Si no cogiste reserva en verano en estos restaurantes gallegos, es el momento

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MARCOS MÍGUEZ

Ahora sí tendrás mesa. Este mes podrás sentarte al fin en esos locales que estaban abarrotados en vacaciones

11 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay locales a los que uno siempre quiere ir, pero en los que conseguir mesa en agosto es más difícil que predecir el tiempo en Galicia. Por eso, nada mejor que empezar la vuelta al trabajo aprovechando las ventajas del fin del verano. ¡Que sí, incrédulo, que las hay! La primera, decir adiós a las aglomeraciones y dar la bienvenida a disfrutar sin agobios de una de las actividades que más gusta a los gallegos, la de comer. Para que abras boca te proponemos un recorrido en el que viajarás sin moverte, de la mano de los restaurantes más demandados. Te harán olvidar la depresión posvacacional a bocados. ¿Te vienes?

MARCOS MÍGUEZ

ÓPERA EN A CORUÑA

Entre los que hacen las delicias de los turistas que buscan una propuesta diferente en A Coruña está Barítono GastroCurruncho, en la rúa Ángel, 9, muy cerca de la plaza de María Pita. Por su nombre, es fácil adivinar que en su cocina no falta la influencia del mundo de la ópera. «Está presente también en los postres», avanza Guillermo Mesa, uno de los responsables de un local que abrió hace cuatro años. Desde entonces se ha convertido también en el favorito de muchos coruñeses, atraídos por una cocina que ofrece tapas elaboradas bajo tendencias internacionales. «Hacemos platos tradicionales, pero con un toque actual», explica Mesa.

En su carta hay espacio para pizzas italianas, langostinos kataify o migas. «Cualquier propuesta que haga disfrutar tiene cabida», indican desde un restaurante en el que el buen rollo es el comensal que nunca falla. Entre los platos que más triunfan, y «sorprenden», según confiesan sus creadores, está el menú más conocido del Reino Unido. «El fish and chips. La gente tiene una idea preconcebida de ese plato. Lo hacemos de una forma que visualmente llama la atención y el sabor es muy rico. Rebozamos el pescado con mucho cuidado en ingredientes orgánicos. La patata no es la típica, sino que la hacemos en cristal», apuntan. La idea es muy bien acogida, no solo entre los gallegos, sino entre los británicos que llegan de visita. «Nos dicen que es el mejor que han probado», dice el responsable. Más allá de ese clásico, los responsables de Barítono recogen influencias allá dónde van: «La carta va rotando sobre sí misma, y siempre incluimos productos de temporada. Lo importante es que esté rico y que produzca un impacto visual». Porque su comida no solo está buena, sino que es la reina preferida de los instagramers. Su truco, las ganas de innovar. «Mi zona de confort es muy amplia, entonces me siento cómodo con todo lo que sepa bien», explica Mesa, que reconoce que aunque no tenga cocina favorita, le apasiona la repostería: «Me da lugar a recrearme». La prueba, unos postres inimitables. «Hacemos semifríos, son una evolución. El año pasado tuvimos Melocotón Melba, que llevaba dentro una mousse de frambuesa, y este año fue una mousse de chocolate con una vaina (envoltura) de cacao, helado y salsa de chocolate. Chocolate a morir», indica. Pero tranquilos, que para los pocos a los que no les guste ese dulce, también hay: «Apostamos por los sorbetes, y ahora tenemos uno de albariño y pera». Para descubrir el resto de sorpresas, la solución es llamar y reservar mesa.

MIGUEL VILLAR

AL RIBEIRO EN OURENSE

Con una terraza con refrescantes vistas al río Avia, conseguir mesa en el restaurante A Garrafeira, de Leiro, fue tarea harto complicada durante los meses centrales del verano. Pero Leiro es un pueblo pequeño y la marcha de los veraneantes se nota enseguida, por lo que septiembre ya es un buen mes para visitar este local que ha conquistado a los amantes de la gastronomía y de los vinos del Ribeiro. La concesión de un Solete por la Guía Repsol este año ha sido un reclamo importante, reconoce Isabel Pires, propietaria de A Garrafeira. El mes de agosto fue sensacional. Demasiado. «Podíamos llegar a rechazar 30 mesas por falta de sitio y porque la cocina no era capaz de preparar tantos platos. Fue increíble. Llamaban y teníamos que decir ‘lo siento, está completo’», explica Isabel. Pero el invierno es otra cosa. «Podía estar más repartido», pide la restauradora. Y es que del agobio del verano se ha pasado a la tranquilidad de septiembre y del resto del otoño. En todo caso, ahora es un buen momento para seguir disfrutando de la carta estival de A Garrafeira, pues hasta octubre la mantienen. La oreja de cerdo crujiente es uno de los platos que se pueden pedir todo el año, y ahora, este mes, todavía se pueden degustar las croquetas de buey de mar o unos mejillones al ribeiro con cilantro y lima. Por no hablar de los postres: el brioche quemado ha sido una de las sensaciones, según los comentarios de los clientes. A Garrafeira ha estado de moda este verano, pero es un establecimiento en el que todo se ha cuidado con detalle para seguir agradando durante mucho tiempo.

Abrió en diciembre del 2020, con la idea de proporcionar una gastronomía elaborada a los vinos del Ribeiro. Tienen una gran selección de caldos de esta denominación de origen, y cada semana rotan la pizarra de vinos para que los comensales puedan conocer los distintos productos. La terraza está ambientada para poder disfrutar de ella aunque llueva, pues dispone de una zona cubierta y de una pérgola que protege de las inclemencias. Es lo más demandado del local, admite Isabel Pires, aunque todo el restaurante está decorado con gusto y cuidados detalles para que el comensal goce con un servicio profesional en un entorno muy agradable. Tanto en verano como en otoño.

XOAN A. SOLER

PULPO EN SANTIAGO

Cuando en abril de este mismo año Rosa Millán Gómez se ponía al frente de la pulpería Praza de Abastos, en un local de la praza de San Fiz, no esperaba que en menos de seis meses consiguiera atraer a compostelanos y a turistas. Esta pulpería es el segundo negocio familiar. El primero nació en la nave 5 de la Praza de Abastos, y su éxito hizo que se plantearan abrir un segundo local para aliviar el agobio del primero, con el objetivo de atraer al cliente local. Junto a Rosa y Antonio está Carlos Nouche Millán, que es el encargado de «vender» mesa a mesa las viandas que cocina su madre. «Durante los meses de verano funcionó muy bien el boca a boca, y es una satisfacción ver que vuelven clientes, sobre todo de la ciudad», explica Carlos. Entre las dos pulperías se despacha una media diaria de entre 16 y 20 pulpos, «de la Costa da Morte, en concreto de Lira», que se ofrecen al estilo tradicional, «á feira con o sin cachelos y a la plancha con aros de cebolla y patata panadera».

Los platos más demandados, además del pulpo, son la picaña de ternera, que se acompaña de patatas panaderas y pimientos de piquillo; y la empanada de maíz de xoubas. A la hora de escoger el postre, también se apuntan a la tarta de Santiago, que Rosa hornea en conchas de vieira. Otra de sus peculiaridades es, además, que solo usan productos del mercado, que está presente en su decoración. En sus paredes cuelgan fotos antiguas de la plaza de Abastos, y sus mesas alargadas simulan a las viejas pulperías de feria. Como guiño a ellas, se sirve como cortesía café de pota con gotas de aguardiente en las clásicas tazas de vino. Con sus dos locales y pasado el agobio veraniego, tendrás mesa seguro.

Martina Miser

LA TRADICIÓN MANDA EN A ILLA

Conseguir un lugar en A Meca en pleno mes de agosto requiere armarse de paciencia. Y no es por escasez de espacio. En su actual ubicación, el restaurante isleño cuenta con cerca de 40 mesas. Pero ni aun así es suficiente para atender la desbordante demanda. ¿Cuál es su secreto? Pues seguramente no tener secretos. Lo que se ve es lo que hay. Y lo que hay es lo que se ve.

A Meca nació hace 21 años muy cerca de donde ahora se encuentra. Era una pequeña casa de comidas de profundo sabor marinero en la que Carmen Outeda despachaba los pescados y mariscos que se descargaban apenas a unos metros de su cocina. No había más saber que el que impone la tradición. Que es mucho. Ni más haber que el de la calidad de un producto difícilmente superable. Que ya es lo más.

Allí se asentó y creció la fama de sus inmejorables guisos de pescado, de sus mariscos y de sus arroces. Llegó un momento en que el local se quedaba pequeño, y hace siete años dio el salto al actual restaurante, ya con Ángeles Martínez como segunda piedra angular. Más espacio, más comodidad, mejores servicios, mayores posibilidades, pero la misma esencia: excelencia en el producto y respeto a la tradición.

La carta es una oda a la gastronomía popular gallega. Con un festival de peixes (rodaballo, sanmartiño, coruxo, lubina, lenguado, sargo, sardina, xouba...) llegados cada día de la lonja de O Grove. Con los mariscos de la ría, según temporada. Y, por supuesto, con la presencia inexcusable del pulpo (estilo Illa, á feira o a la plancha), almejas, mejillones, navajas y volandeiras. La propuesta culmina con los dos platos estrella de este verano: el guiso de pescado y los arroces de marisco o de bogavante. «Aquí o inverno é un luxo», confiesa Carmen Outeda. «O produto é o mesmo pero a xente sae moi ben atendida». Tomen nota. A Meca abre todo el año y no cierra ningún día entre semana. Aun así, conviene reservar. Y si toca armarse de paciencia, la recompensa lo suple con creces.