Así se debe aprovechar el espacio según las expertas en la materia. Tres interioristas recomiendan cómo organizar el mobiliario, evitar el ruido visual y planificar las estancias de una vivienda pequeña
06 sep 2022 . Actualizado a las 08:18 h.Un dormitorio, un baño y una cocina que se abren a un salón-comedor. Todo ello, en un espacio aproximado de 30 metros cuadrados. O alguno más. La cuestión es que vivir en un minipiso es posible, y para algunos inevitable. Aprovechar el espacio es en estos casos casi un arte. Que si camas que se elevan, cajas que se esconden o tabiques que se mueven. Las posibilidades en una vivienda de quince zancadas son más de las que parecen y no solo resultan útiles en los hogares limitados de espacio. Son aplicables (y casi, recomendables) a cualquiera que sea su amplitud.
Según el portal en línea de venta y alquiler de inmuebles Idealista, «los pisos van ganando tamaño con el paso de los años». En el conjunto de España, por ejemplo, están cerca de los 97 metros cuadrados. En Galicia, la superficie media en el 2020 fue de 101. Y a medida que el espacio disponible de los hogares aumenta, el número de personas residentes, desciende. Según el Instituto Nacional de Estadística, cada casa cuenta con 2,50 habitantes de media.
Sin ánimo de romantizar un minipiso, ni las condiciones precarias (o no) que puedan llevar a habitarlo, así son las pautas de organización y diseño que dan las expertas en la materia para aquellos que, inevitablemente, son sus residentes.
Entonces, ¿quiénes se pueden aprovechar de los minipisos? El uso más habitual parece ser el de segunda residencia. «En Madrid o Barcelona es muy frecuente tener que amueblar casas de este tamaño. Aquí, si bien es cierto que es menos común, también te puedes encontrar con un piso de mayor envergadura destinado para más personas. Lo que al final acaba siendo lo mismo», plantea Sandra Sanjurjo, diseñadora de interiores en Pombo Decoración. Belén Sueiro es, además de diseñadora de interiores en su estudio homónimo, promotora de viviendas. En su porfolio, cuenta con la construcción de minipisos. «Tenían de todo. Una habitación, un baño y una cocina integrada con el salón. Todo independiente», explica.
¿Se vendieron? Casi volaron. «Es cierto que cada vez el metro cuadrado se hace más difícil. También son viviendas que resultan útiles para gente joven que está empezando a comprar, o personas que por circunstancias de la vida como una separación, o el trabajo, barajan este tipo de tamaño», precisa. A mayores, también triunfan en el sector turístico.
Como en toda casa de vecino, primero está la teoría y luego, la práctica. «De nada sirve que algo sea bonito, si no es funcional y no cumple con las necesidades del cliente», comienza diciendo Silvia Santiago, propietaria de una tienda homónima en Vigo. Para ello, lo primero es el servicio de almacenaje, descrito como «fundamental». Sobre todo, «porque tendemos a acumular muchísimas cosas», detalla la profesional. La magia de sacar sitio de lo imposible para un minipiso comienza por el mobiliario multifuncional. Una característica repetida por las tres expertas. El ejemplo más simple es un sofá cama. Aunque las posibilidades son infinitas. «Nosotros trabajamos con piezas que se escamotean. Desde una estantería que sale si pulsas una puerta, hasta una mesa de escritorio para dos personas que podemos desplegar de un cajón, o un tabique que se mueve», explica Sanjurjo.
«El baño nunca puede estar en el dormitorio principal»
En su mayoría, muebles que no se ven, pero están. O por el contrario, que de verse, cumplen con varias tareas. «Recientemente, diseñamos una estantería de televisión que se giraba para orientarla a dos ambientes, y en suma, hacía de separador», explica la experta. Otra de las bases en su organización es una correcta distribución. «Si el piso tiene estancias independientes, el baño nunca puede estar en el dormitorio principal. Tiene que tener un acceso desde las zonas comunes», detalla Sueiro.
A la hora de distribuir un piso pequeño, la zona de día (o lo que es lo mismo el salón, la cocina y el comedor) se lleva la parte grande del pastel. Después, «viene el dormitorio mientras que los sitios para almacenaje son transversales a todos los espacios», detalla Belén Sueiro.
Menos estrés visual
Precisamente, es tan importante contar con zonas destinadas al acumulamiento, como con trucos para ocultarlas. «Uno de los grandes problemas que tenemos los interioristas es el estrés visual. Lo ideal es que cada cosa tenga su sitio para que el cliente esté lo más relajado posible en su casa», precisa la experta.
En este sentido, no solo de cajas vive la organización. Un recurso habitual es jugar con las alturas: «Si por ejemplo la persona tiene una estancia de 2,70 metros de alto, se puede colocar una tarima de 30 centímetros, y encima de ello, el salón», detalla la interiorista. Lo mismo sucede con los armarios ocultos, «cuyas puertas parecen un panelado», indica. De hecho, si algo recomienda evitar en un minipiso son los arcos de paso. «Con la puerta de entrada, ya tenemos suficiente, que el resto no se noten», añade Belén Sueiro.
La luz natural también ha de tener presencia. Para Sandra Sanjurjo, lo esencial es buscar el concepto abierto: «La iluminación tiene que fluir de un sitio a otro y debemos intentar que no haya demasiados obstáculos», explica la profesional. Aquí, el quid de la cuestión reside en engañar al ojo. Que lo pequeño parezca amplio. En esta tarea, los espejos tienen su parte de protagonismo: «Siempre dan un efecto de que el espacio es mayor», apunta Silvia Santiago.
Siguiendo la estrategia de evitar el ruido visual, los muebles tienen que ser ligeros. Sin demasiada ornamentación. «Cuando tienes un piso pequeño no se puede sobresaturar el espacio, ni siquiera con cuadros. Las piezas de decoración tienen que ser ligeras, con muebles de madera lacada o de cristal», propone la experta de Vigo.
Una creencia popular es que los colores ayudan, motivo de discordia entre estas tres expertas. Sanjurjo y Santiago apuestan por una gama cromática suave y clara, mientras que Belén Sueiro no encuentra problema en que el minipiso tenga un toque de color. «Lo importante es que no sean agresivos. Es una cuestión que dependerá del lugar en el que vivas. Si resides en el norte, todo tendrá que ser más cálido. Al contrario si estás en la zona del Mediterráneo», recuerda.
Si bien los 30 metros cuadrados implican limitaciones, tiene que haber algún objeto que destaque sobre los demás. «Algo debe denotar personalidad», detalla Sanjurjo. Las lámparas no deben restar altura a las estancias, por lo que siempre es recomendable recurrir a «focos, plafones o tiras led escondidas detrás de los muebles o en los falsos techos», explica Santiago, a lo que añade: «Tampoco se aconseja utilizar estampados recargados. Y si alguien elige rayas, es mejor disponerlas en sentido horizontal porque así conseguiremos que el espacio parezca más grande de lo que es», añade la experta.
Despacho incorporado
El teletrabajo es una opción que ha llegado a muchas empresas para quedarse. Así que son muchos los clientes que o bien exigen un despacho en casa, o bien piden que una habitación se convierta en una oficina. Y sí, en un minipiso es posible. «Por muy pequeña que sea la vivienda, el espacio de trabajo debe estar en un lugar desde el cual no veas la cama. Si no tienes un tabique, lo ideal será poner una celosía que separe el dormitorio», precisa Sueiro.
De igual forma, existen mesas de centro que se pueden transformar en una de comedor o que se mantienen pegadas a la pared hasta que son necesarias. Es más, ni las sillas se dejan al azar: «Podemos utilizar las apilables, lacándolas para mantener la unidad cromática», propone Santiago.
Más allá de separar la vivienda por estancias, Sandra Sanjurjo reconoce que cada vez son más los clientes que apuestan por el concepto abierto: «Hemos pasado mucho tiempo en casa y la gente se ha dado cuenta de que si la disfrutas en familia, sin obstáculos, es mejor. Tal y como dividas tu casa puede hacer que tu vida cambie», considera la experta.
Su experiencia le dice que en la actualidad, y más que nunca, se busca el contacto visual en el hogar. Eso sí, tiene claro que la teoría del libro es difícil de aplicar a la realidad. Así que en esta materia bien podría decirse cada maestrillo, tiene su librillo.