Los niños no vienen de París... pero sí quieren ir

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¿Ir a Disney y no combinarlo con París? El viaje al parque temático con los críos es frecuente, pero a veces se obvia la capital francesa. Y es una pena. Porque la urbe de la Torre Eiffel es empática con ellos

11 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Puede que a Lola y a Carme, que este año cumplirán 10 y 7 años respectivamente, les quedase mucho para nacer cuando Humphrey Bogart soltó aquel «siempre nos quedará París» que se convirtió luego en historia del cine. Pero quizás suscribirían eso de que París tiene mucho de lugar fetiche. Ellas conocieron la ciudad este verano tras el empacho de magia que supone Disney a ojos de un niño —y hasta de un adulto—. No les faltaban motivos para llegar a la capital francesa empalagadas de estímulos y con sobredosis de adrenalina. Ciertamente, hizo falta una noche de serenidad para aplacar los ánimos. Pero, al día siguiente, la torre Eiffel mandó parar. Al pie de la estructura de hierro cambió el rumbo de las cosas. Y la familia descubrió que puede que ya a nadie le cuele ese cuento de que los niños vienen de París que a tantas generaciones le narraron... pero lo que sí quieren los niños es ir a París, contra eso que algunas veces ocurre de que se viaja con los críos a Disney, pero se obvia la capital francesa.

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¿Cómo gestionar París con críos? Hay una recomendación que facilita bastante las cosas: el autobús turístico. A los niños suele entusiasmarles verlo todo desde el autocar descapotable. Y, si se hace el recorrido al completo, se ubican todos los monumentos. Dependiendo de la edad, puede que se enganchen a la explicación guiada y alucinen cuando oigan hablar de la guillotina. Les apetecerá subirse al Arco del Triunfo, aprenderán sobre la catedral y hasta se enterarán de que tienen que comer un cruasán.

París es empática con los niños. Al menos, con los más pequeños. En una visita al Louvre, si se lleva carrito de bebé o silla de paseo no se guardan colas. Igualmente, las entradas para este museo y para otros epicentros culturales son gratuitas para críos de todas las edades. ¿Qué hacer dentro del museo? Buscar la Gioconda es lo primero. Puede que a veces eso implique algún disgusto, como el que se llevó Carme: «Mamá, la Mona Lisa a mí no me mira. Mira a todos y a mí no», repetía ella. Las momias egipcias o las enormes esculturas griegas y romanas también les dejan de piedra. Combinar el Louvre con un pícnic en el jardín de las Tullerías puede ser una buena opción —comer al aire libre, además de barato, es ágil con los críos—. Allí hay cientos de palomas revoloteando y artistas que le ponen música.

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Subir a la torre Eiffel tampoco falla con críos. Y si se les deja bajar por la escalera la alegría es inmensa. Muy cerca puede además cogerse un crucero por el Sena —se abarata el coste si se combina con el bus turístico— que a los pequeños se les hace ameno porque en una hora el barco está de vuelta. A más días, más opciones. Ir a Montmartre también es obligatorio. O no. A su ritmo. A veces un simple viaje en metro es el mejor recuerdo.