Una torre de Hércules hecha con piezas del Exin Castillos: «Si te brillan los ojos, tienes más de 40 años»

YES

MARCOS MÍGUEZ

Fran Guerra muestra su obra en la exposición itinerante que asombra a los que ya tienen unos años, y menos a los jóvenes que no conocen el juego. Puede verse ahora en el centro comercial Los Rosales de A Coruña y en enero, en el Área Central de Santiago

05 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La frase es muy gráfica. Y desde que se la oí a Fran Guerra ronda en mi cabeza. «Si te brillan los ojos, tienes más de 40 años». Este profesor de electricidad y aficionado a los juegos infantiles fabricados en España en los años sesenta y setenta es uno de los promotores de una exposición de monumentos gallegos hechos con piezas del Exin Castillos. Hasta después de Navidad permanecerá en el centro comercial Los Rosales de A Coruña y en enero se llevarán la imponente colección al Área Central de Santiago. Cuando le pregunté por la reacción de la gente al encontrarse cara a cara con su pasado en forma de pequeñas piezas es cuando me dijo la susodicha frase. Es decir, los de menos edad ni idea del Exin (el acrónimo proviene de la empresa catalana Exclusivas Industriales, de donde también salió el CinExin), ni del Tente y supongo que tampoco del Madelman ni del Geyperman. Pero si al ver la muestra te brillan los ojos es que ya eres talludito.

Mayoría de gallegos

Otro aspecto curioso es que la Asociación Exin Castillos y West cuenta en la actualidad con 35 socios en toda España, de los que siete son gallegos. Se trata de David Salgado, Xurxo Barcala, Luis Arias, Santiago Franco, Juan Amandi, Marcos Oliveira y el citado Fran Guerra. «Empezamos con esta afición por culpa de los Reyes Magos que nos trajeron el juego cuando éramos unos niños. Ahora somos unos locos que hacemos réplicas de una calidad impresionante y hasta utilizamos piezas que nos hace un fabricante catalán. Por ejemplo, para torres de iglesias o para la de Hércules hacen falta piezas octogonales que Exin nunca fabricó, solo las hacía cuadradas o redondas», explica. Suena un poco friki, pero es apasionante. Dicen que su religión no les permite decir la palabra Lego y hasta conservan todas las cajas de la distintas etapas del Exin Castillos. Los trasteros, internet o personas que se acercan por las exposiciones con una bolsita de piezas que conservaban en casa son sus otros proveedores. «Lo que buscamos es que no se tiren a la basura, por favor. Nosotros le daremos un buen uso», sentencia con brillo en los ojos este gallego de 56 años.

La vieja vía del tren de Vigo

Abre barrios y un sinfín de posibilidades. Un querido amigo me animó a recorrer la denominada Vía Verde, un sendero también apto para ciclistas que discurre sobre el antiguo trazado de las vías del tren entre Vigo y Redondela. Desde que llegó la alta velocidad la nueva comunicación es subterránea. Los encargados de llevar a cabo el sendero tuvieron el detalle de dejar un tramo de la vieja vía y también alguna señal. Impresiona ver lo cerca de cantidad de casas que durante décadas pasó el tren en Teis, la Travesía o Chapela. Ahora pueden salir por la parte de atrás de su vieja vivienda y llegar a la nueva estación de Vialia en unos pocos minutos. Pasaron de las afueras al centro gracias a una senda preciosa, histórica y no con demasiado verde. El sendero deja el Ayuntamiento de Vigo y te da la bienvenida al de Redondela. Como son concellos diferentes también cambia el mobiliario, algo que no deja de sorprender aunque llevemos toda la vida viendo en Galicia este tipo de cosas. Ya cerca de Rande se termina la parte urbanizada y no fuimos lo suficientemente osados para explorar un viejo túnel. Una maravilla descubrir una zona que siempre fue cara b y que ofrece unas vistas espectaculares sobre la ría de Vigo. Y decía que abre un sinfín de posibilidades porque mi amigo ya está organizando una próxima caminata. Salir de Vigo andando por esta Vía Verde hasta el restaurante Bar Marisco, donde dice que sirven unos pescados a la brasa estupendos. Y, al terminar, volver caminando hasta Vigo por el mismo sendero y con ese brillo en los ojos de los que tenemos más de 40 años.