Ocho consejos para no pifiarla en la cena de empresa

Amanda Val

YES

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«Ver a tu jefe bailando bachata es algo buenísimo, hay que salir del personaje laboral que todos tenemos», explica la psicóloga Alejandra Dotor, que anima a asistir

05 dic 2022 . Actualizado a las 16:11 h.

Será la próxima semana, o la siguiente, pero en los próximos días vas a poder disfrutar de la cena de empresa. Ese momento señalado en que verás a tus compañeros y a tus jefes en otro contexto muy diferente, en el que de pronto aflorarán las risas, te llamará la pista de baile o el alcohol hará sus efectos. La cena de empresa puede dar lugar a equívocos y a enredos, como los que han sufrido estos días Jorge Pérez y Alba Carrillo, pero también puede ser una buena oportunidad para romper estereotipos y avanzar en las relaciones con la gente que tienes todo el año a tu alrededor. Así lo ve la psicóloga Alejandra Dotor, que explica que las cenas de empresa permiten humanizar a los compañeros que durante las extensas jornadas laborales vemos como robots o incluso enemigos, que nos impiden avanzar en nuestros proyectos.

«Me parece una oportunidad muy buena para el acercamiento y ver al otro como una persona, porque se nos olvida que formamos parte de un equipo y que podemos vernos desde otro sitio. En las cenas de empresa podemos ver a los demás desde otra perspectiva: 'Mira este qué relajado'; 'mira este, no sabía que se acababa de separar, no sabía que tenía este lío en casa'...». «Yo recomiendo ir a las cenas de empresa porque es descontextualizar y eso es importante: hay que salir de la rutina y ver al otro distendido. Acumulamos dentro de la rutina tensiones que nos hacen a veces demonizar a los compañeros o al jefe sin sentido».

«Las relaciones a nivel laboral pueden mejorar a partir de estas cenas porque ves a los compañeros de otra manera», indica la psicóloga. «Se nos olvida que los demás tienen sentimientos porque se crean unas dinámicas en el trabajo que si no las relajamos, nos llevan a ver al de al lado como un ser hostil». «Aunque no nos apetezca, deberíamos ir todos a la cena de empresa, te va a ayudar a sacar algo en limpio de los demás, es un buen momento para liberar el estrés». De esa manera, dice la experta, vas a conocer y entender a tu compañero. «Cuando salimos a disfrutar, estamos relajados y amigables y vas a ver al otro con buenos ojos», indica. ¿Y si vemos al jefe bailando bachata y no podemos sacarnos esa imagen de la cabeza al día siguiente?, le preguntamos a Alejandra Dotor. «Eso es buenísimo, todos en el trabajo tenemos un papel y estamos encorsetados, pero por ver a tu jefe bailando bachata no le vas a perder el respeto. En cambio, si estás tenso con tu jefe y lo ves así, bailando, ayuda a relajar y a ver todo desde un lugar más distendido, hay que salir del personaje laboral». «Es buenísimo salir de la rutina, las cenas de empresa son positivas a nivel laboral, las energías se renuevan y al día siguiente vas con otra actitud; si estás quemado o quemada, eso te hará resetear», concluye la psicóloga. Eso sí, si no quieres pifiarla y pasarte de frenada en tu nuevo papel y convertir tu fiesta de empresa en Resacón en Las Vegas, aquí van unos consejos prácticos para disfrutarla en su justa medida.  

1. No se te ocurra sacar un tema de trabajo

Estás de fiesta, no te conviertas en el jefe peñazo que no puede desconectar ni en el compañero plasta que quiere resolver en unas horas lo que no ha podido durante todo el año. Se trata de pasarlo bien y de cambiar por unas horas tu rol, así que no se te ocurra en ningún momento hablar de balances, de correos electrónicos o de lo que pasó en la reunión de la mañana. Si alguien se te pone pesado con el tema, rompe enseguida la conversación o anímalo a bailar. 

2. Si te gusta alguien de la empresa, recuerda que todos tienen móvil

Recuerda lo que le acaba de pasar a Alba Carrillo y a Jorge Pérez en la cena de empresa de Unicorn, la productora de Ana Rosa. Las tensiones sexuales no resueltas pueden dar lugar a situaciones que se nos van de las manos, nunca mejor dicho. Así que baila, disfruta y déjate llevar, pero no delante de todos tus compañeros de trabajo. Pueden grabarte y al día siguiente tienes liada la Marimorena, ande, ande, ande...

3. Todo el año en vaqueros y jersey, pero de pronto eres un «chuliboy» o una estrellita de lentejuelas 

Es la cena de empresa, no la gala benéfica de la Cruz Roja. Así que puedes ponerte minifalda, lucir escote o llevar esos pantalones ajustados que te empoderan en lo más alto con unos buenos tacones. Pero tampoco hace falta que te coloques todos los adornos del árbol de Navidad y seas la estrella reluciente en este Belén en el que tus compañeros son los pastorcillos. Si te han visto todo el año en jersey y vaqueros, no hace falta que te transformes en el chuliboy de discoteca que llevas dentro. Hoy no es el día. 

4. Piensa en mañana, por favor

Puedes bailar el Despechá de Rosalía, hacer todos los pasos del baile de TikTok y moverte al ritmo de las bachatas de Romeo Santos, pero, por favor, piensa en mañana por la mañana cuando entres por el pasillo de la empresa. No hace falta que te recuerden con la corbata colgada en la frente ni que seas la comidilla de la cena porque te has pasado de frenada bebiéndote todo lo que estaba a tu alrededor. Equilíbrate sin que sea necesario que al día siguiente te cuenten todo lo que pasó porque tú estabas en otra dimensión. 

5. Pide un taxi, que no te lleve tu jefe o tu jefa a casa

Sé que lo sabes de sobra, pero conviene que te lo recuerde: el momento Cenicienta va a llegar, pero no lo pagues a cualquier precio. Cuando llegue la hora de marcharte, que no sea tu jefe o tu jefa quienes te acerquen a casa en el coche. No es necesario que al día siguiente los waspas de tus compañeros ardan pensando en lo pasó, pudo pasar, está pasando o va a pasar. Si te subes a ese coche, la imaginación de los demás se va a disparar. Y tú te vas a sentir hecho un trapo (o una trapa) por nada. Si tiene que pasar que no sea en ese momento justo. Mira que no hay días...

6. Son tus compañeros de trabajo, no tus amigos de toda la vida

Tus colegas saben que cuando bebes una, bebes dos y te pones muy pesado. Y tus amigas te conocen desde que ibas al colegio, así que te han visto llorar por aquel amor de instituto en el baño de la discoteca y te han sostenido la cabeza mientras vomitabas tu primera borrachera. Pero tus compañeros de trabajo no son tus amigos de toda la vida, así que no te vayas de la lengua y de pronto les cuentes todos esos secretos de alcoba que guardas, ni te pongas en situación de riesgo con un pedal de tres pares de narices que haga que no te reconozcan. 

7. Acuérdate de Alan Rickman en «Love Actually», no te dejes llevar en ese íntimo baile

Qué gran actor y qué grandes momentos nos dejó Alan Rickman en múltiples filmes. Pero recuerda aquella mítica escena de Love Actually en la que él, como responsable de la empresa, siendo el jefe, se deja llevar por la pasión con la secretaria, que con sus antenitas navideñas de diablilla se marca un baile íntimo con él delante de todos. Incluida la mujer de Alan Rickman, que interpretaba magníficamente en la película Emma Thompson. Lo que pasó después ya lo sabes; es el momento de que suene Joni Mitchell para que te lo recuerde. 

8. No seas el plasta de la cena

Tu currículum lo sabes tú, tu experiencia laboral la conoces tú, la cesárea que pasaste con el segundo hijo la sabes tú y tu odio a Irene Montero lo sabes tú, por eso, por favor, no saques a relucir tus méritos, tus enfermedades, la situación política actual ni lo excelentes que son tus hijos en la cena de empresa. Tienes cientos de temas de conversación para no convertirte en el compañero pesao que odiará todo el mundo al día siguiente. Si no quieres tener una silla vacía a tu lado el año que viene, ponte las pilas y empieza a hablar de temas divertidos. Tienes muchos para hacerte con la atención del foro y si no, siempre puedes hablar de lo que pasó en la fiesta de Ana Rosa hace unos días. Se trata de divertirte y de pasar un buen rato, no seas el cuñao de la Nochebuena. Fun, fun fun. ¡Mucha suerte!