
La nueva pasarela de madera pone al alcance de todo el mundo un entorno único y salvaje, encajado en el parque natural da Serra da Estrela, una de las joyas del interior luso
07 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La primera imagen que alguien evoca cuando piensa en visitar Portugal suele ser el Atlántico. En forma de playas hostiles, ventosas y de olas amenazantes, como pequeños pueblos marineros de excelente gastronomía o junto a dos de las ciudades, Oporto y Lisboa, más de moda en Europa… por no hablar del Algarve. Aquellos que quieran conocer una versión más exótica pensarán en las también atlánticas Açores y Madeira. Incluso los propios portugueses ven su país más de cara al océano. Portugal se inclina hacia el mar, pero poco a poco surgen iniciativas que reaniman su interior rico en naturaleza, de distancias manejables y temperaturas intimidantes.
En noviembre se inauguró uno de los lugares llamados a abanderar el turismo de interior. Con los Passadiços do Mondego se pone a disposición del público un tipo de visita a menudo disuasoria por su exigencia física y las precauciones técnicas que requiere. Situada junto al municipio de Guarda, esta pasarela de madera hace accesible una de las joyas naturales del interior portugués, el parque natural de Serra da Estrela, reconocido por la Unesco. Se trata de un recorrido de cerca de 12 kilómetros que sigue el curso del río Mondego y sus afluentes y pasa por localidades como Videmonte, Trinta, Vila Soeiro y Barragem do Caldeirão.
Al llegar a la entrada (se recomienda comenzar en Barragem do Caldeirão, en dirección hacia la aldea de Videmonte), especialmente en una época de vegetación frondosa, nos recibe una gran cascada, con la sensación de que hay que zambullirse en la naturaleza. El terreno escarpado solo se dibuja a sí mismo y apenas permite intuir este sendero sinuoso que, a su vez, va revelando más cascadas, el Miradouro do Mocho Real, molinos, antiguas fábricas, hilanderías, presas o la antigua Hidroelétrica do Pateiro.Siempre acompañados por el rumor del río, estos 12 kilómetros aprovechan antiguos senderos y pistas, que se complementan con otros casi siete kilómetros de nuevas pasarelas de madera. Estas facilitan las subidas con escaleras y también protegen al visitante en las zonas más pedregosas, con algunos espectaculares puentes colgantes. Además, cuenta con baños públicos, papeleras o zonas para comer… Lo que, desde luego, resta el carismático punto de aventura y soledad, pero posibilita la visita a todos los públicos.
Información práctica
Otras de las ventajas es un servicio de transporte (hay que reservar con antelación) desde un extremo hacia el otro, para los que no quieran regresar caminando sobre sus pasos. También es posible acceder al sendero a través de una entrada en Vila Soeiro, si se desea acortar la ruta o seguir una vía alternativa.
Para llegar, el municipio de referencia es Guarda, a poco más de una hora de la frontera con Castilla y León. Para los gallegos que vayan desde Vigo, la mejor opción es llegar a Oporto y seguir la A1 y la A25 hacia el interior. Desde Ourense conviene seguir la A24, pasando por Chaves y Vila Real. El recorrido está abierto todos los días hasta las 5 de la tarde. Cuesta un euro por persona y los menores de 12 años pasan gratis.