Óscar Sánchez-Crespo, perito judicial: «La expresión de un asesino lo puede delatar»

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En una entrevista de media hora una persona realiza una media de 250 gestos, unas expresiones que cobran relevancia en el ámbito jurídico si se analizan en profundidad. «De los ojos podemos sacar mucho, siempre y cuando vayamos a lo concreto», señala el perito judicial

30 oct 2022 . Actualizado a las 15:36 h.

La palabra es el sistema de comunicación más usado en el ámbito jurídico, sin embargo, la información que transmiten las personas cuando reaccionan ante determinadas emociones es clave para darle al mensaje mayor o menor veracidad. Óscar Sánchez-Crespo es codiseñador, junto con Noemí Baño, de la técnica de análisis forense del lenguaje gestual, y desde hace 12 años colabora a través de su empresa Comunicación Gestual directamente con los juzgados de toda España. «Somos la primera entidad en Europa que lo hace», apunta Óscar, que poco antes de realizar esta entrevista recibió la noticia de que han sido elegidos como entidad formadora de la Academia de Seguridad de Policía Local de Galicia. Su trabajo consiste en realizar entrevistas, y con ese material elaboran un informe pericial, con un mínimo de 200 páginas, donde detallan cada uno de los gestos, siempre y cuando sean universales, de las reacciones de las personas cuando hacen referencia a un hecho vivido. «No es un perfil, esta técnica solo mide elementos tangibles, se trata de corroborar esa espontaneidad y esa coherencia entre lo que la persona explica según dice que lo ha vivido o no», señala Óscar, que acaba de publicar junto a Noemí El rostro del crimen.

 —¿La expresión de un asesino lo puede delatar?

—Sí, en función de aquello que responda. No es la morfología, sino cómo reacciona a la visualización de fotografías o a las preguntas que recibe. La respuesta está vinculada a una reacción emocional, que a través del sistema límbico lo que hace es provocar tanto en la cara como en las manos una serie de impulsos que son incontrolables.

 —¿El objetivo es discernir si ese gesto es real porque lo ha vivido o impostado?

—Exacto. Este es uno de los objetivos.

 —¿Hay diferencia en la expresión facial cuando los gestos son fingidos?

— Sí, mucha. Hay diferentes parámetros como los tiempos de carga, la forma en la que se mueven los músculos… que lo determinan. Un ejemplo: cuando tú finges una sonrisa, mueves alrededor de 8-10 músculos, y cuando es real mueves 19. Y son diferentes, por lo que un experto puede diferenciar cuáles se han movido o no, y sobre todo, en el tiempo que se han movido.

 —¿Cuando fingimos se mueven más lento?

— No es tanto la velocidad, sino el tiempo que tardan en reaccionar. Un ejemplo, si yo te digo: «Pon una sonrisa», tu sonríes, y si te digo: «Ahora quítate la sonrisa», la cara se cae de golpe. Tú no sabes «desonreír» de forma gradual, simplemente contraes el músculo y dejas de hacerlo. Y cuando cae, lo hace de golpe, de forma abrupta y asimétrica. En cambio, cuando esa expresión facial deriva de una reacción emocional existe lo que se llama un proceso de descarga, que va a variar según la reacción, pero de forma suave y progresiva todo vuelve a su sitio de forma simétrica. Es curioso verlo a cámara lenta.

 —¿Es fácil saber cuándo alguien miente por un solo gesto?

—Un único gesto no concluye nada, no hay ningún gesto que sea sinónimo de mentira. Igual que no hay una palabra que tú me digas, a partir de la cual yo pueda concluir que estás mintiendo. Con los gestos pasa lo mismo, al final se trata de un conjunto de datos que tienes que unir. Un análisis forense del lenguaje gestual no se puede desvincular de aquello que la persona dice o escucha, porque aquí los tiempos de reacción son muy importantes. La velocidad del impulso neuronal se mide para saber si tienes coherencia, hay un máximo y un mínimo de tiempo en el que vas a tardar en reaccionar. Por ejemplo, si ves un plato de comida y está podrido, pones cara de asco. ¿Cuánto tiempo tardas? Medio segundo.

Cuando finges una sonrisa mueves nueve músculos, cuando es real 19”

 —¿Con qué gestos se detecta la mentira?

— No hay un gesto vinculante, esto es un error generalizado. Lo que sí que es cierto es que aumentan el número de microexpresiones y las descargas de estrés. Ahora bien, una microexpresión no es sinónimo de engaño, simplemente que yo estoy ocultando una reacción. Un ejemplo: ¿una microexpresión de miedo sería sinónimo de engaño? Depende. Si a una persona le digo: «¿Has sido tú?» (acusándola) y hace una microexpresión de miedo, puede tener miedo por ser acusado en falso y ser inocente. Depende mucho de la información que el individuo reciba o emita en ese momento. Hay que contextualizar qué está pasando, igual que una frase sacada de contexto puede tener un significado diferente, pues esto lo mismo.

 —¿Cuál es la reacción más difícil de detectar?

—No hay una especialmente, porque todas pasan por cuatro parámetros principales: acción desencadenante, cronología y secuencia gestual, durabilidad y contexto. En una entrevista de media hora, un individuo hace sin saberlo una media de 250 gestos, cada uno de ellos se pasan por esos cuatro parámetros, como mínimo, y quedan reflejados mediante un fotograma en un informe.

 —¿En qué momento ese gesto se transforma en un indicio?

—Es un cálculo numérico porque se tienen en cuenta diferentes parámetros. Por ejemplo: una entrevista se podría dividir en dos fases, una sobre información que no tiene nada que ver con el caso a investigar (dónde vives, dónde trabajas, qué comes…), y otra con información referente al caso en sí. Después lo que se hace es comparar si los tiempos neuronales han sido los mismos en una parte y en otra. Esa información es objetiva, es un cálculo numérico, coincide o no coincide. Por otro lado, algo importantísimo es la coherencia. Si tú me estás explicando lo mal que te sientes y estás sonriendo de forma feliz, no tiene coherencia. Si esto se repite un montón de veces, al final tienes un porcentaje de gestos que te dicen que no hay ningún tipo de coherencia.

 —Los gestos hablan solos.

—En un juicio solicitamos por casualidad, y ahora lo decimos siempre, permiso para argumentar la universalidad de los gestos faciales, el juez se puede negar, pero en esa ocasión me dijo: «Adelante». Lo que expusimos fue lo siguiente: «Si usted va a Rusia o a Filipinas y le sonríen cómo sabe que eso es bueno y que no es una amenaza. Porque la sonrisa significa lo mismo en todos los sitios. Si usted ve por televisión una catástrofe, y ve a la gente llorando, cómo es capaz de identificar que eso es gente triste y no feliz. Porque la expresión de tristeza mueve los mismos músculos en todo el mundo, no es algo que aprendemos, es algo con lo que se nace». Y esa universalidad, al igual que está en la cara, también se da en las manos, y por nuestra parte solo trabajamos ese tipo de gestos, haber hay más, pero solo forman parte de las investigaciones los que son universales.

 —De las manos se puede sacar mucha información, ¿cuál es la más relevante?

—La alineación con el discurso, si realmente estoy siendo espontáneo o es una locución planificada.

 —¿En la práctica cómo lo identificas?

— Por dos tipos de información: el tiempo de reacción y el tipo de gesto, si realmente refleja lo que la persona está diciendo.

 —¿Es un mito lo de que mirar hacia la izquierda es sinónimo de mentir?

—Sí. Nada más lejos de la realidad. Es cierto que a partir de recibir una pregunta el ojo intenta acceder a un hemisferio u otro para crear o recordar información, pero es solamente un fragmento de la reacción. Si yo previamente he memorizado un discurso, cuando tú me preguntes yo voy a recordar el discurso, no inventármelo, aunque sea falso, por lo que esa información se puede tener en cuenta, pero para poder utilizarla bien hay que utilizar la técnica adecuada de interrogatorio, si no, no sirve para nada. Hay que tener en cuenta otro factor, hay personas que tienen una dominancia creativa y el ojo se va a ir siempre hacia el mismo lado, y en ese caso ese parámetro no se tendría en cuenta porque no aporta información. Para evaluar esto se hacen las preguntas de control, donde se establece el parámetro de control de cada persona.

—Es decir, que esa persona le preguntes lo que le preguntes va a mirar hacia un mismo lado.

—Exacto. Para poder utilizar bien esta información con respecto a los ojos, a la persona hay que pedirle detalles muy específicos, muy concretos, y no hacer preguntas abiertas. De los ojos se puede sacar información siempre que se vaya a lo concreto.

 —¿Cuáles son los mitos del lenguaje no verbal?

—Que tocarse la nariz es sinónimo de mentir, que cruzar los brazos de estar a la defensiva o que las sonrisas sin arrugas son falsas… Las arrugas en el rostro dependen del nivel de grasa y tersura, pueden producirse o no, no dependen de la veracidad del discurso. Lo de tocarse la nariz cuando se vincula a esto es porque en ocasiones, no siempre, cuando estamos sometidos a un cierto estrés las terminaciones de la nariz pueden generar ciertos micropicores, y alivias el picor al rascarte. Pero ese picor puede estar producido tanto por una mentira como por una situación que te puede hacer sentir incómodo, o incluso puede que ni siquiera te pique la nariz.

 —Al hablar transmitimos emociones, ¿cómo influyen en el ámbito jurídico: en los jueces, abogados, fiscales? ¿Les afectan?

—Un juez o un abogado es una persona igual que tú y que yo. Y cuando percibe una información, parte de esa información será juzgada por el estado emocional de esa persona. El estado emocional en el que nos encontramos varía la percepción de la información. Cuando pensamos: «A esta persona mejor no le hablo, porque está enfadada y no es el momento». Pues lo mismo pasa de forma positiva. Y en un juicio sucede exactamente lo mismo. Si tu forma de hablar resulta molesta, no es clara, aburre, no va a ser percibida igual que si eres capaz de adaptarte al auditorio y de comunicar lo que se espera de ti. Y el juez de forma innata está analizando tu voz y tu cara.

 —¿Alguna vez este análisis que realizáis ha servido para la resolución de un caso?

—Sí, hay muchos casos en los que el juez se ha apoyado en nuestra prueba pericial, entre otras cosas, nunca se toma en cuenta una única prueba, sobre todo si es un caso grave, para determinar. En un caso, un juez paralizó las visitas de un padre a un menor ante la sospecha de abusos, a partir del análisis que hicimos nosotros a la niña, había más cosas, pero esto fue clave. Y también ha pasado al revés, hacia la madre.