Mercedes Vidal: «Pensé que tener cáncer era una enfermedad más»

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Ramón Leiro

Los cribados son claves. La Xunta comenzó en el año 1992 con el programa para la detección del cáncer de mama, y desde entonces se han puesto en marcha otros nuevos, como el de cáncer de colon o de cérvix. Gracias a ellos, si se detecta la enfermedad, las probabilidades de recuperación son mucho mayores

13 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Como la mayoría de las gallegas de entre 50 y 69 años, Mercedes Vidal recibió por carta la citación para ir a realizarse una mamografía, un cribado para la detección precoz del cáncer de mama que la Dirección Xeral de Saúde Pública puso en marcha en el año 1992. Y cuando le llegó a casa de vuelta una carta certificada, supo que algo no iba bien. «Aquí pasa algo», se dijo a sí misma. Lo cierto es que ahí comenzó su batalla contra el cáncer, y después de una biopsia que confirmó lo que se sospechaba, a la semana Mercedes ya había sido operada. Fue en el año 2014.

En un principio, los médicos le dijeron que no le iban a poner quimio, pero luego decidieron hacerlo, por seguridad. «Tuve cuatro sesiones de quimio cada 21 días, y a la segunda sesión se te empieza a caer el pelo. Es un golpe duro, quedarte sin pelo...», recuerda. Después fueron 12 sesiones de una a la semana, y para terminar 32 sesiones de radioterapia. Todo esto en el mismo año. Luego el tratamiento continuó en casa. Después de un mes de descanso, empezó con una pastilla al día durante cinco años, para prevenir. «Las consecuencias: que con la quimio engordas y no puedes adelgazar, aunque quieras. Todo son problemas. Pero todo lo que mata lo malo también mata lo bueno», explica.

De algún modo, no era ajena a toda esa situación. Ni la primera vez que escuchaba las palabras «cáncer de mama». Una amiga suya falleció por la enfermedad y a partir de ese momento decidió colaborar activamente como socia y voluntaria con la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). «Como nunca tienes ningún caso, a veces pasas del tema, pero cuando me pasó eso me hice socia y voluntaria», explica. Ella iba al hospital, una vez a la semana durante una hora y media, para acompañar a quienes estaban pasando la enfermedad. De esos días, recuerda: «Había una señora que me decía que tenía muchas amigas de tomar café, pero en el momento en que contó que tenía cáncer, le dijeron que cada uno tenía su vida. Y la dejaron sola. Pensando que eran sus amigas...».

«Soy positiva, pa'lante»

Mercedes Vidal tenía 57 años cuando le diagnosticaron cáncer de mama, y ahora, con 65, todo está bien. Después de revisiones cada tres meses y luego cada seis, ahora es una al año. Con ella estuvo su hija, que vivía en México pero que lo dejó todo para acompañarla, su marido, su madre, sus hermanos, la AECC la llamaba todas las semanas... No se sintió sola. «Lo más difícil es que tienes cansancio, no eres tú, se te cae el pelo, las uñas... Dentro de lo que cabe, yo lo llevé muy bien. Lo importante es que quienes tenemos cáncer, que estemos no contentas, pero que seamos alegres para quienes están a nuestro lado. Porque si te hundes, los hundes a ellos. Yo dije: ‘Soy positiva, voy pa'lante'. Y pensé que el cáncer solo era una enfermedad más», cuenta. Por eso, a cada revisión y a cada quimio siempre fue «arreglada, con los ojos, colorete y labios maquillados».

Todavía no ha vuelto como voluntaria al hospital, pero sí sigue colaborando con la AECC, y el viernes pasado estuvo en la inauguración del mercadillo solidario que organiza la asociación. ¿Lo que le ha dado? «Estar contenta porque ayudas a otra gente, el granito que pongo con todo lo que vendo, ahora con el rastrillo... Siempre ayudas a la gente. Aquí, en Pontevedra, la gente se vuelca mucho con la asociación. Al principio no, pero ahora confían en lo que hacemos», explica. Y termina: «La asociación está ahí para todo. A veces la gente piensa que no hace nada, pero lo hace todo».

Los cribados: la clave

El caso de Mercedes Vidal es un ejemplo de cómo funcionan los cribados y cómo atajan la enfermedad al cogerla a tiempo. La Consellería de Sanidade puso en marcha el Programa Galego de Detección Precoz do Cancro de Mama en el año 1992, y seis años después ya cubría al 100 % de la población objetivo (hasta el 2004, las mujeres residentes en Galicia de 50 a 64 años, pero desde el 2005 la cifra se extiende hasta los 69). Cada dos años, las gallegas reciben una carta con la citación personal para realizar una prueba mamográfica. Desde 1992 hasta el 2021, se realizaron un total de 3.796.162 invitaciones y 3.009.616 exploraciones, con una participación del 79,28 %. El año pasado, se citaron a 209.638 mujeres y acudieron 168.557, de un 81,97 % de participación. La tasa de detección de un resultado positivo fue en el 2020 de 4,4 casos por cada mil mujeres exploradas. Según la Consellería de Sanidade, casi el 70 % de los cánceres que se detectan en el programa de cribado están en estadios precoces, con un diagnóstico mucho más favorable.

Otro de los programas de detección de enfermedad de la Xunta es el de cáncer colorrectal (citación de hombres y mujeres de 50 a 69 años) o el de cáncer de cérvix. En este último, se estableció un plazo de cinco años para que todas las comunidades autónomas realicen un cribado a las mujeres de entre 35 y 65 años.