Son los mejores amigos del hombre, y siempre se ha pensado que son muy inteligentes, pero ¿cuánto? Dos expertas analizan la técnica de aprendizaje que se vuelve viral en las redes sociales
15 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Si a muchos les diesen un superpoder, una gran parte escogerían la de ser capaces de comunicarse con sus amigos de cuatro patas. Al menos con palabras, ya que la comunicación en sí es posible. De hecho, más de uno habrá esbozado la conocida frase: «Mi perro es tan listo que solo le falta hablar». Tiene parte de razón. Los asiduos a TikTok o a Instagram, cuyo algoritmo haya detectado un gusto por los animales, habrán visto una gran cantidad de vídeos de perros tocando botones para hablar con sus humanos. Las peticiones son básicas: «Agua», «calle» o «jugar». En teoría, este dispositivo le permite expresar sus necesidades según el can vaya viendo, y por lo tanto, pulsando. Incluso, algunos modelos permiten que las personas graben su voz, para que además el animal sea capaz de reconocerla.
El más famoso es Bunny (@whataboutbunny) con ocho millones de followers, un cánido capaz de asociar más de 70 palabras. Este último va más allá de las peticiones clásicas. En los vídeos, aparece presionando los botones de «preocupado» o «¿dónde está el otro?», lo que su dueña completa con un «¿humano?», cuando en efecto, el humano no está en casa.
Que el perro sea capaz de articular una frase parece casi ciencia ficción. De hecho, por el momento, todo apunta a que lo es. Al menos, la última parte. Estos momentos se han hecho virales en las redes. Y no solo han suscitado el interés de la audiencia en general, sino también de etólogos que se encargan de investigar y estudiar el comportamiento de los animales. «A nivel científico, es una manera de averiguar más sobre la cognición canina y me parece una forma interesante de investigarlo», precisa Alba Ares, experta en medicina del comportamiento y educación canina.
Un tema que todavía no está claro: «No se sabe hasta qué punto los perros tienen capacidad de entender ciertos conceptos. Por ejemplo, el de las oraciones se aplica a la comunicación humana, pero todavía no se ha visto en ninguna otra especie», aporta Xiana Costas, veterinaria etóloga. Por ello, en la actualidad son pocas las conclusiones que se pueden extraer. «No está claro si realmente tienen todos esos conceptos claros y son capaces de expresarlos, o si simplemente responden ante las consecuencias que hay después de pulsar el botón», precisa Xiana Costas.
Aprendizaje asociativo
Dejando a un lado que los perros sean conscientes, o no, de lo que piden, se necesitan varias sesiones de entrenamiento para aprender el mecanismo. Tal y como sucede con el típico: «Sit». Si bien este método puede parecernos de otro mundo, no aporta nada nuevo a la relación existente entre un humano y su perro: «Imagino lo atractivo que debe resultar para una familia pensar en que tu perro pueda ‘hablarte’ y que puedas entenderlo, pero realmente ellos ya nos ‘hablan’», detalla Ares. De hecho, considera que el tiempo que requeriría aprender a utilizar los botones «es mucho mayor que el que requiere aprender unas buenas bases sobre comunicación canina», precisa la experta.
El aprendizaje en el que se basa la técnica de los botones es asociativo: «Es un ejemplo de lo que llamamos condicionamiento operante», señala Costas. El perro tiene que hacer algo, y después de esa acción, le ocurre algo bueno. Son listos pero, ¿cuánto? Todavía queda mucho por saber acerca de su comportamiento: «Se están conociendo nuevos mecanismos con el tiempo», añade la experta.
