El gallego que visitó 50 países antes de los 30

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Tailandia, Bolivia, Eslovenia y Perú están entre los destinos que visitó este viajero de Sarria.
Tailandia, Bolivia, Eslovenia y Perú están entre los destinos que visitó este viajero de Sarria.

SU CONTADOR ESTÁ YA EN 56. Los 115 pueblos más mágicos de España son el nuevo objetivo de este peregrino mundial de Sarria que no para desde que vio la torre Eiffel en un mercadillo de Padrón. Con esa torre, empezó el sueño...

28 sep 2022 . Actualizado a las 08:21 h.

De niño ya se dibujaba en el mapa. «Siempre digo que no tengo recuerdo de aprender a nadar ni de que me gustase viajar. Debí de aprenderlo muy pequeñito. Mi familia me cuenta que con 4 o 5 años ya me gustaban los mapas, y luego con 6 o 7 me daba cuenta de que sabía cosas que muchos mayores no sabían. Para mí, eran obvias las capitales, algunos lugares, monumentos», cuenta Rubén López Urdi (Lugo, 1988), que lleva en la mochila 56 países, «destinos que repetiría continuamente, porque siempre hay nuevos rincones que descubrir». «Siempre que repito ciudad o país, lo veo diferente», asegura Rubén, que pronto tuvo claro que «la vida era una» y que a él lo que le gustaba era moverse. «Y que lo iba a hacer siempre que pudiese», desenfunda este gallego apasionado de la historia que hace camino al andar y al contarlo en el blog Caminante del Planeta.

«Estos dos años de pandemia, para mí, han sido como veinte, porque casi no pudimos movernos. Yo, antes, si no estaba moviéndome, lo estaba planeando», dice quien lleva la morriña en el ADN, sin que sea un lastre para seguir llenando de mundo la mochila. En esta lleva lo justo (ropa cómoda, el móvil, la cámara), y en los pies, calzado cómodo. «Ni siquiera viajo con cepillo de dientes, lo compro en el lugar al que voy», detalla.

Todo empezó con 5 años, en un mercadillo de Padrón al que Rubén fue con sus padres y donde compró una torrecita Eiffel. «Recuerdo que me la compraron y que se convirtió en mi sueño: ir a París, ir a la torre Eiffel». Esa figura sigue en su casa treinta años después, vigilando cómo la realidad va cumpliendo sobradamente las expectativas de aquel niño con ganas de volar y de poner los pies en muchos suelos. París fue el primer destino internacional al que viajó. Fue con sus padres y su hermana en el 2001. Tenía entonces 13 años y consiguió que la familia se atreviese a volar más allá de la silueta de España.

PRIMEROS VUELOS

Poco después, viajó en familia a Portugal, en coche hasta Lisboa, y enseguida, en ese fragor del movimiento, el sueño de Rubén pasó a ser Praga. «No era la Praga de ahora. Cuando yo era niño, era bastante desconocida. Ahora dices ‘Praga’ y nadie se sorprende, pero antes decía ‘Praga’ y la gente me miraba como diciendo ‘¿quééé?’. Recuerdo que vi un reportaje de Lonely Planet. Salía en La 2. Yo esperaba siempre para ver esos reportajes. Salió Praga, el castillo, el puente... Me interesó su historia, me encantó la ciudad». Tras Lisboa, reservó un vuelo a Praga. «Recuerdo que mi padre me dijo: ‘¿Pero tú estás seguro de que vas a saber moverte por Praga?’». Yo creía que sí, pero, claro, no estás seguro. El día antes ni dormí», confiesa. Hoy Rubén sabe que la inseguridad, como la sorpresa, son compañeras frecuentes de viaje.

Aunque no sabía checo y el inglés no era una opción en el país, superó con éxito la prueba de su corazón viajero. «Tenía muy estudiado el mapa y salió todo superbién», asegura.

El reto de visitar 50 países antes de cumplir los 30 surgió un día que estaba en Perú. «Yo iba haciendo viajes, visitando países, pero no tenía claro cuántos llevaba. Dije: ‘Voy a hacer una lista de en qué países he estado y qué ciudades he visitado de cada país’. Cuando empecé a hacer la lista, vi que estaba ya en 42 países. Yo sabía que había viajado mucho, pero el día que pones ‘42 países’ la gente se sorprende, es algo como más tangible...».

Él tenía una página en Instagram en la que compartía sus viajes, a la que llamó «Caminante del Planeta» en un guiño a sus raíces. Rubén se crio en Sarria y a los 18 se mudó a vivir a Santiago, así que siempre ha estado «absolutamente vinculado al Camino de Santiago». «Cuando vivíamos en Sarria y veía a los peregrinos, les decía a mis padres: ‘Yo algún día seré peregrino, seré caminante en otros países’», recuerda.

Llegar a los 50 se lo propuso con 28. «No sé por qué, para mí los 30 años eran como un límite, una frontera. Como si a los 30 estuvieses obligado a madurar», explica. Y entonces lo propuso como un reto en redes sociales y vio que «mucha gente» le escribía para darle ánimos. Cuando sumaba 47 países, fue a Noruega en mayo del año en que cumplió los 30, el 2018. «Yo cumplo el 30 de agosto y en mayo de ese año estaba en Noruega. Entonces dije: ‘¡Estoy cerquísima!’. Había un país que se me resistía desde hacía años, Finlandia, y desde ahí quería cruzar a los Países Bálticos. En junio, compré el billete Madrid-Helsinki y Vilnius-Madrid. Y me propuse recorrer las repúblicas bálticas. Y así fue». Cumplió el reto. El país 48 fue Finlandia, el 49 Estonia y Letonia hizo el 50. Lo cumplió además de sobra, porque en ese mismo viaje incorporó a su lista el país 51: Lituania. «Así que, antes de los 30, en realidad estuve en 51 países», manifiesta.

Este mayo llegó el viaje 56, que emprendió por carretera con su pareja, Carolina, peruana pero gallega de adopción, y con su hija Daniela, hija también del confinamiento por la pandemia. Estuvieron en Liechtenstein y en Eslovenia, que ha sido su último destino por lo de ahora. Pero ya tiene alguno otro en mente, el plan marchando. El siguiente viaje, «si todo va bien», será de nuevo a su querido Perú, su otro pedazo de tierra, «para que Daniela conozca a su familia peruana, esa que todavía no ha podido venir a España a conocerla a ella».

Desde Perú les gustaría volar a la República Dominicana. Mientras esta familia galaicoperuana planea cómo hacer realidad su sueño 57, se han lanzado a la aventura de llegar en coche a los pueblos más mágicos de España. No es por azar si digo magia, porque esta es una iniciativa impulsada por el Instituto de Desarrollo Local y Estudios Sociales IDL, que elige estos (115) pueblos mágicos con arreglo a diez criterios, entre ellos la calidad urbana del lugar, su gastronomía, sus fiestas y sus paisajes.

Malta es el país que más se le ha resistido, «no una, sino varias veces», a quien en su top-5 de favoritos tiene, sin duda, Perú («el país que más conozco, aunque he estado más en Portugal y en Francia, pero Perú es el contraste, y también el país que más me hizo madurar como viajero», cuenta). Perú, donde ha estado ya siete veces, se lleva la palma de sus afectos. «El país se divide en tres franjas, que son la costa, la sierra y la selva. He conocido las tres y llegué a guiar a españoles por Perú, contratado por una empresa. Perú es ya parte de mí», declara al modo de un novio clásico.

De América, también le robó el corazón Guatemala («la calidad de su gente, las ruinas mayas, una maravilla»), pero no quiere dejarse en el tintero Bolivia. De Europa se queda quizá con Lituania. «Son sorpresas. Porque Italia es uno de los países que más me gustan del mundo, pero no es tanta sorpresa... Lituania fue una sorpresa para mí: el istmo de Curlandia es una joya, es impresionante ese hilito de tierra rodeado de mar». Polonia también está en su top-5 («A Polonia me gusta volver siempre) y Estambul es, revela, su «ciudad favorita del mundo».

Eslovenia, el último país de su lista, también le ha fascinado. «Hice el Interrail con 18 años y Eslovenia era un país que quería meter en ese viaje, pero al final fuimos a Florencia, porque lo prefería mi amigo Celso. Y me quedó la espinita...». Rubén, que tenía destacado «el objetivo Liubliana», se quitó esta espina de años el pasado mes de mayo. Alcanzó el destino «en coche, parando mucho», como es natural si viajas con un bebé de un año...

Pasearse por su blog y por su Instagram es seguirle con facilidad los pasos, y sentir enseguida el gusanillo, las ganas de volar, de irse lejos.

Este peregrino mundial tampoco deja de visitar los tesoros más próximos, entre ellos la Fervenza do Toxa o las ruinas de Santa Mariña de Dozo, uno de los lugares favoritos del gran Domingo Villar. Galicia está en el corazón del vasto mundo de Rubén, que lleva más de 30 años persiguiendo la magia.

Machu Picchu está en el número uno de su top. De Perú es su pareja, y este tesoro inca tiene un significado especial para los dos.
Machu Picchu está en el número uno de su top. De Perú es su pareja, y este tesoro inca tiene un significado especial para los dos. Caminante del Planeta

Con Buda en Tailandia, en Ayutthaya, una ciudad al norte 
de Bangkok.
Con Buda en Tailandia, en Ayutthaya, una ciudad al norte de Bangkok.

Rubén en el 
Salar de Uyuni, un océano de 11.000  km cuadrados de  sal brillante en medio de los Andes.
Rubén en el Salar de Uyuni, un océano de 11.000 km cuadrados de sal brillante en medio de los Andes.