Jaume, 27 años, sufre TOC: «Estuve seis meses durmiendo en una silla para no levantar los pies del suelo»

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Este joven cuenta en primera persona cómo esta enfermedad, una de las diez más incapacitantes del mundo, le ha condicionado la vida. «Me llegué a duchar 42 veces al día porque si no lo hacía, creía que le iba a pasar algo malo a mi familia», indica

04 dic 2022 . Actualizado a las 18:40 h.

La hora a la que se despierta Jaume no puede sumar 18. Es decir, jamás podría levantarse de la cama a las 10.44, pero sí a las 10.43 o 10.45. A los 12 años empezó a tener ciertas manías debido a una desestructuración familiar. Creía que si hacía un acto de manera repetitiva, no le iba a pasar nada malo. Por ejemplo, si ese día había abierto la puerta de casa dos veces y no había ocurrido nada malo, más bien bueno, como que había podido comer un Donuts, ya se le quedaba y tenía que hacerlo todos los días. Comenzó evitando pisar las líneas de la calle o sumando matrículas, pero en apenas seis meses estaba duchándose 42 veces al día. Dependía de las manías para todo.

Su obsesión le llevó a portarse mal en el cole para que lo castigaran en el recreo y así poder contar todas las letras que había escrito en clase. Su mal comportamiento motivó que sus padres decidieran mandarlo a un internado. Nadie sabía lo que tenía. De hecho, lo tachaban de rebelde o de graciosillo, incluso de loco, pero a nadie se le pasaba por la cabeza que Jaume pudiera sufrir un trastorno. «Me llegaron a hacer bullying en el cole porque era distinto», confiesa este joven catalán de 27 años. Después de un colegio, un internado, otro colegio, la solución pasó por ingresarlo con 15 años en el Hospital Sant Joan de Déu, donde le ofrecían terapias exhaustivas a diario con psicólogos y psiquiatras. Terapias que, según Jaume, no le sirvieron de mucho. «Estás mezclado con gente que tiene otros trastornos alimentarios, que ha cometido intentos de suicidio, de todo... Empecé a tomar una medicación, pero como para esto no hay una específica, eres como un conejillo de indias. Me dieron una que me hizo engordar 50 kilos en dos meses, cuando llegué a 120 la dejé porque era exagerado», señala.

Probaron suerte con el hospital de día del Clínico, donde mientras continuaba con sus estudios de ESO, también asistía a terapia. Pero era más de lo mismo. Los pensamientos y las manías cada vez eran peores e iban a más. La convivencia en casa resultaba cada vez más complicada. «Yo hacía sufrir a mi familia inconscientemente. Ellos sufren y piensan que a ti te da igual. No es que quieras hacerlos sufrir, es que tienes que hacer esas cosas porque la cabeza te lo dice». Cuando dices esas cosas, ¿a qué te refieres? «A que me tenían que poner a cargar el móvil diez veces cada vez que no tenía batería porque no lo podía hacer yo o que tenía que abrir dos briks de leche cada vez que quería beber un vaso. O no podía bajar a ayudar a mi madre enferma con las bolsas de la compra porque tardaba en cambiarme una hora. Después me dio por que los pies no podían levantarse del suelo, porque podía pasar algo malo si los separaba y los volvía a poner, así que opté por dormir seis meses en una silla. Y también estuve otros seis meses más durmiendo en un colchón en el suelo con un peso enorme en un pie que me evitara levantarlo», relata.

Poder, podía evitarlo, pero eso suponía una ansiedad desmesurada, que solo se calmaba realizando el ritual. Una lucha contra su cabeza 24 horas al día. Durante un tiempo Jaume escondió el motivo real de esas repeticiones. Su vida se fue convirtiendo en una gran mentira, porque cada vez le resultaba más difícil discernir la realidad. «Yo siempre que hacía manías mentía. Yo si le digo a una novia con 15 años que encienda y apague la luz 42 veces, no le voy a decir que es por el TOC, sino porque igual saltan los plomos. Pero vas contando tantas mentiras, que al final ya no sabes en qué mundo vives, si en el real o en el de las mentiras... En la mayoría de los casos las intentas esconder, no te sientes orgulloso, hasta que lo normalizas. Lo más importante es detectar que lo tienes, y luego aceptarlo, pedir ayuda y contarlo a tu entorno. Uno de mis principales fallos fue intentar esconderlo», confiesa.

SU VÍA DE ESCAPE

Consiguió sacarse la ESO, y descubrió la música, aunque en ese momento no sabía que tendría en ella al mejor antídoto. «Cuando yo hacía música, veía que me desaparecían todas las manías. Entonces empecé a centrarme en ella para poder evadirme de todo esto. Esto es bueno y malo. A nivel artístico crecí muy rápido, pero me fui de la sociedad. No salía de casa, no quedaba con mis amigos, solo estaba encerrado en mi habitación. Pasaban muchísimas horas al día delante del ordenador o estudiando. Para mí era un descanso, porque esa lucha interna desaparecía», señala.

Después de pasar por más de 70 psicólogos y psiquiatras, yo mismo he conseguido tener las claves para calmar esa ansiedad y neutralizar esos pensamientos”

Empezó a ser conocido en el mundo de la música (Mind Music es su nombre artístico) y se prometió a si mismo que en cuanto pudiera haría un documental para explicar lo que es el TOC, «para que la gente se entere y poder poner ojos en esta enfermedad y se puedan realizar terapias efectivas». En el 2017, estrenó 4000 manías, convertir el TOC en beats donde confiesa, entre otras muchas cosas, que ha perdido amigos, familiares y todas las novias que ha tenido. «A raíz del documental se pusieron en contacto conmigo muchísimos psicólogos, hubo gente que empezó a decir: ‘A mí también me pasa esto’», señala Jaume, que no tiene reparos en decir que después de haber pasado por más de 70 psicólogos, y probar no sé cuántas terapias, la que mejor le funcionó fue la cognitiva conductual. «A mí me fue relativamente bien, pero llegó un punto en que yo mismo he ido dándome cuenta de qué me funciona y qué no. Yo hago esta manía por eso, pues voy a intentar trabajarla para no hacerla. He conseguido coger las claves para gestionar esa ansiedad y neutralizar estos pensamientos. Yo conseguí aprender a diferenciar que el TOC es otra persona dentro de ti, y que todos los actos que hago son por culpa del TOC, no porque yo quiera o sea así. Y esto es superimportante, porque mucha gente piensa que son personas malas, y que merecen morir», dice Jaume, que desde hace unos años colabora, siempre que la música se lo permite, con asociaciones y ofrece ayuda gratuita a personas que sufren lo mismo que él. «Es importante dejar claro que tener TOC no es tener manías. La gente piensa que por colocar los zapatos de una determinada manera o por no comer nada de color naranja ya lo tienen, y no, esas son simples manías. Es cuando te afecta a tu vida. Yo para ducharme 42 veces, porque si no lo hacía creía que le iba a pasar algo malo a mi familia, me tenía que levantar a las cinco para llegar a las nueve al colegio».

 LA CAUSA DE LAS RECAÍDAS

LA CAUSA DE LAS RECAÍDAS

A día de hoy, Jaume se siente superafortunado de haber conseguido una calidad de vida que le permite pinchar en locales y festivales de todo el mundo. Confiesa que continúa teniendo manías, pero que gracias al gran trabajo interno que ha hecho, puede llevar una vida prácticamente normal, aunque esto no le exime de sufrir altibajos. «Antes de la pandemia me sentía mucho mejor, pero tuve un accidente de moto en el que me quedé en coma. Me rompí la cadera, el coxis, la pelvis y el fémur por 72 partes. Me decían que me iba a quedar paralítico, pero yo siempre dije por mis narices que iba a caminar de nuevo. Y así fue, después de un año de rehabilitación. Con todo esto tuve una recaída enorme», señala Jaume, que asegura que la incertidumbre es la peor enemiga del TOC. «A mí me decían: ‘No sabemos si volverás a andar’, entonces yo gneraba muchas más manías. En plan, si no hago esto, no volveré a andar. Se disparó todo otra vez. Ante acontecimientos ‘no buenos’ es normal tener bajones. Mucha gente cuando les pasa se asusta, y primero hay que valorar si estás mal en el trabajo, algún problema con la familia, porque las recaídas suelen tener una causa», comenta Jaume, que advierte de la importancia de tratarse lo más rápido posible ante la sospecha de sufrir esta enfermedad y de combinar tratamiento psicológico con el farmacológico.

El último documental que ha hecho, donde cuenta que en estos 14 años ha tenido más de 12 millones de manías, y cómo le ha afectado la muerte de su padres, ha recibido un premio en el Festival de Cine Mente y TOC de Granada. Sin duda, un gran paso para visibilizar la décima enfermedad más incapacitante del mundo según la OMS.