Para ello, Becoña subraya que hay varios procedimientos: «Para la depresión hay métodos más eficaces que la farmacoterapia: operantes, como el programa de Supernanny que reforzaba con estímulos negativos o positivos, técnicas de relajación, de exposición y de tipo cognitivo basado en Beck, que dice que existe una clara relación entre los pensamientos, la actuación y las emociones».
Por todo ello, los profesionales sostienen que «resulta clave saber dominar un automatismo para que cuando ese pensamiento viene a la cabeza, rápidamente, se nos vaya la mente a otra cosa y, además, adecuar nuestro comportamiento obviando que eso está ahí».
«Es cierto que una de las críticas que reciben este tipo de terapias es que el enfoque es muy simple, se deja en segundo plano lo vivencial y se pierde el enfoque emocional. Un modelo humanista se centra más en la experiencia. Pero hay que reconocer que los estudios están ahí y la terapia cognitivo-conductual es muy eficaz en la mayoría de los trastornos, porque, en definitiva, lo que tratamos son trastornos, más o menos graves, pero trastornos», argumenta Martínez Lamosa.
Parte del éxito de la terapia, según los profesionales, radica en que el trabajo no se ciñe a lo que se hace en la consulta. Son numerosos los ejercicios de relajación, reflexión o actuación que se le encargan al paciente para hacer durante el tiempo que pasa entre citas.
«Se da peso al contexto en el que el individuo se desenvuelve y comporta —razona Becoña— .Y una vez que conocemos cómo es la persona, se desarrollan una serie de técnicas de planteamiento. También depende mucho de las expectativas de cada uno y de si su vida está enfocada a planteamientos más o menos realistas. Según eso, cuesta más o menos cambiar la forma de pensar y actuar». De lo que no tienen duda los expertos consultados es de que, «incluso aquellos que llegan sin creencia en la psicología, acaban mejorando. Solo que hay que, quizá, probar diferentes métodos para que acaben entendiéndolo».
Ni son aspectos que se aprendan en un día ni infalibles, pero el porcentaje de éxito es muy elevado. Así que ya sabes, igual que Rafa Nadal adapta su juego a la dolencia que tiene en cada momento, haz tú lo mismo en tu día a día cuando algún problema se cruza en tu camino. Busquemos soluciones, no seamos víctimas de nuestro infortunio, porque perderemos el partido.