Clara Lago: «Yo no me independicé, mis padres se enamoraron de Galicia y se independizaron de mí»

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Daniel González | EFE

Es risueña, «pisciana, vegana y adicta a Friends». Y tiene una familia parecida a la de «Gente que viene y bah», que tira millas con humor. Consulta cada papel con su padre, hasta el de presentar los Goya. Y solo hay una cosa que no soporta en la alfombra roja...

08 feb 2023 . Actualizado a las 12:17 h.

Por Galicia, por tierras de Lemos, quizá podrás ver alguna vez a Clara Lago (Torrelodones, Madrid, 6 de marzo de 1990) si la pillas en una de las escapadas que hace para ver a sus padres en el lugar donde «pusieron el huevo», el que han elegido para vivir. «Actriz, pisciana, vegana y adicta a Friends», según se presenta en Instagram, esta madrileña que tira a la Ribeira Sacra afronta con «toda la responsabilidad y humildad, con ilusión, con ganas y con mucho amor» el reto de presentar la gala de los Goya el 11 de febrero. «No lo había hecho nunca. Al final, no deja de ser estar en un lugar muy visible en la gran noche del cine español y además en un año maravilloso, y el primer año pospandemia, en el que podemos celebrar a todo trapo, sin mascarillas...», valora quien debutó con 9 años ante las cámaras y se prendó. 

—¿Dudaste en decir que sí a los Goya?

—Sí, no te voy a engañar. Me lo pensé porque es una gran responsabilidad. Y, al no haber presentado nunca una gala de este tipo, sentía mucho respeto. La  gala de los Goya la suelen presentar cómicos profesionales o actores cómicos. Yo soy una persona con muchísimo sentido del humor, ¡pero no soy Carmen Machi! Lo pensé y lo estuve debatiendo con mi chico, con mis padres, con mi repre y, finalmente, acepté. Decir que no era frenarse por miedo, a las críticas, al que dirán. Es la noche de nuestro cine; si conectas con esa parte, pues ya está. Hagámoslo desde ahí, y habrá gente a la que le guste y gente a la que no, como en todo. Pero la cosa era posicionarme desde el amor que siento a la profesión y a la gente que apoya nuestro cine. 

—No eres Carmen Machi, pero Amaia tiene su punto cómico en «Ocho apellidos vascos», como lo tiene la Bea de «Gente que viene y bah». Adoramos esta peli, la familia perfecta...

—Sí, si me encanta la comedia y he hecho varios papeles cómicos. La comedia me parece un arte muy fino. Hay que saber captar el tempo de la comedia, no hacerlo es más difícil de corregir después con aspectos técnicos. Yo soy una persona muy risueña, me río mucho. Sin pretender nada, porque no tendría sentido que Antonio de la Torre y yo llegásemos allí como si fuésemos Andreu Buenafuente y Silvia Abril, esto va de intentar hacer una gala amena, divertida... Sin ir de graciosos y sin que resulte un tostón.

 

—Llama la atención que consultases la decisión de presentar la gala con tu chico y con tus padres. ¿Los papeles que llegan a tus manos siguen pasando el filtro de tu padre?

—Correcto. ¡Esto no iba a ser menos! Mis padres fueron los primeros en enterarse. Él lo tuvo superclaro desde el principio. Y, desde el principio, me dijo que sí, que este año había una cosecha de cine espectacular. Y eso me sirvió para quitarme el miedo que me daba.

 —De esa cosecha de cine del año, ¿qué te gusta más?

—Hay mucha calidad, también por el contenido. Me ha sorprendido la cantidad de películas que hablan del mundo en el que vivimos, que es una frase muy de Antonio [de la Torre] que yo secundo. Hay mucho cine que retrata realidades en las que no se pone tanto el foco. Y se hace de una manera muy de autor, pero muy entretenida. Son películas que te las ves y no te das cuenta de cuánto duran. Este año, hay calidad en cuanto a realización, producto final, y en contenido. La industria ha crecido porque también ha incorporado nuevas miradas. La cantidad de mujeres que están teniendo ahora cargos dentro de la industria cinematográfica, en producción, en dirección, en guion, amplía esa mirada. Cuanta más diversidad, más riqueza.

 —Has sido «hija» de Karra Elejalde y de Carmen Maura. Eso marca...

—Yo he tenido la suerte desde muy pequeñita de trabajar con pesos pesados del cine. Mi primera película, El viaje de Carol, fue empezar con Imanol Uribe, con María Barranco, con Carmelo Gómez, con Álvaro de Luna... 

—¿Tiene algo tu familia de la de «Gente que viene y bah»?

—Sí. Mi familia es muy divertida, ¡cuando nos juntamos son encuentros que yo disfruto muchísimo! Mis padres, que son del núcleo duro la piedra angular, aparte de quererlos porque son mis padres, ¡es que me caen muy bien! Yo, si les conociera en un bar tomando algo, me haría su amiga... Mi padre y mi madre son muy diferentes, son como un huevo y una castaña, pero se complementan bien... ¿Sabes esa cosa de que los opuestos se traen? Es así. Son dos referentes enormes para mí, ver a gente de 67 con una curiosidad por seguir aprendiendo... Los dos son superinquietos, intelectualmente hablando. Mi madre es más esotérica, y mi padre, inteligencia científica, pero son personas muy interesantes y muy inteligentes. Y mis dos hermanos también. Somos bastante desapegados, pero me caen todos muy bien.

 —Te dejaste ver más de una vez por Monforte.

—De hecho, mis padres viven en Monforte, en una aldea perdida, felices en el campo. Se enamoraron totalmente de esas tierras... Y siempre digo que yo no me independicé, que se independizaron mis padres de mí. Voy de vez en cuando a verles, pero vienen más ellos a Madrid. Pero sí, vinieron a Galicia y se enamoraron completamente, fue un flechazo y ahí plantaron el huevo.

 —Protagonista de la película más taquillera de la historia del cine español. ¿Es un motivo de orgullo para ti?

—¡Hombre! Participar de algo así [Ocho apellidos vascos], que ha hecho historia en tu país, es un orgullo y un privilegio enorme. 

—Veo por tu Instagram que celebrarás el año nuevo hasta el día 1 de enero del 2024. ¿Qué le pides al año, cuáles son tus deseos y tus próximos proyectos?

—Proyectos, tengo encima de la mesa un par de películas, una en Argentina y otra en la República Dominicana. ¿Qué le pido al año? ¡Qué puedo pedir! Yo no soy muy de hacer propósitos de año nuevo, pero, si tuviera que poner alguno, diría que llevo tiempo atrasando el momento de ponerme a meditar. Se me enquista ese momento de ponerme a meditar y hacer yoga. Soy más de spinning. ¿Qué voy a pedir? Salud y felicidad para mis seres queridos y poder seguir trabajando de esto, que es muy divertido y me apasiona.

 —¿Te da pereza o te gusta el momento alfombra roja?

—La alfombra roja es ese momento en que te vistes de princesa y te pones en ese modo, en un ambiente festivo... Lo que me da pereza de la alfombra roja son los tacones. Yo he llegado a quitarme los tacones a tres medios de acabar la alfombra porque no podía más. Porque ni estaba entendiendo las preguntas por ese dolor que me va del tobillo hasta la punta del pie... He llegado a quitarme los tacones por eso. Lo peor de este tipo de noches es eso, mantenerse en tacones hasta el final.