La ejecutiva gallega que entrena «online»

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ALBERTO LÓPEZ

Carmen Lence dirige el mayor grupo lácteo gallego, entrena tres veces a la semana con una entrenadora personal italiana y practica meditación. Lo ve una responsabilidad.

21 ene 2023 . Actualizado a las 17:33 h.

Carmen Lence dirige el mayor grupo lácteo gallego. Es la CEO del Grupo Leche Río y la presidenta del consejo de dirección de Lence Torres. Una alta ejecutiva cuyos días son largos y agotadores, pero que se niega a renunciar a entrenar por la falta de tiempo.

Cada semana reserva tres horas para trabajar con una entrenadora personal online y los días que descansa se calza las zapatillas para salir a caminar junto a su marido y sus perros. Firme defensora del deporte, en la actividad física ha encontrado una vía de escape al estrés diario, además de la fórmula perfecta para cuidar su salud. Receta deporte y meditación a todas las edades y predica con el ejemplo.

 A las siete y cuarto de la mañana, tres días a la semana, Carmen Lence se levanta de la cama y se pone las mallas para empezar a entrenar. Lo hace en una terraza que tiene en casa «en la que hace un frío para morirse», cuando todavía es de noche, y con su iPad enfrente. Al otro lado de la pantalla la espera Bárbara Varisco, una milanesa a la que conoció por casualidad y que se convirtió en amiga. «Nos conocimos hace ocho años, cuando yo vivía en Milán. Un día, paseando por el parque, vi que estaba allí entrenando a una mujer y le comenté que yo también quería trabajar con un personal trainer. Durante los cuatro años que viví allí quedábamos tres día a la semana a las 8 de la mañana en el parque que había delante de mi casa», recuerda la ejecutiva lucense.

La mudanza de Lence a Boston detuvo los entrenos con Bárbara, pero no su relación. Lo que había comenzado como un nexo laboral se convirtió en amistad y cuando, en pleno confinamiento, la milanesa le comentó que había empezado a entrenar a varios clientes a través de internet, Carmen retomó sus sesiones con Bárbara.

«Yo me conozco, sé que no tengo la mayor voluntad del mundo, que me cuesta. Sé que si me doy de alta en un gimnasio con la ilusión de que voy a ir tres veces a la semana a las 7.15 de la mañana, voy a pagar y no voy a ir. Sin embargo, sé que si quedo con Bárbara a esa hora o con una amiga para ir a andar, como si es a las 6, estaré puntual». Además, cuenta la empresaria, entrenar con Bárbara le aporta ventajas extra. Se ejercita, se lo pasa bien, practica su italiano y se pone al día de lo que se cuece por la ciudad transalpina.

Las sesiones de Carmen con su entrenadora son intensas y siguen siempre la misma estructura, pero son variadas. «Primero hacemos una parte de calentamiento, que puede ser, saltar o elíptica: después, una combinación de fuerza y cardio, y al final, un estiramiento. Cada día hacemos cosas diferentes para que sea divertido», resume Carmen antes de explicar su motivación. «Yo no lo hago por adelgazar, lo hago por mantenerme. Cuando llegas a los 50 no debes hacer solo cardio, sino también ejercicios de fuerza para mantener los músculos y los huesos saludables. Hoy hacer ejercicio es como una obligación por mi propia salud», cuenta la empresaria.

No hay excusas

A lo largo de toda la hora, Varisco, en italiano, va dando instrucciones detalladas y comprobando a través de la cámara que su pupila hace cada ejercicio correctamente. Como llevan tiempo trabajando juntas, se percibe la buena sintonía. «Puede dar un poco de pereza, pero ayuda a comenzar la jornada de forma positiva y quita el estrés», dice la entrenadora.

Profesora y alumna coinciden en esto y en que no dan por válida la excusa de la falta de tiempo. «Imagínate a Carmen, una mujer trabajadora, con familia, que dedica a la empresa 12 horas al día. Si ella es capaz... Querer es poder», proclama la milanesa. Para Lence, la clave está en conocerse a una misma y no hacerse trampas al solitario. «Es que si se tiene interés, hay tiempo. Te juro que yo no tengo mucho», se ríe.

De pequeña, Lence jugaba al baloncesto en el colegio, y a lo largo de su vida el deporte siempre estuvo presente a nivel aficionado, pero encajarlo en su agenda no resultaba fácil. «Yo siempre hice deporte de manera más o menos regular, pero nos cambiábamos de país cada cierto tiempo y eso también te rompe las rutinas. A pesar de ello, donde iba, siempre intentaba hacer ejercicio.

ALBERTO LÓPEZ

«A mí ya me gustaría ser como esa gente que se levanta a las seis de la mañana y va a correr todos los días, pero no soy así, lo he aceptado. Estoy muy ocupada, no me llegan las 24 horas del día pero consigo tener tiempo porque lo considero una prioridad a cualquier edad. Para no distraerme con nada, lo pongo a primera hora. Las reuniones de trabajo se alargan y puedes tener poca consistencia, pero si lo haces a primera hora, no hay disculpa. Somos responsables de una parte de nuestra salud».

Aunque el madrugón no le gusta, cuenta Carmen Lence que el deporte matutino le despeja la mente y el ánimo. «Hacer ejercicio por la mañana te da mucha energía. Llevo ya un par de semanas que, aunque no quede con Bárbara, me levanto media hora antes y hago unos 20 minutos de cardio. No es mucho y se puede hacer, y vas con mucha más fuerza a por el día», argumenta. Ella está acostumbrada a lidiar con el estrés de dirigir una compañía y sostiene que el ejercicio físico le ayuda a encarar los días. Lo mismo que la meditación.

Tendencia en su equipo

«A mi manera de ver, el deporte te quita el estrés físico y cuando estás en plena práctica no estás pensando en nada más. El último año, con todo el tema de la inflación, ha sido muy duro. Uno siente que está corriendo todo el tiempo delante de algo y que tienes que correr más y más para no estar fuera de rentabilidad. En una empresa como la nuestra, con un volumen muy alto y un margen muy pequeño, ese estrés se agudiza y en el equipo directivo se nota». Los días que entrena, cuenta, se presenta en las oficinas de Lence con más ganas y más positiva. Por lo que la pereza que le puede generar entrenar, queda en un segundo plano frente a todos los beneficios. Además, cada día ve a su alrededor cómo el deporte se ha colado en la vida de más compañeros de trabajo.

Pero cuando habla de autocuidados, Carmen Lence no se queda solo en sudar la camiseta. «Intento hacer meditación durante la semana para relajarme. Llevo haciéndolo desde hace tiempo pero no soy un ejemplo de constancia. Yo hago meditaciones guiadas a través de una aplicación. En mi caso, me gustan las de Oprah Winfrey porque me gusta su voz y con solo escucharla me tranquiliza, pero las hay para todos los gustos. Solo necesitas unos minutos, las hay hasta de cinco», aconseja.

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Esa forma de bajar revoluciones la beneficia a ella, explica, y también a su entorno. «No solo lo hago por mí, sino también por los demás. Cuando llego a la empresa no soy la misma persona si estoy estresada, puesto que tengo mucho menos control. Puedo pasar de ser una persona asertiva a ser un poco borde, y yo no soy así. Por eso digo que tenemos que ser conscientes de nosotros mismos, tener nuestra responsabilidad para con nosotros y para con los demás y cogernos nuestro tiempo».