embargo, una amiga la animó, le dijo que comunicaba muy bien y que podía ser un buen foro para hablar de moda, una de sus grandes pasiones. Ella ya contaba con una cuenta de Instagram, donde subía desde recetas hasta contenido relacionado con la moda. «En la agencia de modelos me decían que cuidara mucho esta red social, porque suelen entrar los clientes para ver lo que haces, y es bueno que tu imagen esté arraigada a algo bueno», explica Marta. Le hizo caso y, sin descuidar este perfil, en el 2020 se abrió un perfil en TikTok. Al principio «subía chorradas», pero en junio del 2021 un vídeo en el que hablaba sobre Versace llegó a tener siete millones y medio de visualizaciones. «Con este vídeo alcancé los cien mil seguidores. Tengo de varias marcas, y hablo de lo que realmente es una marca. De la esencia que está teniendo en ese momento con el director creativo y lo que la mayoría de la gente consume. Versace es barroco, maximalismo, es oro... y luego está el Versace (que ella pronuncia a modo jocoso Versaché) de la logomanía, de las camisetas negras con las letras de la marca en blanco», explica Marta, que, a sus 25 años, se ha mudado a Madrid, donde cuenta con más oportunidades a nivel laboral.

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♬ sonido original - Marta Camin

 Un mes antes de este bum, había comenzado a subir contenido a diario, pero no fue hasta junio del 2022 cuando decidió dejar a un lado su trabajo como comercial y dedicarse por completo a la moda y las redes. Hacía cuatro años que había retomado su trabajo como modelo. Empezó muy jovencita, con 14 años, pero confiesa que le gusta la moda desde que tiene uso de razón. No podía ser para menos siendo hija de una modista y habiéndose criado entre hilos y telas. «De niña ya le hacía vestiditos a la Barbie». Con 16 años medía 1,80, pesaba 59 kilos y usaba una talla 36, sin embargo, se las vio y se las deseó para abrirse paso. «Cuando eres modelo convencional las medidas están en 90-60-90, en aquella época incluso te pedían que estuvieras por debajo, sobre todo de la cadera. No quería que esa diferencia entre pecho, cintura y cadera se marcara tanto, querían cuerpos más rectos. Yo tenía 89-59-92, y por esos dos centímetros me decían que estaba gorda y que tenía que adelgazar». «Es muy heavy, pero yo era muy consciente de que tenía que adelgazar para trabajar en este mundo, lo tenía claro desde que empecé. Me esforcé mucho para bajarlo, pero al final ya era imposible. Llegó un momento en que haciendo dieta, más dieta, no adelgazaba, y tener que escuchar estas cosas no me sentaba bien».

Marta tuvo la gran suerte de tener a su madre al lado, que en todo momento estaba pendiente de los pasos que iba dando. Fue la que le puso los pies en la tierra y la que un día le dijo: «Marta, ya valió». Ella intentó adelgazar, no lo suficiente para alcanzar el canon ideal del mundo de la moda convencional, pero sí para levantar las alarmas de sus profesores. «Llegaron a llamar a mi madre del colegio para advertirles de que estaba adelgazando mucho, pero ella les dijo que todo estaba bajo control, que me seguían los médicos, y que no se debía a ningún trastorno».

A raíz de todo esto, Marta comenzó a hincharse, a retener muchos líquidos, y a engordar. «Cuando tienes una dieta tan restringida, también corres el riesgo de estropearte el metabolismo, que fue lo que me pasó a mí. Me descubrieron un hipotiroidismo subclínico, y empecé a engordar, y dije: ‘Se acabó'». Empezó a pasar de todo, a hacer una vida «normal», a regular su cuerpo, porque al final era una cuestión hormonal. Esto supuso dejar la moda a un lado, pero en el 2018 una amiga le hizo unas fotos, y viendo el resultado le comentó si no se había planteado hacer de modelo curvy. «Hasta ese momento nunca, pero me animó. Mandé las fotos a una agencia, me cogieron y hasta hoy». 

Habla sin tapujos

Sobre si ha notado diferencias entre la moda convencional y la que se sale del canon establecido se muestra muy sincera. «Es feo, pero cierto lo que voy a decir. Nos tratan muy bien, porque tienen esa cosa de ‘pobrecita, que está gorda, vamos a ser majos con ella‘. Eso sucede mucho». Marta confiesa que, aunque les exigen ciertos cuidados (estar tonificado, tener bien la piel...), hay más flexibilidad con las medidas. «No puedes cambiar de talla, porque estarías empeorando, pero si fluctúas un poco de centímetros no pasa nada. No es como si una modelo convencional pasa de 89 a 92. A mí me gusta más este mundo, yo estoy más feliz», explica a la vez que confiesa que, sin hacer una dieta de lunes a viernes, intenta comer saludable y hace ejercicio con regularidad, lo que no impide que los fines de semana se dé sus caprichos «como todo el mundo».

Con una talla 42 dice que no tiene problema para encontrar ropa que le guste de su talla, aunque no cuenta con mucho margen. «Estoy en el limbo, tengo la suerte de que tengo poca cintura, y hay sitios en los que incluso puedo entrar en una 40, pero si engordo un kilo más, ya no encontraría ropa en una tienda física».

Marta es pura espontaneidad. Lo mismo te habla de su genética —«RH negativo, cero negativo de grupo sanguíneo, pelirroja, un ojo de dos colores...—, un vídeo que también corrió como la pólvora por las redes, como de las veces que le han ofrecido operaciones de estética desde que es creadora de contenido. Reconoce que nunca le han gustado las tendencias, «pasa de ellas», solo se ha rendido a las gafas de ciclista, que pensó que nunca se las pondría y tiene dos pares. Es valiente cuando afirma que parte de la industria la critica porque no está de acuerdo con lo que muchos dicen, pero ella «no se va a dejar llevar por una tendencia». «Aunque se lleven los grises, me voy a seguir poniendo mis colores. Siempre me ha gustado la ropa que se categoriza como rara», señala Marta. Quizás por eso se ha llevado el premio.