La familia numerosa que crece alrededor del mundo: «Mi hija de 5 años ha vivido en cinco países»

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Si hasta los 21 años Carmen no viajó mucho, a partir de esa edad lo dio todo. Ella y David, junto a sus tres hijas, se han convertido en una familia viajera que cambia de destino con el inicio del curso escolar

05 sep 2022 . Actualizado a las 18:31 h.

Tienen un máster internacional en hacer y deshacer maletas. Pero hacerlo con tres niñas (5 y 3 años, y un bebé de tres meses) les otorga una matrícula de honor en gestión de vida. Carmen y David llevan desde noviembre del año pasado viviendo en Vietnam. Allí nació Asia, la pequeña que ha llegado para completar una familia que ha ido creciendo alrededor del mundo.

Todo comenzó hace 14 años. Con 21, a Carmen le dieron una beca para acabar la universidad en California, que supuso, además de una gran experiencia personal, un clic en su filosofía de vida. «Se abrió mi mundo. Antes de eso yo, prácticamente, no había salido de España, el típico viaje de colegio a París, y poco más. Tampoco había tenido mucho deseo de viajar fuera, aunque es algo que me había interesado desde pequeña, no estaba en mi realidad ni en mi entorno. Esa fue la primera vez que me fui, y la experiencia me transformó por completo», cuenta Carmen. En la costa oeste de Estados Unidos compartió habitación con unas chicas asiáticas, su primer contacto con una «cultura que los ha cautivado», solo hay que ver el nombre de su tercera hija.

Regresó de California en el 2007, y estuvo trabajando en España, aunque en un momento de máxima crisis, sus condiciones no eran las mejores, y optó por irse a vivir a Londres. «Venía del año en California, donde no me estaba permitido trabajar y, además, tenía todos los gastos cubiertos, una situación que contrastaba con lo que tenía en España, que a pesar de tener varios trabajos, no me podía ni independizar». En Londres no era así. Incluso trabajando en un café, tenía todo lo que necesitaba. También tiempo libre. Pero lejos de conformarse, empezó a buscar trabajo de lo suyo —Publicidad y Relaciones Públicas—, y a partir de ahí su carrera fue creciendo de forma exponencial. «Antes de hacer el cambio profesional y dedicarme a la educación y acompañamiento perinatal —es la fundadora de la plataforma Parto en Positivo— era directora asociada de una agencia de medios con un equipo grande a mi cargo». Son años de estabilidad profesional y personal. En Londres empezó a salir con David, al que conocía de toda la vida, porque es del mismo pueblo que ella, y durante tres años mantuvieron una relación a distancia hasta que él terminó la carrera en España. Cuando en el 2017 nace Ona, su hija mayor, sus prioridades cambian por completo. «Yo estaba completamente enfocada en mi carrera profesional, hacía muchas horas, muchos viajes, y la vida me dio la vuelta como un calcetín. Empiezo a replantearme todo», señala. Aprovechando que en el Reino Unido la baja de maternidad son nueve meses y que su marido, después del permiso y vacaciones, redujo la jornada laboral, se lo montaron para poder viajar. Con un bebé de seis meses se fueron a recorrer Asia, también algo de Europa, pero se quedaron prendados de China. Tanto que al volver a Londres comenzaron a estudiar mandarín y a valorar la opción de irse a vivir allí. Aunque volvieron a la rutina, la semilla de querer vivir fuera ya estaba plantada. Y los planetas empezaron a alinearse: al deseo de viajar se sumaba que para la economía familiar les beneficiaba si ella decidía dar el salto a emprender. «Cuando estás abierto a que pasen las cosas, surgen las oportunidades», apunta Carmen, que añade: «Mi marido es profesor en colegios internacionales, y aunque es una profesión devaluada en Europa, en Asia se valora muchísimo. Gracias a su trabajo conseguimos visados».

PRIMERA AVENTURA

En febrero del 2019 nació Arlet, y en junio se fueron a vivir a Nanjing, una ciudad relativamente cerca de Shanghái, con la idea de estar una temporada y seguir viajando por Asia. Pronto la aventura se vio empañada por el coronavirus. En diciembre de ese año apareció el covid, y «nosotros estábamos en la boca del lobo». «Había, y no sé si sigue, la política de que si un niño daba positivo lo separaban de sus padres, le pasó a una familia que conocíamos, y la embajada de su país les dijo que no se podía hacer nada, que era así. Fue un choque de realidad, nos gustan estos países, pero a la vez hay una serie de derechos que se ven muy vulnerados, no tienes voz, así que decidimos marcharnos de viaje mientras no mejorara la situación, pensando que enseguida volveríamos a la normalidad».

Se fueron a Tailandia, y cuando se les agotó el visado, cruzaron a Vietnam, y de nuevo a Tailandia. Al final, el covid se puso más serio de lo que parecía y empezaron a cerrar fronteras. Se quedaron en tierra de nadie y regresaron a España junto a su familia. Cuando China recuperó la «normalidad», abrió el cole y su marido tuvo que regresar. Ellas tenían que volar una semana después, pero de nuevo prohibieron la entrada de personas, y estuvieron separados durante cuatro meses. «Él no podía salir y nosotras no podíamos volver», señala. Aunque el confinamiento lo pasaron en España, en cuanto pudieron volaron a Londres, donde se reunieron con David. «La idea era esperar a que nos arreglaran el visado, y regresar a China, pero resultó ser imposible, y decidimos irnos a Vietnam, donde estamos ahora, y donde nació Asia», cuenta Carmen.

La vida, dice, no dista mucho de la de un país europeo. «Cuando tienes niños, y pequeños, las rutinas son las que son. Esta vida no es tan guay como parece. Nuestro día a día es muy normal. Colegios, baños, comidas, cenas... ». Asegura que, de momento, las niñas se adaptan perfectamente y que tienen una gran facilidad para los idiomas. «Tienen un poco de crisis de identidad cuando les preguntas de dónde son. De hecho, mi hija mayor está preocupada porque la pequeña no había nacido en Londres, sino en Vietnam. Hablan castellano e inglés perfectamente, e incluso catalán, aunque hayan tenido poco contacto. Ona llegó a hablar mandarín, y el vietnamita no lo hablan, pero entienden bastantes palabras, a veces juegan y hacen los sonidos superbién. Soy consciente de que es el mejor regalo que les podemos hacer, ojalá hubiera tenido yo esta oportunidad. Mi hija mayor tiene 5 años y ha vivido en España, Londres, China, Vietnam y Tailandia».

Por ahora no han tenido ningún problema de adaptación, pero conforme crezcan están seguros de que se los encontrarán, «y en ese momento valoraremos el estilo de vida». De «esta vida», asegura, lo mejor son las experiencias en familia y las oportunidades que tienen para conocer el sudeste asiático. «Estamos más unidos que cuando estábamos en España, es verdad que la ayuda es maravillosa, pero quizás delegábamos demasiado. Todo tiene sus pros y contras, y echamos mucho de menos a la familia. Y no es que estemos todo el día de vacaciones, pero como sabemos que el tiempo aquí es limitado, aprovechamos para conocer muchos sitios».

A corto plazo no se plantean regresar a España, aunque sí venir mínimo dos veces al año. En noviembre, coincidiendo con el parón de vacaciones, pasarán aquí dos meses. Luego regresarán para apurar la experiencia vietnamita, ya que en junio se mudarán a Bali, donde pretenden quedarse unos cinco o seis años, «todos los años de Primaria de la mayor». «La intención es irnos con el visado de trabajo de mi marido, pero si no sale, hay uno para «digital nomads», y con mi empresa que tiene sede en el Reino Unido, sacaríamos uno para todos. Yo trabajo «online», aunque me voy buscando proyectos donde nos vamos acomodando». Está claro que tienen facilidad para acomodarse en cualquier lugar.