La noche que unió para siempre a Berta Ojea y María Casares

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XOAN A. SOLER

«Cuando ella apareció me echó para atrás de la fuerza que tenía», cuenta la actriz

30 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Sucedió en París en 1989. La gallega Berta Ojea acudía a un curso de canto en la Ópera parisina. Todos la conocemos ahora por su faceta de actriz y recordamos su mítico papel de Ofelia en la adaptación cinematográfica de Mortadelo y Filemón, pero Berta se formó como cantante lírica. En el teatro Hébertot, en el barrio de Batignolles, representaban La vida que te di, la tragedia de Luigi Pirandello, protagonizada por la gran María Casares, de la que este año se conmemora su centenario. «Compré la entrada y la fui a ver con devoción. Siempre había oído en casa la historia de esta mujer exiliada que triunfaba en París. Para mí era como ir a ver a la Virgen de Lourdes», explica. Estaba sentada en la butaca con el cuerpo echado para delante deseando descubrir a ese mito de los escenarios que era María Casares. Pasaron 33 años desde aquella noche, pero Berta lo recuerda como si hubiese sido ayer.

EL COMIENZO DE UNA AMISTAD

«Cuando ella apareció me echó para atrás de la fuerza que tenía. Es la primera vez que fui consciente de que era un talento de los que no se dan pero que existen», rememora. Era el comienzo de una noche inolvidable y de una historia de amistad que merece ser contada.

No lo dudó. Al terminar la función pidió permiso para ir al camerino a saludarla. Se lo concedieron. Esperó unos minutos hasta que la puerta se abrió. «Me encontré una mujer bajita, menuda, nada que ver con lo grande que parecía sobre el escenario. Estaba desmaquillándose y fumando un cigarro.

RECUERDOS DE A CORUÑA

De entrada no me hizo mucho caso y tampoco me miró. Le hablé en español y le comenté que era de A Coruña», recuerda Berta. En aquel instante todo cambió. «Se giró y me preguntó con un sutil acento gallego: ‘¿Y tú que haces aquí?’». Se quedaron hablando hasta que les dijeron que el teatro cerraba. «Si quieres que nos volvamos a ver, tienes mi teléfono en la guía», le dijo en la despedida la gran diva del teatro francés.

Los encuentros se sucedieron. María Casares fue la primera persona que le dijo: «Hablas mucho de teatro y nunca de canto. A ver si vas a ser actriz en vez de cantante», predijo la musa. Tomaban café en su casa del Boulevard du Montparnasse, y comían en pequeños restaurantes. «Ella no quería saber cómo era ahora la ciudad en la que nació. Hablábamos de A Coruña, pero de su olor a mar y de sus recuerdos. Siempre había una mirada melancólica, una nube que se ponía en sus ojos... Comentaba que cuando los parisinos se quejaban del viento y del frío, ella se sentía alegre como en Galicia», destaca Berta, que ahora se vuelve a encontrar con María Casares gracias a una exposición comisariada por su sobrina Carlota Ojea.

Es curioso, la muestra es sobre un recital que hizo María Casares con Pedro Soler en Collioure en homenaje a Antonio Machado en 1989, el mismo año que conoció a Berta. «Rescatamos una parte del archivo sonoro de los ensayos que se pueden escuchar visitando la expo. Es la primera vez que se expone públicamente este material», destaca Carlota. Estará abierta al público hasta el 28 de agosto en el Gaiás con la colaboración de la Xunta de Galicia. También está en marcha un ciclo de conferencias en el Museo de Belas Artes de A Coruña dirigido por Berta, que no se olvida de aquella noche en París, la que la unió para siempre a María Casares.