Azafata hipóxica: «Cada vez más gente toca el avión por fuera antes de volar»

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Andrea Enríquez la gallega que está detrás de este perfil en las redes acaba de publicar «En modo avión», donde nos muestra con retranca e ironía el día a día de una azafata

27 dic 2022 . Actualizado a las 12:26 h.

Azafata hipóxica es el alter ego de esta gallega afincada en Barcelona, que al cambiar de profesión (estudió Publicidad y Relaciones Públicas) encontró su lugar en el mundo. La azafata más divertida de las redes acaba de publicar En modo avión, una novela gráfica, que firma junto a Cinta Villalobos (ilustradora), y que nos invita a viajar a través de los ojos de la tripulación de cabina. «La gente piensa que estamos en el avión solo para servir café», apunta Andrea. 

—¿Es muy difícil el día a día con un horario de azafata?

—Lo que es difícil es tener una rutina, por ejemplo, de ir a clase de inglés todos los lunes o de spinning los martes. Pero esto a mí, en parte, me gusta; de hecho, creo que es lo que nos engancha a todos. Pero me priva de otras cosas, como de disfrutar de los días festivos con la familia.

 —Desmóntame alguno de los mitos que rodean la profesión.

—La gente piensa que estamos en el avión para servir café, porque es lo que perciben, pero hay un trabajo previo y posterior que no se ve. Muchas veces parece un trabajo sencillo y fácil, y nada más lejos de la realidad.

 —A mí llevar el carrito por ese pasillo tan estrecho no me parece fácil.

—Es verdad. El pasillo estrecho y el carrito pesado (risas).

 —Otro puede ser que pensamos que hacéis viajes idílicos alrededor del mundo.

—Depende del tipo de aviación que hagas. Yo casi siempre duermo en mi casa. Es cierto que cada vez más la aviación se va adaptando a los tiempos, y los compañeros que hacen vuelos largos tampoco están una semana en el Caribe. Las aerolíneas son empresas, quieren minimizar costes, y el tiempo que estás en destino cada vez es menor, siempre respetando la legalidad y los tiempos de descanso. Pero ya no es tan idílico como lo fue en su día. Sí que es verdad que conoces el mundo trabajando, y no todas las profesiones tienen este privilegio.

 —¿Cuántos kilómetros puedes hacer al día?

—Un día normal podría hacer un Barcelona-Santiago (2.400 kilómetros ida y vuelta) y Barcelona-París, que debe ser parecido, así que hasta 5.000 o 6.000.

 —¿Qué le dices a un pasajero con miedo a volar?

—Generalmente, se les reconoce enseguida porque son personas que van mirando todo, muy pendientes; que cuando se sientan, van agarrados al reposabrazos del asiento como si fuera la vida en ello... Yo cuando veo ese comportamiento en alguien, que no nos ha dicho que tiene miedo, pero que identifico, me presento, me acerco, intento que me vea como un apoyo y no piense que somos herméticos, que no se nos puede ni hablar.

 —¿Tú has pasado miedo alguna vez?

—Miedo de temer por mi vida ni trabajando ni como pasajera. Nunca he sufrido ni turbulencias fuertes ni el impacto de un rayo, cosas que pueden pasar.

 —¿Alguna manía que reconozcas?

—La de tocar el avión antes de entrar la veo un montón. Desde que me empecé a fijar, lo veo más. Le dan una palmadita al avión, como diciendo: «Pórtate bien». Y si son personas religiosas se santiguan al entrar.

 —¿Has vivido alguna situación surrealista a bordo?

—No todos los días, pero con bastante frecuencia. Hace poco una mujer se quejó de que unos chicos la estaban grabando para subir vídeos a TikTok, y cuando nos acercamos vimos que la luz a la que se refería era el piloto que salta cuando alguien está cargando un dispositivo.

 —¿Últimamente, ejercéis más de policías de las mascarillas que de azafatas?

—Sí, y es una pena, porque hace tres veranos, cuando empezó todo esto, la gente se tomaba más en serio las medidas, lo raro era tener que llamarle a alguien la atención, y ahora ha cambiado por completo, no solo en el avión, sino en todo el transporte público. Y de vez en cuando tenemos conflictos a bordo, bien de gente que no se la quiere poner o de pasajeros que se quejan de que el que tienen delante no la lleva correctamente... Está siendo bastante tedioso, también para nosotros, que la llevamos mucho tiempo puesta. 

—¿Se establecen amistades con los pasajeros?

—Si es un vuelo largo y tienes tiempo para hablar sí, hay gente que viene atrás para estirar las piernas, o si están haciendo cola en el baño te pones a charlar... Yo, particularmente, no hecho nunca amistad porque los vuelos que hago son cortos, y no tienes tiempo ni para estar charlando entre nosotras. Pueden salir no solo amistades, yo conozco a un compañero que incluso se ha casado con una pasajera.