Óscar Lorenzo: «Llevar a mi madre a una residencia sería el último recurso»

ALEJANDRA CEBALLOS LÓPEZ / S. F.

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Hace seis años se fue a vivir con su madre una temporada, para acompañarla. Hoy, a pesar de que no viven juntos, entre Óscar y sus hermanos se encargan del cuidado de María Teresa

10 ene 2023 . Actualizado a las 15:05 h.

Cuidar o no a los padres en la vejez no es una decisión que todos puedan tomar con la libertad que quisieran. Muchos viven en otras ciudades o los horarios de trabajo se lo impiden. Óscar Lorenzo (Vigo, 1972), sin embargo, no lo pensó dos veces cuando su hermano mayor y su padre murieron y su madre se quedó sola. Decidió irse a vivir con ella una temporada, ya que él lleva varios años jubilado por una incapacidad y disponía del tiempo necesario para acompañarla.

María Teresa (1944), su madre, tuvo seis hijos. Óscar fue el quinto. «Mi madre trabajó de secretaria, pero se casó muy joven, a los 18. Después de eso, cuando nos tuvo, se dedicó a cuidarnos», relata Óscar.

Él tuvo una infancia feliz, rodeado de su familia con quien empezó a hacer deporte desde muy chico, porque todos se unieron en ese hábito. «A mi madre le diagnosticaron un lupus, afortunadamente no fue tan agresivo y ella pudo seguir viviendo bien. Pero desde ese entonces se empezó a cuidar mucho, a alimentarse muy bien y a hacer ejercicio. Eso creó un hábito en ella y en nosotros también. Yo nado desde que tengo 15 años. Íbamos juntos. Y esa rutina implicó que le diéramos importancia al descanso, a lo que comíamos... nos hizo disciplinados», cuenta Óscar.

Su madre, gracias a esto, se mantiene con muy buena salud. «Cuando en la farmacia decimos los medicamentos que toma, no se lo creen. Yo la llamo la chica de la analítica perfecta», dice con ternura.

Sin embargo, los medicamentos que le dieron para el lupus le causaron una afección en los ojos que hace que le moleste la luz, así que no puede salir mucho durante el día, especialmente en verano. «Ella no necesita a alguien todo el tiempo. De hecho, le gusta hacer las cosas a su manera. Pero sí podemos brindarle compañía, o la ayudamos con las compras, o con otros recados», explica Óscar.

Así que al morir su hermano y su padre hace seis años, Óscar no dudó en irse a vivir con ella. «Fue un tiempo difícil, en menos de seis meses murieron los dos y ella se quedó sola. Yo tengo una pensión por una incapacidad, así que hablé con todos mis hermanos y me ofrecí a hacerme cargo», relata.

Estuvo así durante algún tiempo hasta que una complicación de salud hizo que tuviera que estar ingresado en el hospital durante un tiempo. En ese momento empezaron a repartirse las tareas de cuidado entre él, sus hermanas y su sobrina. «Nosotros éramos seis, pero dos de mis hermanos murieron. Uno por una complicación del corazón y otro de un cáncer. Así que entre los que estamos la cuidamos».

«Hace poco, por ejemplo, mi mamá tenía que aplicarse unas inyecciones de calcio, porque el medicamento del lupus también la descalcifica, y mi hermana, que es sanitaria, estuvo viniendo unos días a enseñarla a ponerse las inyecciones», explica.

Entre todos, mejor

A raíz del ingreso que tuvo en el hospital, Óscar tuvo que tomar la decisión de dedicarse más tiempo a sí mismo, pero tiene la tranquilidad de que sus hermanas o su sobrina le cubren las espaldas.

«Si sé que va a ir mi sobrina o mi hermana, ya me relajo y ese día no voy. De hecho, mi hermano trabaja mucho, así que a veces mi cuñada también nos ayuda. Entre todos cuidamos de ella», explica Óscar, que ha vuelto a vivir solo, pero sigue yendo a casa de su madre cada vez que lo requiere. «A pesar de que ella no depende de nosotros, le hace bien que vayamos a verla. Le encanta que la gente vaya a comer a casa, por ejemplo. Ya con eso la activas, es bueno para que no esté sola, para su autoestima», afirma Óscar.

Óscar no se planteó nunca llevarla a una residencia. «Ese sería el último recurso. La mataría, no me la imagino lejos de su casa, sin poder cocinar, por ejemplo, sentada sin poder hacer sus cosas. Si ella lo pidiera, o fuera una persona muy social que lo desea, o a nivel físico no pudiera estar sola en casa, lo contemplaríamos, yo pagaría mi parte correspondiente. Pero como no es así, mientras yo pueda, haré lo que tenga en mis manos para que mi madre esté en casa», dice con convicción.

Enseñar con el ejemplo

La noche del 23 de diciembre Óscar se fue a dormir con su madre porque sabía que la jornada del 24 implicaría muchas compras y preparativos. «Sabía que estaría desde las ocho de la mañana yendo a la tienda a comprar cosas. Estas fechas su mayor ilusión es tenernos en casa», cuenta y explica que la tradición, como en la mayoría de los hogares, es reunirse con todos sus hermanos y sobrinos, que incluso viven en otras ciudades.

Para María Teresa es la excusa perfecta para presumir de sus habilidades culinarias y darle gusto a sus hijos. «Ella no tiene una sola receta especial, sino que tiene una para cada uno de nosotros. Por ejemplo, uno de mis hermanos no come gluten, así que ella le hace un postre especial: leche asada», explica Óscar, que, además, asegura que el mayor aprendizaje que le ha quedado de su madre es la cocina. «De ella aprendí todo lo que sé. Mi mayor alegría también es tener invitados a comer», dice.

Eso sin mencionar los valores que le inculcaron. «La generación de mi madre es una generación muy sencilla. No se complican la vida, se contentan con poco. No tienen grandes necesidades. Mi madre y mi padre son las personas más responsables que he conocido», afirma.

Por ahora, los días de Óscar transcurren entre llamadas a casa de su madre, salidas a pasear y uno que otro encargo a la farmacia o a la tienda, pero también es aficionado a la fotografía. En el caso de María Teresa, además de la natación, sus amigas y la casa forman parte de la rutina, sin que falte un mimo para sus hijos. «Para ella seguimos siendo sus niños», dice Óscar.

Cultivan una relación de respeto y admiración en las que él tiene claro que hará lo necesario para cuidarla, con la esperanza de que ella conserve su autonomía. «Ella sacrificó su vida por nosotros, por cuidarnos, ahora yo haré todo para cuidar de ella», concluye.