Zapato Feroz, el calzado que trae cola (casi tanta como Coldplay)

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Más de 75.000 usuarios accedieron a la cola virtual del último estreno de temporada de la marca. ¿Su secreto? Fabricar calzado que respeta el desarrollo natural del pie y crear comunidad

07 nov 2022 . Actualizado a las 10:59 h.

Cuando a finales de agosto se pusieron a la venta las entradas para los conciertos de Coldplay en Barcelona, hordas de fanes colapsaron la plataforma y obligaron al grupo a anunciar dos fechas más. La demanda fue tal que la cola virtual para hacerse con uno de los tiques para disfrutar en directo de alguna de las actuaciones del grupo británico tuvo una media de 80.000 usuarios conectados de manera simultánea, una cifra que superó los 200.000 en varios momentos del día. Salvando las distancias, en Zapato Feroz tienen un máster en esperas cibernéticas de estas características. Con cada estreno de temporada de esta empresa de calzado valenciana batallones de madres y padres (muchas veces secundados por otros familiares) acceden a la web con puntualidad británica para intentar conseguir unos zapatos para sus hijos. En la última preventa de principios de septiembre más de 75.000 usuarios accedieron a una cola virtual que superó las ochos horas de espera. «Ahí entra en juego la picaresca española. Hay familias que ponen a los abuelos con varios dispositivos para tratar de lograr el puesto más bajo en la cola», señala con humor Laura García, que junto a su pareja, Héctor Nebot, está al frente de la firma. Pero no solo los familiares están implicados, también hay grupos de WhatsApp organizados para tal fin. 

Durante el último estreno de temporada, Zapato Feroz vendió 25.000 pares de zapatos, y siete días después, todos y cada uno de los pedidos estaban en sus casas. Además, habían resuelto alrededor de 2.500 incidencias y habían contestado a los más de 5.000 mensajes que recibieron entre correos electrónicos e Instagram. Hay que tener en cuenta que cuando la empresa echó a andar allá por el 2016, su primer balance de ventas fueron 300 pares en seis meses. 

Decidir cuántos pares se ponen a la venta en uno de esos días claves de ventas genera «algún que otro rifirrafe» entre el equipo. Laura reconoce que le gustaría que fuesen más y que nadie se quedase sin zapatos, pero considera que eso iría en detrimento del servicio posventa, otro de sus puntos fuertes. «Si nos pasamos en el número, todo se complica. De esta manera, en una semana todos nuestros clientes tenían sus zapatos en casa», sostiene orgullosa. 

Respetar el desarrollo del pie

El secreto de su éxito es sencillo, fabricar zapatos que respetan el desarrollo natural del pie. Son flexibles, ligeros, con suela fina y plana, y con una puntera ancha para favorecer el libre movimiento de los dedos. «Intentamos ofrecer lo mejor. No nos conformamos con lo que tenemos. Esta última temporada vimos que podíamos conseguir una horma mejor. Eran dos milímetros y medio de diferencia y supuso invertir casi 100.000 euros en toda la colección. La gente del negocio nos decía que estábamos locos, pero nos sentimos orgullosos al cien por cien de lo que hacemos», asegura la empresaria.   

A pesar de que en los últimos tiempos se ha empezado a acuñar el término calzado respetuoso para englobar a zapatos con características como las de Zapato Feroz, la empresaria prefiere escapar un poco de ese concepto y lanza una reflexión: «El calzado de una persona con una discapacidad motora o que tiene necesidades podológicas como pueden ser las alzas o los contrafuertes es igual de respetuoso».

Para encontrar ese nivel de excelencia que persiguen en todos sus productos se apoyan en grandes profesionales del sector. Es el caso de la podóloga Neus Moya, a la que reconocen «el trabajo altruista que hace por la comunidad y todo lo que ha hecho por dar a conocer este tipo de calzado» al testear de manera independiente todos su modelos.

O también el de Roberto Pascual, al que encierran cada año en el laboratorio con sus modelos para estudiarlos a fondo y ver dónde y cómo pueden seguir mejorando. Con esta filosofía, alrededor de Zapato Feroz se ha creado más que un negocio, una comunidad. Y eso es algo que se percibe. Cuando los padres reconocen los zapatos, sonríen entre sí, y lo hacen porque saben que esas familias están alineadas con su ideología y manera de criar. Una crianza basada en la metodología Pikler, que promueve la no intervención del adulto. «Cuando el niño está preparado para sentarse, se sienta. Si no camina todavía, ¿para qué darle las manitos? Todos acabarán andando cuando estén preparados por su evolución natural», argumenta.

La andadura de Laura García y Héctor Nebot en Zapato Feroz arrancó en el 2016 con los primeros pasos de su bebé. La bombilla de la empresaria se encendió cuando sus compañeros de trabajo le regalaron unos zapatos para su hijo. «Empecé a preguntarme si eso sería lo mejor para sus pies, me informé y así fueron naciendo los primeros diseños», explica. Su pareja, ingeniero de telecomunicaciones de profesión, se sumó poco después al proyecto y ahora es el encargado de la parte técnica y de coordinar al equipo que ayuda a solventar las dudas, incidencias y problemas que surgen en el día a día. 

¿Las botas perfectas?

El pasado miércoles 2 de noviembre era otra de las fechas marcadas en rojo en el calendario de los seguidores feroces. La firma valenciana sacaba a la venta las botas Bernia —el estreno estaba previsto inicialmente para unos días antes, pero la dificultad de su fabricación obligó a retrasarlo— junto con otros modelos de zapatos de corte invernal. Como sucedió con el estreno de temporada, la cola virtual se hizo interminable. Cerca de 60.000 usuarios (argucias incluidas) accedieron a la página web, desde donde se despacharon 22.000 pares de calzado.

«Las botas se agotaron, pero ya estamos trabajando para reponerlas rápidamente y que pronto puedan estar disponibles, sobre todo para nuestros clientes gallegos, que sabemos que las quieren y las necesitan», comentó la diseñadora. Entre los puntos fuertes de la bota Bernia están además del diseño, la comodidad y transpirabilidad. «Es un proyecto con mucha investigación detrás. Lleva las costuras selladas, el pie no se cuece y no limitan el movimiento del niño cuando se agacha o realiza alguna actividad», enumera. Y si las botas han causado furor, todo apunta a que a finales de mes, con la salida al mercado de las deportivas Onil, la cola más feroz volverá a batir récords.